EL CREDO ESTÉTICO-LITERARIO DE ARGENIS RODRÍGUEZ

EL CREDO ESTÉTICO-LITERARIO DE ARGENIS RODRÍGUEZ

UNA ENTREVISTA

UNA ENTREVISTA
1998

DE LA GUERRILLA AL BOTIQUÍN

DE LA GUERRILLA AL BOTIQUÍN
MANUEL BERMUDEZ

CARTA DE A R

CARTA DE A R
1996

DEDICATORIA

DEDICATORIA
MANUSCRITO DE PARA CONOCER A FRANCISCO LAZO MARTÍ

NOTA DE AR SOBRE LA ENTREVISTA PARA UN ESBOZO BIOGRÁFICO

NOTA DE AR SOBRE LA ENTREVISTA PARA UN ESBOZO BIOGRÁFICO
1998

DEDICATORIA EN LA CAIDA DE UN PRESIDENTE

DEDICATORIA EN LA CAIDA DE UN PRESIDENTE
1996

PORTADAS HECHAS POR A.R PARA SU LIBRO PALABRAS DE MUJER

PORTADAS HECHAS POR A.R PARA SU LIBRO PALABRAS DE MUJER

MEMORIAS ESPIRITUALES

MEMORIAS ESPIRITUALES

LA SOLEDAD DEL GUERRILLERO

LA SOLEDAD DEL GUERRILLERO

ARGENIS RODRIGUEZ Y EDGARDO MALASPINA

domingo, 29 de abril de 2018

ARGENIS RODRÍGUEZ. ESBOZO BIOGRÁFICO





ARGENIS RODRÍGUEZ

(1935-2000)


ESBOZO BIOGRÁFICO




















Edgardo Malaspina
2008
ÍNDICE

Palabras del autor
Un plan de vida.
Una entrevista.
Credo literario: Los Caminos Nocturnos.
Confieso que he leído.
Fundamentos filosóficos
Los diarios:
Diario de Barcelona
El Complejo de Argenis
Diario de 1997-1998
Diario de despedida
Diario del escritor que se derrumba
Diario de un desdichado
Diario de autodefensa
El poeta
Algunas de sus obras. Comentarios.
La fiesta del embajador (1968)
Gritando su agonía.(1970)
Escrito con odio (1977)
La ciudad desnuda (1978)
El angel del pozo sin fondo.(1984)
Cruz de silencio (1990)
Febrero (1990)
La trágica verdad del escritor (1991)
El hombre y si imagen (1993)
La caída de un presidente (1994)
El asesinato del presidente(1995)
La vida no vale nada
Memorias Espirituales
Reflexiones y sentencias de Argenis Rodríguez
Bibliografía
Datos del autor









PALABRAS DEL AUTOR

     En los  cuatro años que antecedieron a su muerte conversé bastante con Argenis Rodríguez. Preparaba un trabajo sobre su vida y obra; y a pesar de que siempre terminaba hablando sobre el suicidio, su muerte me sorprendió y entristeció grandemente. Se marchó el mejor escritor guariqueño de todos los tiempos y uno de los más grandes del país. No hay duda. Una semana  antes de su muerte  un grupo de amigos lo habíamos postulado ante el CONAC  para el Premio Nacional de Literatura. Argumentábamos que su estilo era singular y novedoso en el oficio escritural. Esa forma realista y cruda de decir las cosas tenía una impronta  peculiar que podía ser identificada sin su firma, algo importante para un literato que se respete.
    Exponíamos también que su obra abarcaba la novela, el cuento y en ensayo en más de cuarenta libros.


    En una velada le dije que él podría ser como Voltaire, quien solía hablar del  suicidio y cuando le preguntaban por que no se mataba de una vez, respondía, con la ironía de los ateos, que sólo Dios tenía derecho a disponer de su vida. Argenis contestó que los locos y los suicidas le llamaban poderosamente la atención.

      Oí hablar por primera vez sobre Argenis por sus memorias escandalosas. Lo recuerdo en un artículo traducido del Le Monde donde se le citaba como uno de los mejores escritores latinoamericanos. Luego supe por un suplemento literario que su obra sería incluida en un diccionario Sopena. Mas tarde leí Escrito Con Odio. Este libro, junto a Entre las Breñas, marcó hito importante en nuestra historia , y  particularmente en la literatura. Sus apreciaciones con respecto a la revolución de los sesenta y sus actores resultaron certeras y proféticas. Treinta años después los acontecimientos le habían dado la razón.

     Argenis era narcisista. Decía que era él más bello y el mejor de los escritores. Tú eres el Cassius Clay, el bocazas de la literatura, le dije un día. Bueno, esa es mi leyenda; cada escritor tiene que hacerse una leyenda, me contestó. Argenis se elogiaba así mismo. Eso es válido en el tormentoso mundo de los escritores. Whitman se alababa cada vez que podía, cantaba a su cuerpo, a su obra, así mismo. Ramos Sucre momentos antes de  suicidarse, expresó que su obra era grandiosa.
    Los libros de Argenis son autobiográficos en su mayoría. Su mejor novela ,quizás, es Cruz de Silencio. Los hechos transcurren en San Juan de los Morros y en ellos toman parte muchos personajes de la vida pública guariqueña. No obstante la novela trasciende el marco regional por cuanto en ella se tratan muchos valores y aspectos universales como el amor, las desavenencias matrimoniales, la infidelidad, el odio, la amistad, las  relaciones e intrigas políticas. De La Caída de un Presidente, Argenis explicaba que era como un guión de película. Allí ridiculiza a los políticos venezolanos.
   Considero que hay dos libros muy importantes para entender la obra de Argenis Rodríguez :La Trágica Verdad del Escritor y Los Caminos Nocturnos. El primero, su único libro de ensayos publicado, sirve para entender su filosofía socrática ante la historia : “Yo quedaré por mis actos , por lo que escribo”. A Sócrates le piden defenderse ante el tribunal. Se lo ruegan sus amigos, su esposa, sus hijos. Pero a Sócrates no le importa que lo condenen, total, la historia no se equivocará. No importa que sus seres queridos sufran.  Argenis reconocía que traía dificultades y dolor a los suyos, pero decía no poder  evitarlo. Lo que me importa es leer, escribir y quedar por unas líneas, afirmaba. En este libro  también se aprecia su posición Budista que consiste en un desprecio total por las cosas materiales,  y define claramente su opinión sobre el suicidio.
    Los Caminos Nocturnos es el diario de los sueños. Es una obra breve y muy poética, donde la realidad se confunde con la fantasía. Allí está su infancia, sus sufrimientos, neurosis y pesadillas. Allí están Eros y Tanatos en un autoanálisis a lo Freud. Puede  hablarse también de Complejo de Edipo. Kipling. Hemingway y Clare Hanson hablaron de la  importancia de los sueños para los escritores. En este diario singular ya Argenis habla del suicidio, a los treinta y tantos años de edad.

      Argenis me obsequio unas cortas Memorias Espirituales Allí habla de sus amigos y  sus reuniones para libar al estilo de El Banquete de Platón. El vino, en la mejor concepción dionisiaca , fue algo  importante en su vida. Hemingway se emborrachaba hasta alcanzar la posición horizontal,  Baudelaire; cuyo poema El albatros citaba de memoria Argenis, desconfiaba de los que no bebían. El sabio Salomón aconsejaba beber para olvidar las miserias y el dolor. San Timoteo decía que había que beber vino para mantener la salud. Argenis bebía pues era cosa de  grandes, de gente culta y santa. En una palabra sentía pasión por la cultura etílica.

   Una vez escribí en un artículo :  “El suicidio siempre esta presente en los escritos de Argenis Rodríguez, pero no es más que una idea, una obsesión que luego de haber sido comprendida en su totalidad sirve para interpretar mejor el sentido de la vida. Así lo predicaba Cioran, quien no recurrió a ese recurso extremo para decirle adiós a  este mundo. Es como si un maratonista participara en una carrera de pocos kilómetros, lo hace sobrado de lote. Es decir que quien piensa en el suicidio no se suicida, tal vez por  aquello que decía Maquiavelo que quien conoce el infierno, lo evita”. Me equivoqué.

   Los últimos escritos de Argenis tienen el sabor amargo y doloroso de las despedidas. Sus viejas libretas se titulan: Diario de El Escritor que se derrumba, Diario de un desdichado.
  En alguna parte anotó : “A mi edad no sé que hacer, si suicidarme como Hemingway o salir  a la calle de mendigo”. Estaba en la completa miseria.

       Descansa en paz, amigo. Ya eres parte de la historia del Guárico, de Venezuela y de la literatura universal.

Edgardo Malaspina


UN PLAN DE VIDA

               La vida de Argenis Rodríguez, sus relaciones en el ámbito familiar y su actividad literaria estuvieron enmarcadas dentro de un plan bien preconcebido que incluía la terrible  idea del suicidio.

            Desde el inicio de su labor, en los años setenta , como escritor afloran señales del plan.  Las notas en El Nacional y otros periódicos hablan de cual será su conducta a seguir.  Arremete contra los escritores del momento, los críticos literarios y “los profesores”.  Se codea con los hombres más importantes del momento y los critica duramente.  Juan Liscano dice que hay que escribir la verdadera novela del petróleo.  Argénis no está de acuerdo.  Analiza el tema con Jesús Sanoja Hernández, Ramón J Velásquez y Julio Berroeta.  Escribe artículos a los que no otorga importancia.  Lo hace para desahogarse.  Tiene como estrategia ganar  enemigos porque cree es la manera de hacerse temer y conocer.

            En 1971 sostiene la teoría de que el escritor no debe tener amigos para no alienar su verdad.  De esa manera podrá hablar libremente sin tomar en cuenta los posibles afectados por su palabra.  Así mismo recomienda releer los clásicos como Balzac, Dostoyeski, Stendhal y Flaubert.

            Su día de trabajo consiste en visitar los medios impresos en las mañanas, conversar con otros escritores, y por las tardes leer mucho.  Pero afirma que sus lecturas son desordenadas.  Bueno, así dicen todos los escritores.  Es difícil ceñirse a un programa estricto de lecturas.  Está convencido de que hay que hacer algo grande de lo contrario no se puede llegar a ser escritor.  Piensa en Dostoyeski.  En los clásicos como Borges, Rulfo, Sábato. Algunos relatos de Chejov lo conmueven hasta el punto de que lo ponen muy mal.  Eso pasa con otras lecturas que luego no lo dejan dormir.  Los relatos trágicos le estremecen el alma. 

            Piensa escribir novelas.  Escribe diarios y artículos para mantenerse en forma.  Para escribir una obra literaria no se deben hacer planos o croquis, porque eso mata la inspiración.  Lo importante es pensar profundamente lo que se va hacer.  Los planos en creación los considera inservibles.  Cree más en la inspiración.  En su caso planifica quemar todo lo que ha escrito y empezar de nuevo para buscar el sentido de la tragedia.  Si no se da con el sentido de la tragedia es mejor hacer otra cosa.
            A los 36 años Argenis está convencido de que lo que ha escrito no es más que parte del aprendizaje pero también lo asecha el pesimismo.  Siente que ha descrito todo.  No siente afán por la creación.  Todo ha muerto.  No debe competir con nadie.  Debe vivir.  La competencia encierra la idea del mercantilismo y allí no hay nada humano.

            Tiene un proyecto entre ceja y ceja: leer sólo a los clásicos.  Por ejemplo a Zola.  Define a la literatura.  Aborrece a quienes utilizan la literatura para solicitar cargos o ganar amigos.  La literatura es algo grandioso para usarla en buscar provecho.  Se es escritor o traficante.

            Desde joven su vida es desordenada y teme que eso afecte su carrera literaria.  Duerme en casa de su mamá, come en la calle y el resto del día lo pasa con los familiares de su esposa.  Pero decide no trabajar como asalariado.  No vale la pena, a los 36 años, haber leído y escrito tanto para sacrificarlo todo en un trabajo de horarios.  Eso es una esclavitud.  Es mejor pensar en novelas.  Amar nuevamente la creación literaria.  Eso es sueño.  Es mejor soñar.  Se siente frustrado.  No ve claro su porvenir.  Es la influencia de las lecturas, lo ponen pesimista, lo enferman.  Relee a Rimbaud.

            Todo lo que le sucede lo explica porque el hombre es un animal, un maldito animal que obedece a instintos.  Al sexo, a los celos, a la desconfianza.  Si esos instintos no los domina, lo llevarán a la perdición.  ¿Acaso es epiléptico? Puede ser; su madre lo era.  Su ira, su violencia sólo tiene una salida: la escritura.

            Sus teorías sobre el escritor salen en los periódicos.  El escritor es un ser solitario.  Su trabajo es heroico.  No debe tener amigos, ni allegados que comprometan su verdad.

            Se identifica plenamente con las siguientes palabras de Kierkegaard: “Muy atrás, en mis recuerdos, está el pensamiento de que en toda generación dos o tres son sacrificados en beneficio de los demás ; dos o tres están destinados a descubrir entre horrorosos sufrimientos, lo que favorece a los otros; y con tristeza comencé a conocerme a mi mismo cuando vi que yo estaba elegido para ello”.  Argénis, bajo esa idea existencialista, piensa que es un elegido para decir las verdades sin tapujos, cueste lo que cueste.  El debe escribir por vocación, por sacrificio, por sufrimiento.  Eso es sublime, escribir por el martirio que representa conocerse tal como uno es y hablar de eso abiertamente.  El verdadero escritor debe presentarse en su desnuda verdad: ruin.  Hay que hablar de sí mismo sin temor.  Los hipócritas, que no son verdaderos escritores, pasan por nobles, por buenos y sanos.  Nadie reúne todas esas condiciones.  Los hombres son enfermos, desesperados, angustiados, ruines, indefensos, tarados, violentos, cobardes o indiferentes.  Creer que somos de otra manera es un engaño, una falta de valor por no querer vernos tal como somos.
            Argenis se cree un hombre libre.  No tiene bienes materiales y no quiere tenerlos y por eso dice lo que siente.  Duda de que el país exista otro como él.  Puede vivir con muy poco y por esa razón tiene tiempo para consagrarse a la literatura.

            Arturo Uslar Pietro lee su relato “La muerte como un caballo blanco” y lo considera extraordinario.  Pero esos halagos no le interesan.  Lo importante es encontrarse a sí mismo.  Buscar el propio camino. Pero es algo difícil.  Eso figurativamente es salir de su casa y no encontrar el sendero que lo regrese a ella aun cuando se le recuerde nítidamente.

            Un gran escritor en realidad no sabe escribir.  Escribe atropelladamente, no vuelve atrás para retocar.  Esa es su teoría.  El trabajo de un escritor es eso: escribir y leer.  Nada de trabajos de horarios esclavizantes.  Argenis vive de las letras y para las letras.  Sufre mucho cuando sus artículos son publicados con errores.  Esa es su única pasión.  Le gusta ser polémico y se contenta cuando sus artículos son comentados, criticados.  El escribe lo que piensa sin ataduras de ningún tipo, sin miedo.  El no quiere evadirse como otros.  Se viene al mundo con una misión y hay que cumplirla.  El cumplimiento de esa misión implica ser sincero en toda la expresión de la palabra.  O se es un tipo malo o se es bueno.  Hay que tocar el cielo o el infierno.  La grandeza o la bajeza.

            Hay que innovar, buscar nuevos temas, nuevas estructuras literarias.  Prefiere a Balzac, Dostoyeski y Tolstoy que a Joyce.  No se debe perder el tiempo leyendo a los contemporáneos y escribir sin ánimos de publicar, de competir.  Para eso hay que abandonarlo todo por lo de uno sin concesiones, sin complicaciones porque eso mata la creación. 
            Argenis habla sólo de literatura y de suicidio desde temprana edad.  El hombre se suicida porque se siente acorralado por los enemigos, las fuerzas desconocidas, los golpes de la vida.  Soportar todo eso es el verdadero infierno.
            En noviembre de 1971 la vida de Argénis en Caracas sigue según su plan: lecturas, cine y preparación de artículos.  Se identifica, como siempre le sucede con algunos libros, con la obra de Ibsen “un enemigo del pueblo” y extrae de allí la siguiente frase: “El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo”.  La novela la concibe en esa época como un monólogo, sin narración donde afloran sólo pensamientos para guerrear, para pelear.  Eso lo dice en artículos que le angustian por considerarlos una pérdida de tiempo.  Piensa en la gran literatura, en Europa, en no trabajar para  nadie , en esa insoportable situación de no querer  tener algo y entender que si no se tiene no se puede hacer nada.  Eso conlleva a una sola cosa: El suicidio.  Su escritura debe abarcar sólo a los fracasados, los locos, los desdichados, los suicidas.  Esos son sus hermanos.  Cita a Hemingway (Las Colinas de África): “Los escritores se forjan en la injusticia igual que se forja una espada”.
            Lo acosas las dudas sobre la función de la literatura.  ¿Será para no morir definitivamente? ¿Revive a los hombres?  No está seguro.  ¿Las desgracias ayudan para desarrollar  la escritura? ¿ Morbosidad?   
            No, desahogo y ganas de ocuparse de algo.  Quiere dominarse y dejar de escribir pero no puede.  Penetra en la filosofía y Heráclito lo decepciona sobre todo en  lo referente a la muerte.  Heráclito cree en la inmortalidad y dice: “A los hombres, después de la muerte, les espera lo que ni aguardan ni piensan”.  El Eclesiastés lo reconforta.  La literatura nos hace entender la inutilidad de todo, por eso Argénis Aborrece y maldice todo.  Dice sobre su misión: “Vine a traer mal.  A conciencia, lo que es peor, y no seré perdonado.  Por lo menos en la tierra.  Me aborrecerán por un tiempo, pero después me valorarán y me pondrán en un sitial demasiado grande y amplio.  Seré comparado con Hemingway, Wolfe, Valle Inclán, Cela, Novalis, Kleist, Rimbaud, Lautreamont, Nerval, Pocaterra, Mariño Palacio.  Formaré legiones porque he sido un escandaloso.  Me achacaran todos los defectos.  Nadie, sin embargo, se acercará verdaderamente a mí y me transformaré en un mito.  ¿Es que uno estará arriba para ver como tratan a uno aquí abajo?”  Descubre que se interesa por la vida de los escritores trágicos, no solo por sus obras trágicas sino también por sus vidas trágicas. 

            Para Argenis la literatura es tragedia.  Ser un escritor íntegro es ser trágico.  Para llegar al alma es necesario ser trágico.  Hay que averiguarse a si mismo.  Es un mandato socrático, y uno se averigua a través de la tragedia o del misticismo.  Los ejemplos: Kleist y Novalis.  Kleist no encontraba reposo y sus personajes son violentos.  Novalis era moderado, reposado, nada tempestuoso y en su obra sólo hay símbolos de amor y de cosas puras.  Kleist no pudo consigo mismo y se dio el balazo que se había prometió.  Novalis murió de una enfermedad incurable de la forma más serena que le fue posible alcanzar.  Novalis no era un desesperado.

            La soledad para Argenis es muy necesaria para su plan literario.  En principio con la soledad se sentía bien porque pensaba menos y sentía más.  En la soledad recurrió a la poesía y a las narraciones políticas.  Pero cuando pensó en el dolor y a interpretar sus causas se sintió mal y la soledad le fue insoportable.  Pensó en el amor, la audacia, los peligros como si fuera un perseguido.  Luego vino la sensación del fracaso y la idea del suicidio.  Esa idea se reafirma cuando piensa que no tiene metas.  Ahora se interesa por los suicidas.  Solo tiene 36 años y empieza a cobrar cuerpo el plan macabro.  Kleist y Van Gogh le pusieron límites a sus vidas.  Haría algo y luego se suicidarían.  Schumann antes de lanzarse al Rin le dijo a su esposa que no era digno de ella.  Nerval se suicidó por su doble vida: la de se sueño y la de la realidad.  Dostoyeski y Goethe se suicidaron a través  de sus personajes.  Esto los salvó porque se mataron en sus obras pero no en sus personas.  Tolstoy en “La Sonata a Kreutzer” mató a la mujer infiel, retrato de su propia esposa.
            Todas esas disquisiciones Argenis pretende llevarlas al ensayo.  Si, el ensayo será su arma para expresar sus pensamientos, producto de sus lecturas a las que se dedica desde los 14 años.  A los 40 debe tener todo listo.  Dostoyeski en “Notas desde el subterráneo” lo dice: Un hombre no debe vivir más de 40 años.  Sólo los imbéciles y los indignos viven más de 40 años”. 

            El verdadero creador, y Argenis se considera un verdadero creador, termina odiándose y despreciando lo que lo rodea.  Todo es desagradable, si acaso siente compasión.  Allí están los grandes: Flaubert maldiciendo a todo el mundo, Voltaire con su causticidad, Rousseau con su cinismo… todo conduce a la extrema desesperación.
            Estas y otras cavilaciones lo aislan.  Sólo piensa en su proyecto y no puede mantener una conversación, no escucha a nadie.  Esta dentro de él.  Nada de afuera le hace falta.  Si alguien habla con él no  soporta media hora de  diálogo.  El piensa en el libro que está leyendo y en un retiro para escribir tranquilo, sin obstáculos.  Tal vez un convento.  Él es un guerrero, eso quiere decir que es un místico lleno de privaciones.  Rimbaud se le aparece.  Rimbaud buscaba lo misterioso, el caos y dejó su vida burguesa por otra que se hizo a su medida.
            Lo de Argenis es producir ideas.  A las ideas de los genios las estudian, las analizan y las ponen en práctica otros. A Marx lo interpretó Lenín y lo usufructó Stalin.  El nombre de Bolívar,que sacrificó sus riquezas por unas ideas, ha sido usado por otros para enriquecerse y hacer política.
            Cuando está solo siente que ese estado es la propia vida.  Mientras más solitario más vive.  Lo alivia escuchar música clásica. ¡Que pensamientos le inspira Carmina Burana de Carl Orff.  Tal vez por la emoción de contactar con esa música poética de los vagabundos y clérigos errantes que sometían a la crítica severa la estructura del medioevo, las doctrinas del cristianismo, las costumbres y las tradiciones de la época.
            Lee lo que le gusta no por erudición.  Le interesa la tragedia, el bien narrar  aunque esté mal escrito, el buen gusto, la sencillez, la sinceridad, lo pintoresco, lo estrambótico, el que engaña con gusto como Bolívar Coronado,  que miente  por alegrar y por picardía.

            Sueños.  Sueña en volver a Europa.  Recorrer países en trenes.  Enviar notas a los periódicos.  Rimbaud está presente en todos sus pasos.  Engaños, la gente prefiere vivir en el engaño.
            Le duele Venezuela, donde no se aprecia el talento.  Bello se exiló; Cecilio Acosta vivió encerrado; a José Martí lo corrieron, Simón Rodríguez murió en la miseria; Pocaterra y Blanco Fombona se frustraron; Gallegos perdió el tiempo en mitines; Uslar Pietri sufrió un golpe mortal al enfrentarse a los políticos; Miguel Otero Silva espero bastante para continuar con sus novelas . . .
             







UNA ENTREVISTA

            Yo le dije a Argenis en 1998 que necesitaba hacerle unas preguntas para un trabajo que estaba preparando sobre su vida y obra.
            Se mostró receptivo y fue dando todas las respuestas con los detalles y la erudición que le era propia:

Edgardo Malaspina:  Argenis, ¿por qué te hiciste Escritor?  Cuéntanos de tu vida.
Argenis Rodríguez:  No sé si me hice escritor.  Recuerdo que desde niño leía la Biblia y una Historia de Venezuela y que mi mamá nos recitaba poemas de Pérez Bonalde, Alirio Díaz Guerra y Andrés Eloy Blanco.  También recuerdo que mi papá nos leyó unas novelas sobre Tarzán y se la pasaba consultando un pequeño Larousse.  Mi abuelo, Manuel Rodríguez, también me leía cuentos e historias y mi mamá vieja, con la que me crié, me contaba cuentos de la Guerra Federal.  Entre los 10 y 12 años me leí algunos cuentos de Poe, una novela de Zola y Doña Bárbara.  Cuando empecé el primer año de bachillerato nunca entendí la gramática, pero si me estaba leyendo Humillados y Ofendidos de Dostoievski y Los Cosacos, de Tolstoy.  Luego leí y releí a Rubén Darío por el Chileno Francisco Contreras; Peonía, de Romero García y casi toda la obra de Vargas Vila.  Abandoné el bachillerato, me encerré en Las Mercedes del Llano a leer y escribir mis primeros cuentos.  Después me fui a Cabruta y viví con una prostituta que se enamoró de mí.   De Cabruta di el gran salto a Caracas y aquí trabajé en un taller mecánico y leí a todo Baroja, a Chejov, a Camilo José Cela, a Blanco Fombona y Wensceslao Fernández Flores, de este último autor me gustó mucho El Bosque Encantado.
            Un día viajé desde Las Mercedes del Llano hasta Caracas.  Trabajé en un taller mecánico.  Leí mucho a Chejov.  Después trabajé en una librería.  Aquí descubrí a los escritores norteamericanos.  Me leí todo Hemingway y a Faulkner.  También a Francis Scott Fitzgerald.  Pasé un año con Crimen y Castigo, de Dostoievski.  En el depósito de la librería encontré los dos tomos de Del Tiempo y del Río, Thomas Wolfe.  Con este libro pase dos años.  Descubrí a Carolina, de Teodoro Dreiser.  Me enamoré por primera vez cuando contaba 24 años.  Me casé con una muchacha que me llevaba dos años.  Yo anotaba todo en mi Diario, pero cuando me casé esta señora me quemó el diario.  Ella no creía en mí.  Quería que fuera oficinista y que dejara la lectura y la escritura.  En mi luna de miel escribí El Tumulto.  Salió en México y aquí lo atacaron mucho.  Solo Guillermo Meneses lo elogió.  Dijo que yo escribía a los trancazos.  A la caída de Pérez Jiménez me fui a las guerrillas.  Allí también llevaba mi diario.  Allá mataron a Iván Darío Barreto, que estudiaba en la Escuela Técnica Industrial.  Tenía 19 años.  También mataron a Miguelito, que se fue a las guerrillas porque estaba desempleado.  En las guerrillas no pude leer nada.  Cuando bajé no cesaba de recordar a Iván.
            Me fui a Chile para huir de las guerrillas, que eran una completa locura y anarquía.  En Chile trabajé en El Siglo y traté de escribir Entre las Breñas.  En una año solo escribí un capítulo.  Regresé y andaba por ahí desempleado y escribí Entre las Breñas en unos seis meses.  Mi hermano Adolfo daba clases en un colegio.  Me dejó esas clases y con lo que gané pagué la primera edición de Entre las Breñas.  Se me abrieron las puertas por todos los periódicos de Caracas.  Los comunistas me llamaron traidor.  Yo me dediqué a escribir para El Nacional y Ultimas Noticias.  El  doctor Gonzalo Barrios, que era Ministro del Interior, quiso conocerme y nos vimos en un restaurante con Juan Liscano.  De esa reunión salí con una beca para París.  En París me inscribí en la Alianza Francesa.  Leía de todo.  Después me fui a Madrid en tren y escribí un libro que titulé Donde los Ríos se Bifurcan.  Al año estaba de regreso en Venezuela.  Conocí a la abogada Mirna Linares Alemán.  Salió en estado.  Ella consiguió una beca en el Ministerio de Justicia y volamos a Bélgica.  Aquí yo estudiaba francés y leía y escribía mucho.
            En Bruselas escribí un diario de cerca de mil páginas y escribí La Fiesta del Embajador que me editó Camilo José Cela.  Cela, quien sería premio Nobel poco después, me editó once relatos más en su revista Papeles de Son Armadans. 
            Al lado de Mirna escribí Gritando su Agonía.  Esta es la novela más difícil que he escrito.  Me costo tres años de trabajo.  La editó el novelista Tomás Salvador en Barcelona, España, y allá se agotó.

Edgardo Malaspina:  ¿Por qué te han tildado de poeta maldito?
Argenis Rodríguez:  Bueno, cuando uno ha hecho lo que ha hecho, como eso de estar en unas guerrillas y publicar Entre Las Breñas no es para menos que lo llamen a uno maldito.

Edgardo Malaspina:  En donde los Ríos se Bifurcan tu dices que una leyenda en torno a un hombre, es más importante que la verdad más heroica.  ¿Tiene Argenis Rodríguez su propia leyenda?
Argénis Rodríguez:  Si, de mí dicen que soy una leyenda.  Lo escribió Julio Miranda.  Y donde voy dicen:  Argénis es una leyenda.

Edgardo Malaspina:  ¿Para que sirve la literatura?
Argenis Rodríguez:  La literatura sirve para atormentarse.  Para más nada.

Edgardo Malaspina:  ¿Cuál crees tú que es tu mejor novela?
Argénis Rodríguez:  Mis mejores novelas son Entre las Breñas, Breve Relación de la Destrucción de un País, Cruz de Silencio y otras más.  Creo que todas.

Edgardo Malaspina:  Vargas Vila decía que escribía parado y sobre un pupitre alto.  ¿Cómo escribe Argénis Rodríguez?
Argenis Rodríguez:  Yo escribo donde sea.  En un banco.  En un bar, entre la muchedumbre, en el silencio de la noche.

Edgardo Malaspina:  El suicidio ha estado siempre presente en tu vida.  Voltaire también hablaba de suicidio y cuando se le preguntaba por qué no se suicidaba contestaba que solo Dios tenía derecho a quitarle la vida.  ¿Es ese el caso de Argénis Rodríguez?
Argenis Rodríguez:  Si, los suicidas y los locos siempre me han llamado la atención.  Y los poseídos que más admiro son Strindberg, Dostoievski, Thomas Wolfe, Hemingway, Rimbaud, Lautréamont y Van Gogh.  Admiro a mucha gente de esta clase.  Admiro a Malconl Lowry por su novela Bajo el Volcán.






        




















 CREDO LITERARIO: LOS CAMINOS NOCTURNOS

   Para aproximarnos al ideario estético – literario  de Argenis Rodriguez analizamos una de sus obras más cargadas de simbolismos:  Los Caminos Nocturnos, un verdadero tratado de manifestaciones del subconsciente.  Así mismo de su prolija obra, iniciada con Entre las Breñas, extraemos algunas de sus reflexiones y sentencias elocuentes por si mismas de su posición filosófica ante la vida y que lo convirtieron en uno de los escritores venezolanos más contradictorios y polémicos.

            Los Caminos Nocturnos sale a la luz pública en 1973.  Argenis decía que el libro constituye una selección de los sueños que metódicamente anotaba en sus diarios desde 1961 hasta 1971.  Ese período comprende sus estadías en Santiago de Chile, París, Bruselas, Barcelona y Caracas.  La descripción detallada de los sueños le sirve para conocerse a sí mismo.  Ese fue el método de Freud.
 
           El nombre de su obra lo toma Argenis del excelente relato de Pedro Sotillo aparecido en los años treinta del siglo XX.  En Los Caminos Nocturnos de Pedro Sotillo hay una atmósfera de constante misterio.  Los personajes viajan a caballo por la llanura y filosofan sobre la vida y la muerte bajo la luz de una luna grande y enigmática: “Había una luna lívida que daba la impresión de ser exageradamente grande.  Es necesario haberse aventurado de noche o por la madrugada por un camino por los llanos, para apreciar todo el horror de la luz lunar.  Es necesario uno mismo haber sentido la influencia de la luna para darse cuenta de la tremenda irrealidad  que siembra  en la vida.

           Argenis dice: “Hoy como ayer y desde hace no sé cuantos años, he salido a la puerta y he visto la llanura extenderse hacia el infinito.  Por la noche creí sentir la turba muerta de una caballería y oí gemidos.  Pero me asomé y no distinguí nada”.  Hay algo en común: La llanura, la noche, la soledad, los sueños y la muerte.  Argenis cita a Nerval “los primeros instantes del sueño son la imagen de la muerte”.  Herrera, uno de los personajes de Sotillo filosofa: “Morir en una de estas sabanas, en una noche como esta, debe ser la sensación más completa de la  muerte.  Hay algo en estas soledades que a cada paso nos recuerda la  muerte.  Aquí es donde mejor se comprende que, después de morir, no hay nada; que la muerte es el fin irremediable y definitivo.  Recorriendo las llanuras he aprendido a negar la existencia del alma”.

           Sotillo dice: “Herrera se levantó y dio algunos pasos.  Se volvió a la hamaca.  Por primera vez comenzó a hablarnos.  Escogió un tema imprevisto, que estaba muy fuera de las circunstancias: el suicidio.  Yo jamás he creído en el fervor de los suicidas teóricos y, aunque atento a la conversación, casi me abstuve de hablar:
-Es el único acto de libertad -decía- Herrera con su voz naturalmente vibrante”

            Argenis dice: “Me siento seguro de mí mismo.  Pero trabajo poco.  Lo más grandioso es luchar.  Se me erizan los vellos cuando pienso que muchas veces la única salida que encontraba era el suicidio”.

            Clare Hanson en su ensayo Hacía una poética de la ficción breve dice: “Los críticos posestructuralistas han afirmado también que cualquier trabajo literario debe ser caracterizado como una estructura de representación y selección pintada en el impulso primario del sueño y el deseo...”  Es decir se sueña porque se desea y la poesía o cualquier relato es la forma de comprensión, de realización de un sueño.

            Para Hanson el sueño contiene los rasgos de cualquier relato.  Solo son deseos represados.  Kipling, Hemingway y otro grandes de la literatura utilizaron sus sueños para enriquecer sus obras.  Argenis recurre constantemente a sus sueños.  Los introduce en sus relatos, sus novelas y los lleva a su máxima expresión en Los Caminos Nocturnos.  El sueño es la fantasía y es lo más próximo a la muerte.

           Hanson explica que:  Lyotard discute la premisa de Freud según la cual el sueño consiste en pensamientos latentes que en el sueño mismo se transforman a través de la acción de una fuerza activa y limitante.  Dice Lyotard por el contrario, que es el deseo mismo el que trabaja los pensamientos del sueño para crear su contenido manifiesto.  No intentamos leer el sueño en el sentido Freudiano: buscando la significación que yace en él:  mejor diríamos que es el sueño mismo el que constituye un deseo latente expresado.  De allí su extraordinario poder de combinación de elementos, de familiaridad y extrañeza, y de allí además la necesidad de leer el sueño no de manera sintomática sino literal”.

            Los sueños se han interpretado de diferentes maneras a través de la historia.  Para los hombres de la mayoría de las civilizaciones, los sueños tenían un significado oculto siempre premonitorio.  Es el caso por ejemplo del relato bíblico donde José  adivina el sueño del faraón.  En la literatura China el sueño se interpreta como síntoma de una enfermedad.  La medicina contemporánea   acepta como cierto ese postulado en algunos casos.  Para Freud el sueño es la manifestación del deseo reprimido.  La interpretación de los sueños lleva a Freud a la asociación libre de ideas, al estudio del subconsciente al autoanálisis y al sicoanálisis.  La neurosis conlleva a un tipo de sueño, y ese sueño sirve para llegar hasta la neurosis.  Freud dice: “Los sueños son una realización de deseos, al igual que las fantasías diurnas”.

            Freud se conoce a sí mismo.  Escribe sus sueños y publica la interpretación de los mismos.  Es una necesidad dice. Los sueños oscuros son recopilación de deseos disfrazados. Los contenidos reprimidos afloran en los sueños. Para entender el significado oculto de cualquier sueño, según Freud, es necesario desmenuzarlo en sus tres partes.  Por un lado está el contenido manifiesto o relato del sueño; y por otro se encuentran las ideas latentes que surgen como resultado de análisis.  La elaboración onírica es la deformación con la cual aparece el sueño.  Los mecanismos de los sueños son muy importantes para entender su relación con la estructura de los textos literarios, ya sea en prosa ó en poesía.  Aquí tenemos la condensación donde varias imágenes se representan en una; y el desplazamiento cuando lo importante pasa a segundo plano.  Esto lo podemos ver perfectamente en un texto  poético: Las sugerencias ocupan el espacio y el tiempo.  Tras las mismas está lo que verdaderamente quiere decir el autor.

            El prólogo de Los Caminos Nocturnos no es más que una pesadilla.  Indudablemente  se  pasa al mundo de las formas extravagantes y fantasmagóricas de los sueños cotidianos.  Se observa a lo largo del texto un proyecto de vida.  Es necesario adelantarse y producir a temprana edad.  Argenis se preocupaba por alcanzar su gloria a cierta edad.  Estaba consciente que con los años la capacidad creadora puede mermar.

            En muchos de sus diarios se refiere a ese tema.  Julio Cesar dijo un día: “A mí edad Alejandro ya había conquistado el mundo, y yo aún no he hecho nada memorable”.  Jesús y el Che a los 39 años eran ya mitos.  Napoleón a los 30 ya había acumulado un gran poder.  Hay que apurarse.

            En un mecanismo evidentemente de desplazamiento, Argenis dice de un personaje de Los Caminos Nocturnos: “Lo más probable es que no piense.  Ya he llegado a una edad ¿Los cincuenta?  ¿Los cincuenta y cinco?  En que no se piensa, en que se sabe todo y ya no hay nada que hacerle”.

            El hijo mata al padre frecuentemente: “Soñé que velábamos a mi papá en la sala de este apartamento y lo vimos levantar de la urna”.  El odio hacia el padre lo mata y el sentimiento de culpabilidad lo revive. Eros y Tanatos es un tema frecuente: “Entre la destrucción y  el amor preferí la destrucción”.

            Argenis era un autodidacta.  Un autodidacta que llegó a saberlo todo.  Era impresionante su educación, su conocimiento de la historia, de la literatura y del hombre en general.  En un sueño dice: “Yo, entre la historia y la gramática, había escogido  la gramática y presentaba un examen que era un crucigrama”.  El oficio escritural para Argénis era algo común y corriente, fácil como resolver un crucigrama.

            Sueños y poesía son una misma cosa: “¿Cuál de esos nombres era el de mi mujer?  Los grite todos los tres pero mi mujer no se movía.  En esto me fijé hacia la sala y caí en la conciencia de que dormíamos con las ventanas abiertas y yo divisé las montañas verdes y claras.” Sueño y Vigilia.  Literatura y vida cotidiana.  Todo es una sola cosa para Argenis por eso le es caro el verso de Eliot: “El género humano no puede soportar tanta realidad.”

            Argenis constata con tristeza: “¡Pensar que el hombre va hacia el no dormir!” Como Borges busca la gloria  aunque sea en unas líneas: “Y solo se salvarán unas páginas.  Hacemos mal.  Mal menos”.

En Los Caminos Nocturnos hay párrafos como sentencias filosóficas: 
o   Cuando uno dice yo digo la verdad es porque piensa que lo que dice  perjudica.
o   Soy un hombre que pierde fácilmente la cabeza, pero no puedo dejar a la justicia divina el arreglo de mis asuntos.
o   No se puede ser soberbio sin poder.
o   El poder da la soberbia.
o   Me gustaría aparentar más suavidad, más franqueza, más debilidad.

En la obra los episodios fúnebres son frecuentes.  Argenis dice con el pesimismo que le es característico: “Tanto ver la muerte -me dije- es una señal mala”. Nuevamente la poesía, la fantasía: “Ahora he salido a la puerta de la cabaña.  En todo el rededor no hay más que zarzales.  Son muchas las veces que creo estar soñando.  Pero la verdad es que no se bien donde podría despertarme, en que sitio.  Estoy convencido de que esto no es un sueño...

En Los Caminos Nocturnos Argenis recuerda su infancia, la juventud difícil, el inicio por un camino oscuro. Se ve abandonando el pueblo, a su familia.  Se ve odiando  al padre, a la madre; quienes los instaban a estudiar,  a ser un profesional, un profesor.  Ve en sueño a este personaje rodeado de gente que lo respeta y aprecia; y el detesta toda esa hipocresía.

            Tanatos lo marca.  Es su signo, su guía:
o   ¡Oh  crueldad, con cuanto refinamiento yo te aplicaría!
o   Los hombres más felices son los verdugos y los torturadores.
o   Crueldad.  Venganza.
o   La vida es un campo de batalla.  Y la he vivido como si peleara, como si tuviera que enfrentarme a cada instante con un enemigo.
o   Lo malo en mi es que nunca perdono.  O lo bueno en mí es que nunca perdono.  El odio que siento es tan grande que solo es me sostiene en la vida.
o   Y yo no soy un hombre de ideas, yo soy un hombre de pasiones, por lo tanto no necesito ningún aliciente teórico para destruir.
o   Tengo lo principal: la pasión y el odio.

Buscó en la soledad su grandeza.  En la soledad  estuvo su poder creativo.  La soledad la persigue  Argenis, la busca con propósito claro.  Vivió solo, llego a la gloria solo y murió solo: “En la soledad más absoluta es donde se obtiene la limpieza del alma”, solía decir Argénis Rodríguez.”

 



























CONFIESO QUE HE LEÍDO


               Argenis lo repetía hasta el cansancio: lo que más amaba en esta vida era la lectura.  Una pasión desmedida por los libros le hacía relegar cualquier otra actividad por lo que solía decir que resumía su paso por la existencia con una sola frase: confieso que he leído.  Cuando no leía, escribía, y sus escritos lo hicieron “el más joven cultivador del género narrativo en la última promoción de escritores”, según lo afirmó Pedro Díaz Seijas en 1986.
           
            Para Argenis la novela nace con Cervantes, quien se inspiró en las lecturas de los cuentos italianos; pero son los ingleses como Charles Dickens, quienes le dan el tinte social al género.  Flaubert, con Madame Bovary, hizo hincapié en la protesta social.  El naturalismo nace como Zola y la introspección aparece como James Joyce.  El Ulises de este último autor fue lectura preferida de Argenis y la influencia de la misma en su obra posterior ha sido recalcada.  Salvador Garmendia lo escribió así: “Argenis se leyó casi todos los libros; pero no todos por haber pasado demasiado tiempo descifrando el Ulises de Joyce… cuando comenzó a escribir a prisa y en las hojas de un cuaderno a rayas, lo hizo con la falta de modales, desparpajo lexical, la inclasificable sintaxis y el desdén arrogante por el uso del tiempo y demás previsiones formales, con que aquel libro de horas, blasfemo, fugaz, irreverente, le había encendido las ideas noche a noche.  Esa escritura exasperada, erudita, fantástica y demencial se convirtió en su religión secreta.  Como diabólico saltamontes joyceano quería saltar en una misma línea, del lecho conyugal al burdel, de la piedad al desenfreno, de la soledad más oscura a la claridad indecente y maltrecha de las calles.  Puedo imaginarlo, releyendo en alta voz, cien veces seguidas, y por último ya a ojos cerrados como si repitiera obsesivamente una lección que se niega a revelar su sentido…”

            El cuento y la poesía, como los géneros más antiguos de la literatura, ocuparon la atención de Argenis de manera especial.  Para él, la Biblia era un cuento largo, o varios cuentos, Chejov es uno de los mejores cuentistas y Horacio Quiroga le atraía por la ola de suicidios que lo envolvía.

            Julio Cortázar explicaba el boom como un fenómeno literario en un determinado punto del planeta, cuyo auge y desplazamiento obedece al capricho de los tiempos y la geografía.  El decir en un momento dado favorece la cultura y específicamente la literatura en determinado país o continente.  Para Argenis el boom es la continuidad del arte literario y donde las mejores tradiciones de las letras se conservan a través del hilo narrativo.  Por eso la influencia palpable en las obras de los autores del boom, de Camus, de Sartre, Joyce, Flaubert, Faulkner y Hemingway.

            El Extranjero, es la novela que llevó a Camus al premio Nóbel.  El personaje principal es el prototipo representante del existencialismo.  Sábato trató de imitar al Extranjero con su Túnel, Camus en la Peste no alcanzó el grado de excelencia literaria logrado en el Extranjero. Todos estos autores los leía y releía Argenis.

            De los latinoamericanos Argenis admiraba a Arturo Uslar Pietro y sus Lanzas Coloradas a pesar de que más tarde escribió una diatriba en contra del escritor y que quedó inédita.  El peor cuento de Pocaterra es Panchito Mandefuá; pero es el  más difundido.  Es necesario releer a Jorge Isacs, José Eustaquio Rivera y Romero García.  Memorias de un vividor de Tosta García, es la mejor novela venezolana de su tiempo.  El falso cuaderno del Narciso Espejo, de Guillermo Meneses, es una obra a la altura de James Joyce, Hess, Sastre,  o Mann.  Vidas Oscuras, de Pocaterra, lo comparaba con Señor Presidente.  De los poetas latinoamericanos el más admirado era Ruben Darío.  Azul y Cantos de Vida y Esperanza eran su plato preferido, mientras que los nocturnos los consideraba insuperables.  Para Argenis la vida era una tragedia, y la lucha más terrible era contra la conciencia, la idea de la muerte y el futuro incierto.  Todo esto era el sinsentido de la vida.  Su admirado poeta, Dario, lo resume en los versos de Lo Fatal, recitados constantemente por Argenis :

                        Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
                        y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
                        pues no hay dolor más grande que el dolor del ser vivo,
                        ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

                        Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto
                        y el temor de haber sido y un futuro temor…
                        y el espanto seguro de estar mañana muerto,
                        y sufrir por la vida y por la sombra y por

                        lo que no conocemos y apenas sospechamos
                        y la carne que tienta con sus frescos racimos
                        y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
                        y no saber a dónde vamos
                        ¡ni de donde venimos…!


            Pero el inspirador de todos los poetas es Baudelaire y sus Flores del Mal.  Allí están las prostitutas, los burdeles y sus consumidores de opio.  Baudelaire es el punto de partida para Verlaine y Rimbaud.  De Bandelaire, Argenis tomaba en serio dos recomendaciones.  La primera tiene que ver con el trabajo creador, pues Baudelaire decía que la inspiración era hermana del trabajo diario.  La segunda se refiere al matrimonio, el cual no recomendaba por lo que sugería tener sólo queridas.  La mujer puede ser la perdición para un poeta, para un escritor.  Tenemos un ejemplo de Mariano José Larra (Fígaro) que escribió artículos como “El Día de Difuntos de 1836”.  Para Argenis ese artículo estaba escrito en el espíritu de los grandes poetas como Baudelaire, Rimbaud o Lautreamont y explicaba la razón de su muerte.  Argénis no aceptaba eso de matarse por una mujer.  Larra se mató, según Argenis, porque sufría por España.

            El 27 de noviembre de 1997 Argénis celebró en solitario sus cumpleaños y  leyó a Rimbaud :  Las Iluminaciones y una Temporada en el infierno, luego anotó : “Soy un literato desde que nací.  No he hecho más que leer y escribir.    Con mi obra lo que he ganado son enemigos.  Nunca he sido complaciente.  Yo veo el lado malo de las cosas porque creo que el hombre tiene más vicios que virtudes, yo no se si esto es mío o lo aprendí de Sade o de Colin Wilson.  Sade pasó la mayor parte de su vida en una prisión y murió en un manicomio de Charenton.  Colin Wilson es un burgués de mi misma edad, pero tuvo la fortuna de nacer en Inglaterra.  Sus novelas han sido llevadas al cine.  No es lo mismo nacer en Santa María de Ipire que nacer en Londres, tengo esa desventaja”.


















FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS


            Desde que tuvo uso de razón Argenis se trazó un gran proyecto.  Al huir   de su casa a los 14 años buscó su sitio, pensó en metas grandiosas y encontró refugio en el quehacer espiritual.  Sus maestros fueron los grandes escritores y los personajes literarios.  No obstante veo que en gran parte su comportamiento tiene fundamentos, consciente ó inconscientemente, en la filosofía oriental como el budismo y el tao, y en las enseñanzas de Sócrates.  ¿Qué busca?  La Gloria.  Dejar su nombre.

            En las enseñanzas de Buda se contempla el dominio de las pasiones  a través del ejercicio mental.  Es necesario controlarse a uno mismo porque esto es lo más difícil en la vida.  Buda entiende que la victoria engendra enemigos.  La verdad hay que experimentarla, saborearla para llegar a la doctrina.  Es preferible vivir solo que estar acompañado de necios. Pero la esencia del Budismo está en la renuncia del deseo, porque con el deseo surge el dolor, el miedo.  No se deberán desear las cosas materiales, porque nos atan:  El deseo hacia las mujeres aniquila la mente.  No se puede estar mucho tiempo a su lado.  Hay que renunciar a estas pequeñas felicidades en aras de una felicidad mejor:  La vida eterna, la gloria de dejar tu nombre.  La verdadera dicha está en la soledad.  Cuando se vive solo, errante y sin propiedades; evitamos el mal, somos libres y no tenemos preocupaciones.  Cuando no deseamos nada no envidiamos a los que tienen.  A propósito Borges dijo:  “Lo que tenemos puede no hacernos felices, pero lo que nos falta nos hace desgraciados”.

            Lao Tse enseña, entre otras cosas  del Tao, que no hay que apegarse a las cosas materiales, pues esto impide el crecimiento espiritual.  El conocimiento y la búsqueda de la verdad crea duda y la duda engendra sufrimiento.  La verdad es sencilla:  Eres el dueño de tu vida y de tu muerte.  Lo que haces es lo que eres.  Si mantienes una idea otro luchará contra ella. Deja que tu trabajo y tu ocio sean la misma cosa.  ¿Para que sirve tu vida acumulando cosas materiales?.  (Aldaus  Hux decía:  “Lo verdaderamente importante es la vida auténticamente humana de vuestras horas de ocio.  Lo demás no es sino el sucio menester que es preciso hacer”.)

            Sócrates era un hombre  sabio. Para el frío y el calor y toda clase de fatigas era el más duro.  No perdía tiempo en el arreglo del vestido, ni en el calzado ni en el resto de sus partes.  Recibía ingresos menguados, vivía en la más completa miseria e independencia.  A Sócrates le tienen rabia, mucha rabia porque constantemente ve y critica a los demás.  Cricias se enamora de Eutidemo.  Sócrates lo ataca:  “Esa es una pasión procina la que tu sientes al desear rozarte contra Eutidemo como los puercos contra las paredes.  Sócrates comía poco:  eso anima el estómago y el espíritu.  Compraba los alimentos más baratos.  En verano y en invierno se la pasaba sin camisa y descalzo.  Antifonte le dijo un día:  Tú eres maestro de la miseria.  Sócrates se alababa a si mismo y eso irritaba a sus enemigos.  Él decía:  Ninguno de los hombres es más libre que yo, ni más justo, ni más prudente.  Estoy por encima de los hombres.  Cuando lo acusan de pervertir a la juventud, Sócrates no se defendió sino que se burló de sus enemigos y comenzó a alabarse.  Se ríe de su acusador, Ánito:  Eres un desgraciado – le dice – yo pasaré a la historia por mí obra hermosa y de ti sabrán porque me acusaste.  Soy el vencedor.  Si voy a morir injustamente, bien puede ser que sea eso vil y vergonzoso para los que me hayan injustamente condenado a muerte.  Esta es mi oportunidad para morir pero si tengo que vivir más tal vez habría de serme inevitable pagar el tributo de la vejez, y ver menos y oír menos y discernir peor y acabar siendo más duro para aprender y más desmemoriado.  Y estaré por debajo de los que antes aventajaba.  Así que esta es mi oportunidad.  Jantipa,su mujer, con su hijo en brazos llora.  Hay una oportunidad de salvarse si Sócrates se defiende y deja de alabarse y de ofender al jurado ,y eso es lo que quiere su compañera : que se defienda.  Llévensela dice Sócrates.

            ¿Sería Sócrates un sagitariano como Argenis?

            Argenis dice:  Todo lo  tengo aquí en mi cabeza.  Tengo enemigos porque publique una obra poética “Entre las Breñas”.  Mis escritos, mis diálogos son perfectos.  Estoy solo, no importa lo mío es leer y escribir.  Con la soledad se alcanza la pureza del alma.  No tengo nada, no he tenido nada y no deseo tener nada. Necesito solo una pluma, una hoja de papel y una botella.  “Sócrates demostró que la gente puede vivir con poco y ser feliz, pero no puede vivir con mucho porque no se preocupa de sí mismo sino de lo que tiene; hoy los que tienen una nevera y después un carro a lo último andan cargados de peroles.  Hoy la gente hipoteca la sensibilidad, la imaginación, la inteligencia y el alma toda, por un cacharro  que tiene que pagar por cuotas, paga y paga durante veinte, treinta años.  Esta pagando en cómodas cuotas.  Esta pagando una casa, un apartamento, un carro.  La gente ha cambiado la verdadera vida por un perolero que no se puede llevar a la tumba.  La gente no deja ni una frase; no goza ni del cuerpo ni de los ojos.  No siente nada porque desde que le dio por pensar, le dio “por venderse en cuerpo y alma a los peroles.  Sócrates murió envuelto en una túnica y esta ahí, más vivo  que  los vendedores de cemento, los especulados de bienes terrenos y el carro que se tiene que comprar, la gente se ha olvidado de sí misma.  El hombre ve a la mujer como un objeto y la mujer se vuelve y ve al hombre como al útil que tiene que aprovechar”(Argenis Rodríguez en su ensayo La muerte de Sócrates).

            José Sant Roz escribió a raíz de la muerte de Argénis:  “Fui a la biblioteca de mi hermano Adolfo  y encontré todo lo que Argenis nos legaba; en un estante una bolsa amarilla con un cepillo de dientes y un exprimido tubo de crema dental, tres trozos de lanchas dentales, una caja de fósforos  y una vela, unos lentes viejos sin pata, una ampolleta de pronapen  y una caja de bisolvon , una Cédula de Identidad vencida.  Después de haber publicado libros catalogados Best Seller, con más de diez ediciones algunos, de haberlos escrito en los periódicos y revistas de alta circulación nacional y de ser uno de los articulistas más leídos en Venezuela, y de enorgullecerse de haber leído y escrito no libros sino bibliotecas, a los sesenta y cuatro años Argenis no sabía conducir un carro ni tuvo nunca uno, como tampoco un sueldo, una pensión, un seguro, sólo donde caerse muerto”. 

            Para Argenis la familia, la esposa los hijos son un obstáculo para sus proyectos.  No pasa mucho tiempo con una mujer.  Hay que buscar la manera de quedar por unas frases, por unas líneas.  Deambular es su destino , tal vez pensando en Rimbaud.  Pero toda esta búsqueda no sirve para nada.  Escribe y hace literatura para sufrir, para atormentarse.  Busca el conocimiento sólo para eso. Decidió una vez no trabajar, vagar , buscar el ocio.  Disfruto leyendo y escribiendo.

            Argenis va a la guerrilla para obtener experiencia.  Luego no le importa dormir en el suelo, vestirse mal, andar por las calles en short y en chancletas. Mi esposa Natalia Riazanova lo recuerda , vagando por las calles de San Juan de los Morros, con esa indumentaria y con un gran sombrero de panamá, además de una jarra de cerveza en la mano y vendiendo sus libros: “Cómprenlo ahora a buen precio, porque cuando muera se venderán más caros” .No tenía dinero pero era libre.

            Argenis escribe sus memorias y todos le temen.  Cuidado con lo que escribes, le dicen.   Pero el no pacta con nadie y hace lo que su consciencia le dicta:  todos pueden ser maricos, putas y ladrones; y yo no puedo ser escritor, dice reiteradamente.

            Argenis una vez afirmó:  “Yo como poco porque el alimento que verdaderamente necesito es el de la mente”.  Compraba latas, galletas y rones baratos cuando no le alcanzaba para el whisky.

            “Yo soy el mejor, el único escritor de Venezuela”, vociferaba  Y eso por supuesto, trae enemigos.  No le preocupaba en lo más mínimo lo que decían de él.  Para eso está la historia.  “Yo los destruí en mis libros, pero los dejé en la historia.  Dije que eran unos miserables, pero están en la historia gracias a mí”, gritaba.

            Argenis afirmaba que en la vejez se perdía la capacidad para crear y ya no tenía sentido seguir viviendo, porque todos te desprecian por viejo, pierdes facultades y ya no puedes hacer lo que hacías antes. “ Hay que marcharse a tiempo.  Dejo mis libros, mi palabra, mis diarios.  Soy inmortal.  Soy el más grande” , apuntaba constantemente. Era un socrático.







































LOS DIARIOS


            Argenis Rodríguez siempre llevaba un diario íntimo.  Afirmaba que era su hábito preferido.  Los diarios le sirvieron de fuente para luego conformar sus obras literarias.  En esas hojas están sus apreciaciones, sus rencores, sus venganzas, sus sueños y sus planes.  El mismo dijo de los diarios:  “El que escribe diarios íntimos lo hace como una necesidad de confesarse, de confiarse, de reseñarse.  Un día sale esa necesidad y luego se vuelve vicio, o peor aun:  hábito”.

               Argenis Rodríguez se ubica al lado de los grandes diaristas venezolanos:  Blanco Fombona, Pio Gil, Pocaterra, Pedro Emilio Coll y Manuel Díaz Rodríguez .















DIARIO DE BARCELONA


          Argenis afirmaba que sus mejores diarios eran Los Caminos Nocturnos  y el Diario de Barcelona.  El diario lo lleva desde que llegó a España y su fecha de inicio es el 13 de marzo de 1970.  La última fecha es el 27 de septiembre del mismo año.


               Relata Argenis en este diario de manera muy detallada su relación con los escritores españoles.  Describe el carácter, las alegrías y tristezas de los amigos del entorno español.  Habla de sus lecturas, de los odios hacia las mujeres y de la publicación de sus dos libros:  Entre las Breñas y Gritando su Agonía.  Se cartea con escritores y gente importante:  Uslar Pietri, Juan Liscano, Herrera Campins, Tarre Murci, José Ramón Medina, Otero Silva, visitan al premio Nobel de Literatura Camilo José Cela.  Comparte con el autor de La Familia  de Pascual Duarte.  Eran tiempos relativamente felices:  gloria, amigos, publicaciones, mujeres.  Dice que es horrible pensar en el suicidio cuando quedan muchas cosas por hacer.  Lee hasta 14 horas al día.  Come poco para comprar libros. 

            El diario describe constantemente los sueños.  Miguel Otero Silva le critica por ganarse tantos enemigos.  García Marquez se queja de Argenis por no haber leído atentamente Cien Años de Soledad y de su actuación en contra  de las guerrillas.

          Por este diario conocemos de su horror hacia los lazos familiares.  Horror que llamaremos Complejos de Argenis y describiremos más adelante. 

            Enumeraremos ahora algunos de sus puntos de vistas anotados en el  diario:

1-     Naturalista es un escritor fácil sin imaginación.
2-     Trabajar para mí es leer y escribir.
3-     Cuando estoy solo me siento mejor.
4-     La edad no es que no endurezca, es que nos hace comedidos y calculadores.
5-     Como escritor que soy, creo que lo mejor para mí es vivir solo, sin mujer ni nada.
6-     He ido perdiendo la idea del suicidio.  Ahora me parece un horror el que muera a esta edad cuando tengo tanto que luchar.  No digo hacer, digo luchar.
7-     Creo con  Dostoyevski que las mujeres más puras y compasivas son las prostitutas.
8-     No hay nada mejor que el conocimiento.
9-      Como esos personajes de Dostoyevski, pienso que no hay nada más grandioso saberse grande y pasar por las calles, por el mundo sin que nadie lo sepa.  Con que uno lo sepa basta. Y además la grandeza es una cosa particular, íntima. 
10- Hay que ser valiente. A juro.  Como sea, pero hay que ser valiente.
11- Si la muerte es revivir lo que se ha vivido lo mejor es retardarla todo cuanto se pueda.
12- Para dar valor lo mejor es leer vidas heroicas.  Claro, toda vida es heroica, y la más heroica es la de los santos, la de los místicos, la de esos grandes artistas.  Pero cuando ahora digo heroica pienso en guerreros, aventureros y gente que se juega todo al azar.
13- El sueño es una segunda vida.
14- Admiro la gente que lucha por su vida con sus propias manos, con su “fuerza de trabajo” con la habilidad para subsistir.
15- No le temo a los hombres ni a  nada, le temo a mi incapacidad.
16- Es horrible el egoísmo de los artistas.  ¿No? Pero ¿Quién dice que un escritor es un artista?  Un escritor, un lector es un solitario; nada más.
17- El temor me ha abandonado.  Ya no existen más misterios para mí.
18- El mundo es un viejo, sucio y arrugado pañuelo.
19- Yo bien poco creo en el amor, el amor no es cosa que dure tres meses.
20- Para ser algo en Venezuela no hay que ser nada.  He allí la clave.
21- Para triunfar hay que demostrar ser estúpido o un  sabio que no perjudica a nadie.
22- Más se ve la vida en tipos mediocres y pequeños.  La verdadera vida se ve en la completa agonía.
23- Más confianza tienen los otros en mí que yo en mi mismo.
24- La gente lo quiere es que le quieran.  Los místicos o los que se creen místicos, en su impotencia de ser amados se dicen:  “lo importante es amar, no ser amado”.  Esto es mentira.  Lo importante es engañar para que lo amen a uno.
25- ¿Qué va a escribir uno si las cosas están dichas de una u otra manera por unas y otra?
26- El ocioso comprende más las cosas que el ocupado.
27- Soy yo quien se condena a vivir solo.
28- Hay gente de pocas lecturas que escriben bien, pero que no dicen nada.  Más vale una línea que diga algo a una línea bien escrita que no diga nada.
29- Soy injusto con los demás  ¿pero acaso no soy más injusto conmigo mismo?
30- El relato, el cuento o la novela es pura creación, sentido puro de la verdadera vida.  El diario no para de ser una relación incolora.
31- Nunca me he sentido   mejor que cuando me he comportado como un cínico.
32- En cuanto a escribir, nunca me sentí mejor que cuando escribía sin creer en lo que escribía pero que hacía sabios a los lectores, a mis enemigos, a los que seguían mis pasos.
33- Yo soy mi propio enemigo.
34- Las mujeres saben más acerca de las mujeres y de los hombres que los hombres acerca de sí mismos y de las mujeres.
35- Uno miente y las cosas marchan bien.  A la gente le gusta que le mientan, muy poca gente miente bien.  Hay que mentir con descaro para que las cosas marchen bien.
36- Idealista o soñador  ¿Dónde está la diferencia entre las dos palabras?
37- Me siento seguro de mí mismo.  Lo más grande es luchar.  Se me erizan los vellos cuando pienso que muchas veces solo encontraba la salida por medio del suicidio.
38- Yo no me acostaría con una vieja sucia por más dinero que tenga.  Pero una mujer se acuesta con un leproso por dinero o por vicio.
39- Es horrible escribir cuando no se tiene nada que decir.
40- La creación es asunto de jóvenes.  El viejo que crea es por que no ha envejecido nunca.
41- Hay que mentir más y mientras más descaradamente mientes más creerán.
42- Mi estómago es mi alma porque a través de él he encontrado cosas sublimes:  Alcoholes, comidas, sueños.
43- Lo he abandonado todo por el sufrimiento o por el orgullo.
44- Los que dicen “perdono” ¿Perdonaran de verdad?.  ¿Es que alguien perdona?.  ¿Será cuestión de orgullo?.  Me niego a creer que la gente haya evolucionado.
45- Solo hay una salida:  Leer libros para niños y escribir para adultos.
46- Las cosas que más me gustan son:
_ Leer.
_ La soledad.
_ Escribir.
_ Escribir estas notas.
_ Escribir un cuento.
_ Comenzar a escribir una novela.
_ Una mujer.
47- A mi soledad la cargo siempre conmigo.
48- No soy hombre de creencias y por lo tanto dudo de todas las cosas.
49- No me gusta analizar nada.  Narrar tal vez sí, pero analizar no.
50- Pienso.  Desde un tiempo a esta parte pienso, pero el pensar mata mis facultades de narrador.
El narrador tiene un porcentaje muy elevado de ingenuidad.  El pensador no. No tanto.   Es claro que me refiero al pensador pero no al ensayista o al filósofo.
51- No se nada de música.  Pero amo profundamente la música.
52- El hombre más inteligente del mundo fue aquel que dijo que todo hombre era un frustrado.
53- Para describir a los hombres no hay como la narración.
54- Los grandes artistas son más que hombres, son visionarios, dioses o casi dioses.
55- Yo creo que los críticos jamás aciertan.  Yo creo que los críticos dicen cosas que parecen lógicas, pero que el creador jamás pensó en ellas cuando se sentó a escribir.  El narrador no busca demostrar nada.  El narrador puede dejar un sabor a frustración, a tragedia o a lo que sea, pero eso no es importante; lo que si pido al narrador es que sepa narrar y que narre con pasión o con misterio.
56- Hay que degenerar un poco para poder vivir.
57- La justicia no es más que un lado de la vida y el calor humano es la vida en su conjunto.  La justicia es una pequeñísima cosa.  Algo insistente.  Hablar de la justicia es hablar de nadería. Buscar la justicia es perder el tiempo.
58- Solo se odia lo que  se conoce.
59- Se puede ser cínico como soy yo que me confieso a todos, pero el ser cínico a escondidas es imperdonable.
60- Soy normal, pero sufro el mal de la literatura.
61- Enseñanza:  el que no tiene voluntad es porque no tiene metas verdaderas.
62- Solo hasta cierta edad se puede sacar sabiduría. Y ya yo pasé esa edad.  No me asombra nada.
63- En el sueño me siento más solo que en la vida despierta:  En los sueños sufro más que en la realidad.
64- No hay cosa más preciosa en el hombre que la imaginación.
65- Vivir peligrosamente no ha sido mi lema, pero soy de los gustan vivir peligrosamente.
66- El amor es lo más ingenuo y espontáneo que existe.





 

EL COMPLEJO DE ARGENIS



               Un complejo es una asociación de sentimientos inconscientes.  Freud los definió y los precisó magistralmente.  La vida del subconsciente de los sueños y de los actos aparentemente  inconscientes, llegaron a tener una explicación.
            Normalmente el hombre es el amante de la mujer.  Luego padre y amante de la madre de sus hijos.  En Argenis esto no funcionaba. Y éste fenómeno se observa en muchos otros individuos.
            Argenis dice: “ soy sensual y deseo a las mujeres, pero apenas algo se interpone en el camino de mi sensualidad, si algo me impide seguir gozando a mi mujer con todo gusto, entonces me voy y escapo.  Expliquémoslo:  He sido feliz mientras viví con la mujer que vivió para mí y no había hijos de por medio, hijos que perturbaran toda la atención de la mujer hacia mí.”
      El instinto de conservación preserva la especie a través de la reproducción sexual. La familia es posible por el gran amor hacia los hijos. El amor de los padres hacia los hijos es el aspecto social de una meta propia de la naturaleza .No hay objetivo superior al de perpetuarse a través de los hijos. Quien no tiene hijos puede perpetuarse a través de la sublimación al cultivar una causa específica y noble ; pero quien los tiene y los sacrifica consciente y cínicamente para alcanzar la perpetuidad a través de la inmortalidad por su obra artística y literaria sufre de Complejo de Argenis. Entonces los hijos son un obstáculo para llegar a la gloria.El amor de una persona con este complejo es similar a la amor de los jugadores .Es un amor lúdico. El amante lúdico no tiene un amor ideal  y se rehusa a mantener una relación estable. Su fin es coleccionar experiencias para luego recordar por placer .Argenis ama y termina con la mujer amada. Luego recuerda y escribe. La venganza es el fin de sus escritos. Escribe para matar y así trata de eludir el suicidio. Mata y se venga en el papel. La pluma es su puñal .El amante lúdico tiene su historia y no quiere depender de su ser amado. Este tipo de amantes esta convencido de que no necesita de los demás. Cree que puede vivir solo.
           





 DIARIO DE 1997-1998


            Argenis Rodríguez escribía constantemente.  Lo hacía estando lúcido ó con unos tragos demás.  Su diario lo llevaba en cualquier papel:  los bordes de un periódico, una servilleta o en hojas ya usadas.  El diario que inicia el 29 de noviembre de 1997, esta escrito en el respaldo de un viejo poemario; por eso anota:  “los poemas no son míos.  Si son buenos o malos yo no lo sé.  No los he leído ni los leeré mientras ande con mi Rimbaud y mi Eliot”.

            La idea del suicidio sigue tomando cuerpo y se acentúa a medida que empeora su situación económica:  “a mis 62 años no sé que hacer, si suicidarme como Hemingway o terminar en la calle como un mendigo.  Ya se sabe que en este país no hay porvenir para los escritores”.

            Reconoce constantemente que es un alcohólico; pero no quiere ni tiene fuerzas, para vivir de otra manera.  Cree que con el paso del tiempo será peor para él.  Es pesimista y piensa que el poder para la creación literaria lo ha abandonado.  Como siempre en su diario se encuentran las vivencias del momento, sus conceptos sobre la literatura y a veces hasta párrafos que parecen el inicio de una nueva obra.  El 7 de diciembre escribe:  “El surrealismo es francés.  Nosotros somos hispanoamericanos y somos realistas como  Cervantes.  El Lazarillo, Baroja y Galdos claro cada uno en su tiempo.  Toda mi obra es realista.  No puede ser de otra forma.  El camino del horror, diría Rimbaud.  Rimbaud tampoco era surrealista.  Era un poeta alumno de Baudelaire y Víctor Hugo.  Creo que fue más allá que los dos cuando dijo que había que desarreglarse los sentidos.  Es lo que ha predominado desde entonces en la poesía y en algunos creadores”.

            Su obsesión es dejar su nombre, su obra:  “El creador queda.  La creación queda.  Es lo que he buscado por todos mis medios”.  Pensaba que su gran obra la había desarrollado entre los 24 y 45 años puesto que en ese período escribió Entre las Breñas, La trilogía de Pérez y Cecilia Matos, Cruz de Silencio y los relatos La Fiesta del Embajador y La Ciudad Desnuda.  Después de esa edad consideraba que sus mejores libros eran Palabras de Mujer, El Asesinato del Presidente y la Soledad del Guerrillero.  Las notas que escribía para los periódicos bajo el título de Diario de un Escritor; nunca los recogió y los hacía para llamar la atención y mantenerse en el medio.

            De sus libros publicados decía no poseer ninguno.  Se queja de sus limitaciones económicas:  “la pobreza o mejor dicho la miseria no me permiten ni leer ni escribir.  El año pasado leí un solo libro El Guardián en el Centeno, y en lo que va del año no he leído nada, ni un relato, nada.  Podría estar en mi mejor momento, pero tengo que comer y beber y solo pienso en eso y todos los días salgo a buscar un almuerzo y una cena frugal.  No doy para más”.

            Argenis aceptaba su pobreza y hasta la hacía su modo de vida natural:  “nunca he tenido nada y nada me hace falta”.  Su desprendimiento por las cosas materiales era total y como un monje budista vivía de la solidaridad de la gente:  “En la calle me conocen y cuando no me regalan la comida y la bebida es raro.  Bebo café de gratis y jugos, y tengo almuerzo porque la gente me aprecia porque soy escritor.  Nada más”.

            En su época altamente productiva como escritor Argenis Rodríguez llegaba llenar hasta 200 cuartillas en una semana.  Una novela era cuestión de un día, acaso un mes.  No las  corregía.  La única novela que corrigió varias veces fue Gritando su Agonía y afirmaba que lo hizo por lo complicado de utilizar varios estilos.  Cuando empezaba un nuevo libro no despegaba hasta terminarlo:  “Bueno, yo me llenaba la cabeza con personajes vivos y cuando me sentaba a escribir no podía levantarme de la mesa.  No podía dormir.  Tenía que terminar la obra para alcanzar la paz”.

            Argenis escribía para desahogarse, para matar los demonios, para compartir sus penas.  No era perfeccionista como Flaubert a quien decía admirar; y en los últimos tiempos se refugiaba en la escritura para luchar contra el fastidio “como dijo Teresa de la Parra”.

            Una infancia infeliz, incomprendida lo marcó para toda la vida.  La falta de amor y de protección en el hogar deja su huella.  Esta situación lo lleva a tratar de superarse a través de la escritura.  Mas tarde esa ausencia de contacto, de empatía con los padres lo traslada hasta su país.  Ya no es el padre y la madre quienes no lo entienden, ahora es su entorno; Venezuela toda, por lo tanto no vale la pena seguir viviendo:  “Se me hace muy difícil vivir.  No tengo profesión, no tengo una casa.  Trabajo desde las 7 de la mañana hasta las tantas de la noche y  no duermo (por esto se suicido Ramos Sucre).  Estoy totalmente desilusionado de mis padres y del país que hizo infelices a sus mejores hijos”.  “Estoy condenado a vivir en la miseria por lo tanto nunca escribiré una novela más monumental, pobre y desgraciado como Cervantes y Joyce, como Rimbaud y Leutréamont me salvaré por entre Las Breñas y Cruz de Silencio”.











DIARIO DE DESPEDIDA

               El 20 de marzo de 1998 Argénis escribe: “Yo debería suicidarme en junio o en julio como Hemingway.  Ya tengo 62 años y en esta época se acaba la ceración. Ya no eres nadie y la gente te llama viejo”.  El problema de la edad atormenta a Argenis Rodríguez.  Una vez dijo que su obra la había realizado a los 44 años y que a los 48 ya estaba liquidado.  Tal vez recurre a Camus quien dijo que el  suicidio lo cometían quienes pensaban que la vida ya no valía la pena vivirla. En uno de sus ensayos escribió un diálogo – poema:
-        Descuide, a usted lo asesinaron sus enemigos.
-        Y, ¿De dónde salen los enemigos?
-        De usted mismo.

            Lee los periódicos, come poco y bebe mucho hasta perder el conocimiento.  Hace caricaturas, pinta en claroscuro en una servilleta cualquiera.  A mí me hizo un retrato.  Una vez me mostró un retrato que había hecho de Clinton.  Anota: “me encontré con el Dr. Wiliams Becerra y bebimos…tengo una botella de vino en la reserva”.
            Horacio decía que no era posible agradar, ni perdurar mucho tiempo los versos escritos por quienes no beben más que agua.  Argenis lo sabe.  Se emborracha y hace escándalos.  Mark Twain solía decir que todo hombre que se respetaba a sí mismo debería emborracharse según la añeja costumbre: a la menor provocación y de preferencia en cualquier ceremonia pública. 

            29 – 3 – 98.  “Toda mi vida, por decirlo de una vez, me ha salido mal.  Cada vez que me voy componiendo o enseriando me ocurre algo, me echan la culpa, y me corren”.
            Se siente débil.  A lo mejor él es Anthony Patch, y el personaje de los Bellos y los Malditos de Fitzgerald.
            Pasa varios días sin beber.  Se lee un libro de Sade.  Quiere enmendar su vida y siente ganas de seguir escribiendo. Cuando le reprochan algo, piensa en su miseria, en el suicidio.  Una vez apuntó en un trabajo: “Se mata uno por sentirse desamparado, por una soledad, por una falta de comunicación, por creer que no se entiende lo que nos rodea”.  Pero se contradice en otro escrito: “Al suicidio nadie le ha encontrado definición”. 

            Se sincera consigo mismo: “Yo no niego que este pensando en un sueño, en un relato, en una novela y no me haya hecho rico a los 62 años”.  Alguien dijo que el verdadero escritor no era el que escribía, sino el que no podía vivir sin escribir.  Así era Argenis.  Así como Kleist (un suicida siempre citado por él) buscaba el arte del total sacrificio a lo que se ama.  Como Schumann, que se volvió loco y oía sinfonías por todas partes e intentó suicidarse, Argenis ve siempre libros a su alrededor.
            Cuando le reprochan y le dicen que ha fracasado piensa en una metralleta, en un mecate para ahorcarse, en un veneno.  Piensa en los otros suicidas.  Una vez dijo: “Nerval, un suicida, escribió: “Cuando nos sentimos desgraciados pensamos en las desdichas de los otros”.
            El suicidio es un proyecto para Argenis. Cuando la adversidad lo ataca el deseo para llevar a cabo ese cometido se acentúa y disminuye con la buena situación: “Solo tengo en mente (y en la mano) una sola cosa: Un mecate para ahorcarme.  Mañana no tendré con que tomarme un café”.  Pero una vez escribió: “Hubo un tiempo muy largo en que no pensaba sino en morir, en atentar contra el tipo más desesperado y más solo que conocía y ese era yo”.  En esa época sentía ganas de vivir, escribir y publicar.

            “La literatura es considerada una cosa de payasos, porque no es historia, no es científica, no es nada palpable.  La literatura es sueño e imaginación, eso no se toca.  Aunque bueno, yo he escrito historia novelada.  Ahora bien, el cine y la novela cuentan más con la imaginación que con la realidad”.
            Se siente aburrido.  Su trabajo no le atrae.  Periodista, columnista no es una labor.  El es el personaje de Miss Lonelyhearts de West.  Lo acosa el resentimiento, le molesta la rutina diaria, el periódico, la lectura.  Piensa con tristeza que a los 24 años ya había publicado cosas de las que habla ahora.  El ciclo se cierra.

            “No se llega a la verdad con cosas reales.  ¿Y la imaginación? ¿Y el sueño? ¿No existen?”.

            “En realidad, el sadismo, que siempre me ha atraído tanto, es muy inferior al romanticismo que practicado”.

30 – 03.  “Me encerré en la casa de Adolfo con una botella de whisky; bebí solo, encerrado, y escribí algo en este diario”.  Argenis escribía mientras bebía.  La bebida lo inspiraba.  Por el contrario su admirado Hemingway aconsejaba no escribir mientras se bebía.

            “No iré a trabajar hoy, ni mañana ni el miércoles”.  En esta frase Argenis es el suicida Kleist sobre quien escribió que abandonaba los empleos y no tenía donde trabajar por esa angustia de no adaptarse a nada. 
            Luego: “Como me ha vuelto la idea del suicidio tal vez me mate y no se habría perdido nada.  ¡Y la cantidad de gente que se alegrará!  Me tomé cien pastillas de ativan con una botella de whisky y a pesar de que no comí me desperté sano y tranquilo pero con ganas de seguir bebiendo…Me vengaré de mi mismo ahorcándome”.
            Su organismo ha adquirido inmunidad.  Las tabletas para dormir no le hacen ningún efecto.  Aquí su personaje es Fizgerald, quien terminó consumiendo alcohol, drogas y pastillas para dormir.  Argenis afirmaba que eso eran los medios para escapar de nuestro tiempo.  Es curioso que Argenis hablara siempre de pistoletazos y ahora empieza hablar del ahorcamiento como medio para acabar sus días.  Se reconoce ante el espejo.  Su drama, su tragedia es no tener ni siquiera un arma para resolverlo todo de una vez.  Consigue dinero y lo gasta en licores.  No tiene tiempo ni dinero para comer solo para beber.  Adamov bebía como un loco.  Soñaba con una barra, un trago y no tenía fuerza de voluntad sino para eso.  El dinero lo gastaba en aguardiente y barbitúricos.  Adamov como Argenis, recordaba que Maiakovski se dio un tiro en la sien…

            “Puedo ahorcarme o vivir de pedir y dormir en las aceras.  Para eso nacieron los escritores de este país”.  Así escribe sintiéndose desdichado; pero aprovecha y en su diario critica a sus enemigos, a los inútiles, a los incluidos.  Argenis dijo de León Bloy: “Acosado por la miseria, lanzaba denuestos contra todo ser viviente”.  A los que critican su comportamiento de alcohólico empedernido, descarga: “No dejaré de beber ni de escribir”.  Prefiere morirse de hambre y dormir en la calle pero no abandonará su forma de vivir. 

            “Yo no quería llevar un diario de despedida.  Quería escribir un poema como una Temporada en el infierno.  Pero parece que la vena poética se me acabó con Entre las Breñas a los 26 años”.  Otra vez Rimbaud el de “Un sueño ebrio en el Arenal”.  El neurótico, testarudo y bohemio, el nómada.  Rimbaud escribió un libro, dejó la literatura y empezó su vida triste y ambulatoria.  Argenis se compara y cree que se ha equivocado, pues ha escrito muchos libros.  Ha escrito cuentos, novelas.  Ha hecho periodismo y otras cosas cuando lo que ha debido hacer es escribir un solo libro: un solo libro selló la fama de Rimbaud.
            “Ahora me queda el hambre, la mendicidad y la muerte en la calle, en un basurero”.  Argenis se confiesa: él quiso ser como Rimbaud y ahora “desprende notas de su cuaderno condenado”.  Pero Argenis sufre más por otra cosa: Rimbaud vivió poco, escribió poco y se hizo un nombre.  Y él, Argenis está viviendo demasiado.  Rimbaud dijo: La desgracia ha sido mi Dios; y Argenis escribe: “Yo he debido detenerme o darme un tiro cuando leí eso.  No, pero fui posponiendo porque pensé que yo si iba a salvarme.  Y aquí nadie se salva.  Mucho menos un poeta, que lo sufre todo”. 
            Entonces hay un proyecto.  Hay que terminar con ese proyecto y luego suicidarse.  El poeta es un mesías, lo entiende todo, sufre por todos y trata de salvar a todos.  

            En una parte Argenis afirma categóricamente.  “Naturalmente en Venezuela ha habido un solo poeta: Ramos Sucre.  Y un solo escritor: Argenis Rodríguez”.
            Eso lo dice quien criticó a Unamuno porque habla de sí mismo con egocentrismo patológico.
            La comparación con Ramón Sucre viene por lo del insomnio, porque se cantaba también a sí mismo y porque prefirió suicidarse que soportar el tormento de la depresión.
            Argenis dijo una vez que el personaje más importante que él había creado era el mismo.  Pero es personaje adquiere múltiples rostros.  Es Ramos Sucre muriéndose en un hospital, es Tomas Wolfe agonizando en un hotel, y es Poe muriéndose en una borrachera.  De éste último dijo: “Poe murió en una calle de Boston y yo…”

01 – 04
            “El sueño es lo más cerca de la muerte”, escribe.
            Argenis desde los 25 años trata de suicidarse.  Ingiere pastillas de todo tipo.  Se corta las venas.  Ingiere una botella de limpia vidrios y un veneno para ratas y dos veces se disparó a la cabeza. 
            Pensar es insoportable.  Busca la inconsciencia todos los días y desea la muerte para acabar de una vez con ese martirio.
            ¿Y cuál es el martirio? Tal vez la gloria.  La de los grandes.  Pero los grandes viven poco.  Simón Bolívar en la juventud ya es el  Libertador y muere a los 47 años.  Jesús de Nazaret muere antes de los 40.  Rimbaud también.  El Che, Ramos Sucre.  Por Dios cómo él, ArgEnis, puede vivir tanto.  Pero no puede volver atrás.  Eso sí, hay que contar los días.  Es necesario marcharse.  Kleist lo hizo con una amiga, con su amante.  “Yo no me voy a matar solo.  Es terrible”.

            En este diario de Despedida toma la firme decisión de suicidarse.  La escritura a veces es ilegible: “La tarde de hoy me suicido solo”.  Argenis Rodríguez ha querido matarse por cuenta propia.  Son mis últimas palabras.  Un hombre como yo se mata o no se mata”.

            El 7 de abril reaparece.  Afirma haber cometido errores pero no sabe cuales.

Notas importantes de este diario:

1.- Todo lo bueno y todo lo malo (que es mucho mayor que lo bueno) yo mismo me lo he buscado y no tengo a nadie a quien culpar.
2.- “Si Dios no te ha matado es porque te tiene reservado un nuevo destino”.  Eso se lo leí a un romántico alemán.  Es la única oración que me repito.  Y creo que el poeta anota: “Si ya te utilizó no le harás falta y te matará”.  Y yo cada noche me pregunto: ¿Y un Dios necesita de mí para que me mantenga vivo?
3.- Si la gente no olvidara no podría vivir.
4.- Mi defecto fue que leí mucho y viví poco.
5.- Para mí que es mejor pensar en el estomago que en el corazón, eso no me hace ni más valiente ni más cobarde.
6.- Yo no creo en las masas, creo en la individualidad. 












DIARIO DEL ESCRITOR QUE SE DERRUMBA


            El Diario del Escritor que se derrumba lo comienza Argenis Rodríguez el 26 de octubre de 1997.  Lo hace para reafirmar esa fama de poeta maldito, atormentado y al que todos temen.  Dice que en su entorno muchos le temían:  “Cuidado escribes eso, no se te ocurra”.  “Me hubiera gustado ser más malo de lo que soy.  Un ejemplo Rufino Blanco Fombona, a quien admiro y releo, era muy mala gente pero un gran escritor.  Su esposa se suicidó por él.  El jamás escribió sobre eso”.
            El pesimismo se apodera de él, cree que ya no puede escribir más:  “No debes escribir por escribir.  He pasado dos años sin leer un libro ni escribir una nota, un cuento una novela, creo que se me cumplió mi ciclo”.
            Argenis una vez luchó en las guerrillas por una revolución, por un cambio social.  Lenin, al triunfar la revolución Bolchevique, exclamó:  “Triunfamos, ahora tenemos que cambiar al hombre para hacer una nueva sociedad.  Tal vez necesitemos mil años”.  El socialismo duró setenta años y el hombre no cambió.  Argenis anota:  “Jamás podrá existir una sociedad sin vicios.  El hombre nuevo del que hablaba el Che no existe.  Continuará el hombre como es:  Sin virtudes, asesino, celoso, ladrón, envidioso y con todos los vicios nuevos que vendrán.  Toda mi obra ha tratado de la maldad, de la perversidad”.
            Los siquiatras dicen que los poetas y los escritores son más propensos a sufrir de depresiones y estados de tristezas.  Argenis dice:  “Los escritores son seres solitarios que tienden más al suicidio que a la gloria.  El guerrero como Bolívar prefiere la gloria”.
            En esta  época Argenis Rodríguez solía dormir en el suelo, tal vez después de libar  profusamente.  El decir que no era por costumbre de guerrillero sino por su pobreza crítica.  Confesó una vez que recurrió al ativan y a los tragos porque los pensamientos lo atormentaban:  “Me mantendré consciente hasta la muerte.  Esto es lo más doloroso”.
            Su experiencia de las guerrillas la consideraba punto de partida de su carrera como escritor:  “Los grandes de nuestro tiempo (Hemingway, Tolstoy) fueron guerreros.  En el pasado lo fue Cervantes.  La experiencia guerrera en un escritor es muy importante”.
            Argenis aconsejaba a los escritores  escoger las palabras para iniciar una obra.  Allí hay que ser preciso y acertar:  “Podría empezar un cuento con estas palabras:  Emilia era una puta y Julián un chulo”. 
            La literatura era su mundo, incluso se creía un personaje literario.  Para él la realidad y la fantasía de la creación era una sola cosa.  Se queja de una herida en su mano izquierda, pero no recurre al médico, no se cura y bebe mucho.  Cree que es una buena forma de morir como el personaje del cuento de Hemingway  “Las Nieves del Kilimanjaro”.  Recuerda constantemente que ese autor norteamericano  se suicidó a los 62 años.  El suicidio en Argenis Rodríguez era una obsesión, una idea fija.  La metafísica explica que una idea repetida, machacada, con el tiempo se materializa.  Un científico, Adrián Dobbs, habla de partículas inmateriales del pensamiento que son captados por el subconsciente encargado de realizarlos más tarde.  Esto ha llevado a la creación  de la siconeuroinmunología (ciencia para superar las enfermedades y males en general a través del control de las emociones).  Si las emociones no se controlan se apoderan de nosotros.  Todos tenemos neurosis hasta el punto de que el siquiatra Horney exclamó:  “No debemos preguntar si el paciente padece una  neurosis sino cual”. La neurosis de Argenis implicaba la autodestrucción.  Tanatos estaba por encima de Eros.  Toda su vida estaba constituida por esa terrible lucha entre su egocentrismo, sus deseos de quedar más allá de la muerte y el sentimiento destructor.   Su infancia traumática lo explica todo.  “Me acuesto después de tomarme diez pastillas de ativan.  Esta es la única manera de no pensar”.  El 17 de noviembre apunta:  “Hoy sentí tres golpes en el corazón y pensé que me iba.  Eso me lleno de alegría.  Para ayudar al corazón a estallar me llevé a la casa una botella de whisky y otra de vino.  ¿Qué pasó?  Que el corazón volvió a su normalidad”.

            Sobre el vino y las emociones negativas como impulsos de la creación Argenis argumentaba:  “Yo creo que todos las grandes cosas se han escrito en estado de embriaguez, amargura y otras cosas parecidas, anoche dormí gracias a dos botellas de vino.  ¡Embriágate!,  no importa, decía Baudelaire, ¡Como he seguido ese consejo!”. 
            Sobre las penas, Ernesto Cardenal dice:  “El amor dichoso ha inspirado muy poca poesía.  Es el amor desdichado el que ha dejado la mejor poesía.  Ese  es al menos mi caso.  Yo tuve algunos amores que fueron felices y no me inspiraron  tanto como aquellos que fueron desdichados”.

            Hablemos ahora de la llamada cultura etílica tan apreciada y seguida por Argenis Rodríguez.
            Hemingway, tan citado y respetado por Argénis, se emborrachaba hasta alcanzar la posición horizontal y no poder levantar una copa más.  Sin embargo aconsejaba no escribir en estado de embriaguez.  Shakespeare decía que la gente sin humor probablemente no bebía vino.
            Baudelaire es uno de los autores preferidos de Argenis, quien solía recitar  su poema El Albatros, tal vez porque refleja una vida difícil.  Baudelaire buscaba las cosas bellas a través de lo sucio, lo inmundo, lo miserable.  Para él si se imponía un fin moral en la creación se perdía la fuerza poética.  Baudelaire, como Argenis, sentía un gran desánimo, una sensación  de aislamiento insoportable.  Baudelaire escribió:  “Tengo una ausencia total de deseos, una imposibilidad de concretar cualquier diversión”.  Baudelaire desconfiaba de los que no se emborrachaban:  “El hombre que solo bebe agua, seguramente oculta algún secreto”.
            Edgar Allan Poe decía que la felicidad estaba en la vida al aire libre, el amor de una mujer, la ausencia de toda ambición y la creación de un nuevo y bello ideal.  Argenis era un seguidor de Poe:  era un errante, amaba a las mujeres, se desengañaba y luego buscaba un nuevo amor.  Más tarde escribía sus experiencias para librarse  del dolor que implicaba la separación.  La ausencia de toda ambición es una costumbre en Argenis, y es el principio fundamental del budismo.  El nuevo y bello ideal es un elemento contenido en todo los paradigmas estéticos.  Argenis siempre pensaba en ese ideal.  Sobre las copas Poe decía:  “Nadie sabe nada del alcohol  excepto los borrachos; el secreto no debe revelarse a nadie, por supuesto”.

            Se vuelve a leer su relato “La Soledad del Guerrillero” le gusta tal vez porque vuelve a sus pasos, tal vez porque el capitán Manuitt se suicida.  La Soledad del Guerrillero, libro publicado por nosotros (Ediciones de la Fundación para el desarrollo de la cultura del Estado Guárico,1987), es el broche para cerrar un ciclo que se inicia con Entre las Breñas.  La Soledad del Guerrillero es la explicación a la pregunta  que una vez le hice acerca de los hombres que formaron  parte en la guerrilla de los sesenta.  Unos murieron, otros fracasaron,  y los demás  se adaptaron y ocuparon altos cargos en los gobiernos de turno.  Argenis ya no está en la clandestinidad; pero esta en la más completa soledad:  “Estoy solo, pero yo nací para estar solo, leer y escribir.” En Entre las Breñas y en La Soledad del Guerrillero hay la crítica a un movimiento que estaba destinado a fracasar por su improvisación.  No se tuvo en cuenta las condiciones históricas y objetivas y era el resultado de la enfermedad infantil  del  izquierdismo,  según lo escribiera Lenin cuando se refería a éste tipo de fenómenos.  Los jéfes eran los teóricos, y los muchachos bisoños llevaban la peor parte en las montañas, sin una visión exacta de por que luchaban.  En entre las Breñas está el inicio de la autobiografía  de Argenis, su firme decisión de hacerse escritor, su ambición y su esperanza de llegar a ser alguien en el mundo de las letras.  Allí estaba su estilo realista, preciso, practico, irónico. 
            La guerrilla venezolana era un fracaso.  Los guerrillas están impregnados del romanticismo propio de los jóvenes; pero el derrotismo los acosa.  No es lo mismo pensar en una aventura, soñar, que encontrarse en medio de una selva  inhóspita sin saber para qué se matan y se sacrifican.  Allí en las escaramuzas, en la adversidad invade el miedo, el derrotismo; y se entiende que en esa aventura no hay tanta grandeza pero si muchas pequeñeces, muchos momentos mezquinos y miserables.  Por decir esa verdad Argenis se ganó muchos enemigos en las filas de la “inteligenzia” de la izquierda venezolana.  En la Soledad del Guerrillero hay una reflexión madura ante los hechos que ya son parte de la historia del país.  Hay nostalgia por los que se han ido.  El autor comprende y se resigna por el hecho de que también  es personaje de esos acontecimientos.
            Argenis recuerda a Rimbaud y las palabras del poeta “he conocido el infierno de las mujeres allí abajo” le inspiran una nueva obra:  “Palabras de Mujer” también publicado por nosotros (éste libro resultó ser su última obra publicada en vida de Argenis).  Argénis se identifica con Rimbaud, “Rimbaud es el más grande.  Hay que inventar de nuevo el amor”.
            ¿Por qué apreciaba tanto Argenis a Rimbaud?.  Rimbaud era también un borracho, un bohemio, un vagabundo.  Odiaba  estar en un mismo sitio y se estudiaba a sí mismo constantemente.  Rimbaud decía que la mujer  era la debilidad de los seres.  No buscaba la soledad pero la soledad lo perseguía.  Rimbaud era un genio incomprendido  y desesperado.   Y Argenis siempre buscaba comparase y ser como los grandes de la literatura. 
            En “Palabras de Mujer” Argénis, indaga en el alma de las féminas tan apreciadas y despreciadas por él al mismo tiempo.  El título lo sacó de un bolero de Agustín Lara.  El mismo Argenis diseñó el libro, puso el orden del mismo y buscó las portadas para que nosotros las escogiéramos.  Natalia, mi esposa hizo la selección con la que fue publicado el libro.  Luego Argenis escribió que era uno de sus mejores libros  y decía que podía quedar  en la historia de la literatura por esos relatos.

            “Ya casi no puedo leer.  La vista me falla.  Pensé en Joyce y Borges que perdieron la vista”.  Argenis no pierde la oportunidad de ubicarse entre los grandes en la cima del éxito o en la miseria y sufrimiento de la enfermedad.  Lee a Eliot.  Una vez le pregunté por la poesía de este autor.  Le dije que tenía un estilo  no fácil de llegar.  Argenis recitó parte de una partida de ajedrez:
La silla en que ella se sentaba,
cual trono bruñido
se reflejaba en el  mármol
donde el espejo
sostenido por soportes...

            Enseguida me dio una serie de explicaciones y me dijo que había que escribir como si uno estuviera a punto de morir o de suicidarse.  He allí porque pensé que nunca se suicidaría.  Yo llegué a creer que Argenis buscaba ese estado de locura y decisión definitiva que proporcionan los abismos, la muerte cercana y el deseo del suicidio como una fuente de inspiración para sus proyectos literarios.  Dostoyeski, admirado por Argenis, era epiléptico y buscaba con vehemencia los ataques del mal porque el aura le daba ideas y fuerza para escribir.  Argenis anota:  “Los más grandes escritores son pobres como Cervantes, desgraciados como Strindberg y Tolstoy; y suicidas como Hemingway.  Un hombre que no sea desesperado no podrá ser nunca un Bolívar, un Che, un Dostoyeski...  Esta gente me persigue día y noche y cuando sueño, sueño con bibliotecas, librerías, mujeres, libros que he escrito y que no he escrito nunca”.
            Argenis, releía una y otra vez esos autores y sus personajes.  El mismo decía que era un escritor autobiográfico.  En la obra de Bukowski, este autor se coloce es siempre el personaje de manera tácita.  “Soy un autor autobiográfico y como he leído mucho creo que todos los escritores son como yo”.  Luego:  “Me bebí una botella de Concha de Toro y me comí un lata de diablitos.  Cada vez me parezco más al capitán Manuitt”.  












DIARIO DE UN DESDICHADO

            El Diario de un Desdichado lo empieza Argénis el 20 de abril de 1998.  Lo inicia así:  “Que bien lo dijo Rimbaud:  El amor debe ser reinventado”.  Admira en Rimbaud su poesía confesional, su vida trágica, dura y el final propio de los poetas románticos.  Rimbaud como Argenis sufría de una manía ambulatoria.  Su vida era la de errante, un nómada.  He allí, tal vez, la causa de la empatía.

Bebe, pide para beber.  Revisa sus escritos, compra botellas y latas.  Cada vez  más se parece a sus personajes.
Habla de sus mujeres.  Las recuerda constantemente.  Cree que se burló de algunas; pero también está seguro que otras tantas se burlaron de él.  La mujer para él es un medio para poder mantenerse y escribir:  “para mí una mujer tiene que tener dinero.  No me importa si es bella ó fea – total yo soy un chulo”.
En este diario hay un cuestionario. Se pregunta y contesta.  Cuatro grandes Novelas:
1-     Los Endemoniados.
2-     Sister Carric.
3-     Del  Tiempo y del Río.
4-     Bajo el Volcán.

Bajo el Volcán le gustaba porque los personajes principales bebían constantemente.  Siempre andan borrachos.  Cuando no es tequila es mezcal.

Tres Latinoamericanas:
1-     Doña Bárbara.
2-     El Señor Presidente.
3-     Vidas Oscuras.

Tres Españolas:
1-     Los Amores Tardíos.
2-     Tirano Banderas.
3-     Partes de “Don Quijote”.

Tres Francesas:
1-     Madame Bovary.
2-     Rojo y Negro.
3-     Justine.

Tres autores de nuestros días:
1-     Hemingway.
2-     Faulkner.
3-     García Márquez.
Los tres mejores novelistas de todos los tiempos:
1-     Dostoievski.
2-     Tolstoy.
3-     Emilia Bronte.
4-      
Para Argenis, Dostoievski era el mejor de todos los escritores.  A este novelista ruso le dedicó varios ensayos y críticas.  ¿Qué admiraba Argenis en Dostoevski?.  Probablemente el hecho de que su obra fuese autobiográfica: Su vida de angustias, penurias y cárceles.  Argenis dice:  “Su mundo es el de los violentos, los desesperados y los asesinos”.  Dostoevski amaba a las mujeres quienes le montaban cachos y lo despreciaban; pero Dostoievski lo sabía y las perdonaba.  Nada de eso le importaba.  Los libros eran su verdadera pasión.  Además Dostoevski hablaba constantemente acerca de la edad, acerca de la inconveniencia de vivir después de los cuarenta años.  Hablaba también del suicidio y muchos de sus personajes recurren a esa terrible práctica para terminar con sus días.
Prosigue Argenis en su Diario:
            El mejor poeta:  Rimbaud.
            Un historiador:  Gerald Walter.
            Un ensayista:  Borges:
            Un Pintor:  Goya.
            Un músico:  Beethoven.
            Un escultor:  Todos los griegos y Rodin.
            Un político:  Fidel Castro.

            Una vez Argenis me confesó:  “yo no me suicido todavía porque quiero ver como termina la carrera de Fidel Castro”.  En Castro, Argenis admiraba el haber sabido buscarse un sitio en la historia.

            El primer venezolano:
1-     Bolívar.
2-     Miranda.
3-     Bello.
4-     Simón Rodríguez.

La mujer:  Emilia Bronte.
El mejor Cineasta:  Ossan Wellas.
La mejor película:  Dejando las vegas.

La mejor mujer que he tenido:  Las putas francesas.
La mejor esposa:  Ninguna.
La mejor bebida:
1-     Vino.
2-     Whisky.
La mujer más bella que he tenido en Venezuela:
1-     María de Jesús Silva.
2-     Maríita Ramos y Rivera.
3-     Mirna.
La mejor amante: francia Natera.
“He sido una opera fabulosa como diría Rimbaud”, finaliza.
  
El 24 de mayo escribe : “Mensaje sin ningún destino .Además no me importa si lo tiene . El asunto es que lo mando. Hoy me llaman profeta por mis libros. Profeticé el fin de las guerrillas con “Entre lasBreñas” ; profeticé el fin de CAP y AD en “Breve relación de la destrucción de un país”…”En este país el libro más profético ha sido “Escrito con odio”. Cuando apareció me llovieron las amenazas. No tuve miedo. Fui más duro con “El asesinato del presidente”.Cierro mi cielo de gran escritor  y pensador  y con “Lesbianas y asesinos” y “Los notables” me pongo a la altura de Sade y Balzac. Mis cuentos son pequeñas obras de arte. Son cosa aparte.”

El lunes 25 de mayo anota : “..Yo creía que estaba acabado. A los 62 años se suicido Hemingway, él que lo tenía todo .Yo, que no tengo nada, no me atrevo a dar ese paso. Pero el asunto es que Hemingway estaba loco y yo no he estado loco. De pronto pienso que puedo escribir un gran libro.¿Por qué no?.  No nací sino para esto. Soy pobre pero siempre he sido pobre. De modo que a mi no me falta ni me sobra nada. Por mis pasados libros me están llamando visionario .Puede ser, ¿Por qué no?”

         Se interesa por el premio nacional de literatura . Su nombre está entre los candidatos por propuesta mía. El 29 de mayo escribe: “Hoy ,en El Nacional, aparezco yo encabezando a un posible Premio Nacional de Literatura. No creo en tanta belleza para mí. Pero , en fin, me halaga”.

  El diario lo termina el 4 de junio con estas palabras: “En la hora de la muerte de Sucre otorgan el Premio Nacional de Literatura .Compito con 13 profesionales millonarios y poderosos, Yo,si acaso,me como una lata de sardinas. Mañana todo el mundo sabrá que no me merezco nada. ¡ Y yo necesito todo eso para sobrevivir! Finis opera”.




DIARIO DE AUTODEFENSA

          


                Frank Rodríguez, escritor y promotor cultural, me obsequia una copia de un documento que encontró entre sus papeles.  Se trata de uno de los últimos diarios de Argenis Rodríguez en el cual se refiere a la literatura guariqueña, aunque también habla de muchas otras cosas.
       Goethe decía que no podía estimar a un hombre que no llevase un diario de sus jornadas. Esta máxima la tomaba Argenis Rodríguez al pie de la letra, por eso ahora se le considera como uno de los grandes diaristas venezolanos, comparable con Miranda y Rufino Blanco Fombona.
      Argenis escribía sus diarios y los cargaba en la mano para luego abandonarlos en cualquier sitio. Un día me dijo   : “León Tosltoy escondía sus diarios en sus botas para que su esposa no los leyera, yo no tengo esas botas ni casa donde guardarlos”.
  El diario encontrado por Frank Rodríguez tiene por título “Autodefensa”, está escrito en uno de esos pequeños cuadernos escolares  y consta de una estructura de 22 breves capítulos. La primera página tiene su firma con la siguiente frase.      “Así va el camino de toda carne”.Fue escrito en enero de 1999.  
          Como siempre se queja del destino amargo de los grandes escritores venezolanos, y por supuesto se incluía entre ellos. Los guariqueños, que se pueden contar con los dedos de la mano, todos eran unos frustrados. Cabrera Malo, el primer novelista guariqueño, tuvo la influencia Jorge Isac y de la corriente modernista. El Reflejo de los Romances azules es su mejor obra; pero para Argenis no es una producción sobresaliente.
        La silva Criolla salva a Lazo Martí que vivó en la miseria y hasta para morirse necesitó un cuarto prestado en Macuto. A pedro Sotillo se le conoce por un par de relatos. Pero Argenis lo admiraba mucho hasta el punto que el cuento  Los CamiNos Nocturnos  le inspiro para titular su libro sobre los sueños. Una obra extraordinaria que los psicoanalistas venezolanos todavía no han estudiado a fondo.
         Luego Argenis habla de Pedro Berroeta para dedicar los otros párrafos de su diario a si mismo. Entre las breñas es recordada como la publicación que lo catapultó. Aparte de las alabanzas que hace el autor es necesario reconocer que la novela marca un hito importante en la literatura al reflejar por primera vez el periodo histórico de la insurgencia guerrillera en nuestro país. Pero además vaticinó la caída del sistema socialista y he aquí la genialidad de Argenis Rodríguez.

        




















EL POETA

      Argenis consideraba que toda su obra estaba llena de poesía. Entre las
Breñas era su primer y gran poema. No hizo poesía como tal, no obstante escribió
poemas, habló sobre poesías e hizo mucha crítica sobre lírica. Citaba a FauIkner
quien creía que primero había que desarrollar la poesía, luego el cuento y más
tarde la novela.  Comentando una de mis publicaciones, Argénis escribió: "Hablar de un libro es hablar de todos los libros y hablar de un poeta es hablar de todos los poetas". Solia citar a Baudelaire, Mallarme y Rimbaud.

Una vez recitó:

Estamos ante
un cuerpo
que tuvo
ruiseñores
y lo vemos llenarse
de agujeros sin fondo.

     En una ocasión me resumió su credo poético: los máximos son Rimbaud y Eliot. En un texto poético las palabras soledad y silencio significan miedo al matrimonio, por no formar una familia, según la teoría Kafkiana. Bueno, el tema de la familia, el matrimonio y el divorcio eran profundamente dolorosos para
Argenis. Consideraba que una familia frustra la producción literaria, la creación escritural.
   Luego sigue; Otoño, silencio y árboles, todo ello implica un halo de tristeza, y eso en poesía recuerda a Baudelaire, Mallarme y Rimbaud.
  Calles y lluvias los asocia a la obra de Nazoa. Los nocturnos llevan a los
poemas de Darío:

Silencio de la noche, doloroso silencio

nocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?

oigo el zumbido de mi sangre;

dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta.

¡Insomnio! No poder dormir, y sin

Sueños...

En los últimos tiempos para Argenis el insomnio fue un terrible mal que lo
perseguía y lo atormentaba. El ativan y el licor fueron los paliativos más
cercanos.

   Los poemas donde se menciona la palabra amor le recuerdan los primeros trabajos de Neruda, el llano lo asocia a Lazo Martí. Una vez comentó: "Nostalgia
es una palabra muy romántica que casi todos los poetas utilizan en sus principios. Después se arrepienten". Azul en un texto poético es llegar hasta Novalis, y madre lo asocia con Pérez Bonalde.

Hablar de almas, de miedo y del color gris es hablar de Gogol y las Almas Muertas y también de Chejov, Las estancias y los aves son símbolos en Ramos Sucre y Poe.
  En una oportunidad le mostré un poema donde se hablaba de faroles colgantes y me dijo: "Eso me recuerda a una mujer cuya muerte ocurrió al mismo tiempo que la de Nerval, que se ahorcó en la calle de la vieja linterna”.

Argénis en uno de sus libros escribió el siguiente poema;
Quédate con tu hipocresía
Siempre fingiendo
No quieres parecer ni esto
ni lo otro
sino lo que has querido ser
Así que quédate con lu hipocresía
Has engañado a tus amigos,
al tipo que te. ama,
al que le pedías discreción
Así que quédate con tu hipocresía
Siempre escondiéndote en las esquinas,
haciendo ver quien no eras,
reclamando porque te han dado a conocer
Así que quédate con tu hipocresía
Esta cosa puede parecer un bolero,
pero quédate con tu hipocresía,
con tu mentira,
los toros,
las salas de fiestas,
el crilÍón,
los sitios que yo no quiero
y que me causan repugnancia
Quédate con tu hipocresía.


            En un bar frente a El Nacional en los años setenta escribió:

Era el ámbar
La mujer aquella, dos veces
La misma
Tanto mito
El amor, hacia nadie
Y después el vidrio
Era la mayúscula
del regreso
a pesar
del último
pájaro
fuera
de la sangre
inútil
de lo que
seríamos.
















ALGUNAS DE SUS OBRAS. COMENTARIOS.


LA FIESTA DEL EMBAJADOR (1968)

    Argenis ironiza, ridiculiza y critica la vida de un diplomático venezolano.El diplomático es un político sin formación académica, sin reglas morales y cuyo credo es el hedonismo.



GRITANDO SU AGONÍA (1970)

Fue publicado en 1970. Argénis reconocía que es su única obra a la que dedicó gran esfuerzo. La copió y revisó varías veces.
   Resume sus libros anteriores. Habla de la guerrilla, de sus relaciones con otros escritores y de su lucha en medio de la incomprensión de la sociedad. La novela tiene un estilo laberínticamente premeditado. En alguna parte Argenis habló de un proyecto con grandes anuncios y automóviles que se desplazan a gran velocidad por las calles de una urbe azorada Hay un cuadro cinético en cada escena. Se retrata al sexo sin amor, la soledad y el vacío espiritual de los hombres; e! analfabetismo de los profesionales y su comportamiento inmoral e hipócrita.
   Argenis enfoca el formalismo de la sociedad en medio de un torbellino de intereses que conlleva al caos.
    Creo que Argenis se refería a esto cuando escribió: "En mi próxima novela utilizaré mucho el automóvil. El hombre se aislará en un aparato de esos. Andará, bien solo o bien en compañía de otros, hablando solo, o hablando con los otros. Andará aislado de todas maneras, pasando por túneles, calles grandes, avenidas, letreros."


   De gritando su agonía el propio autor dijo; "...yo hice lo que hizo Dante cuando escribió la Divina Comedia y metió a sus enemigos como ogros corrompidos, llenos de defectos".



ESCRITO CON ODIO (1977)


            A Domingo Alberto Rangel le oí decir que el escritor no sabe el destino de sus libros, los caminos que siguen una obra; y las manos por donde pasan no se pueden ni siquiera suponer.  Paseando en Caracas por la avenida Urdaneta, en uno de esos tarantines de libros viejos encuentro, por doscientos bolívares, un ejemplar de Escrito con Odio, destartalado, remendado.  “Escrito con Odio” es el tercer tomo de memorias de Argenis Rodríguez y en el quiere abarcar  una historia íntima y el acontecer Venezolano desde 1965 hasta 1975.
            Inmediatamente, leyendo este libro de Rodríguez, recuerdo una nota de Ruben Wisotzki en El Nacional:  “ La vida es maravillosa, toda vida es maravillosa, todos (aún en la mayor de las pesadumbres), tenemos una vida maravillosa.  Pero no todos sabemos contarla.  El transmitir a los demás lo que ha sido o es una vida, es tarea que pocos, muy pocos, saben llevar a buen puesto”. 
            Precisamente Argenis sabe narrar su vida, su tragedia.  Sin ser la peor, la más sufrida de las vidas es una de las mejores contadas.  La verdad surge cruda, violenta, desnuda, sin ambigüedades.  No hay treguas, miramientos ni remordimientos.  La escritura esta realizada bajo la óptica de André Gide quien dijo una vez:  “Con hermosos sentimientos no se hace sino mala literatura.  No hay arte que no surja sin ayuda del demonio”.
            El libro puede dividirse en dos partes.  En la primera arremete contra sus enemigos, reales o imaginarios, tanto políticos como literarios.  Mientras que en la segunda la batalla es más personal, más íntima:  su familia y el entorno laboral.
            Todos hemos sido ofendidos, humillados; pero no todos hemos tratado de vengarnos.  La obra literaria de Argenis Rodríguez, en lo fundamental, tiene como base, el deseo de venganza, demostrar que él es superior a sus enemigos en cualquier terreno:  en el espiritual y en el escritural.
            Cada vez cuando habla sobre estudios sistemáticos, ya sea en liceos o Universidades, demuestra que tiene mayores conocimientos que cualquier licenciado o abogado, etc.  En el fondo hay resentimiento, odio y un complejo de inferioridad por no haber nunca terminado una carrera universitaria.  Esto se entiende, porque aunque aceptamos que el título de escritor es superior a cualquier otro; es el diploma universitario el que al fin y al cabo sirve para establecer las relaciones burocráticas entre los hombres; y la vida de Argenis así lo demuestra.  Todos los enemigos a los que atacó estuvieron en mejores condiciones económicas que él.

            La definición que da Rodríguez de la Izquierda y de los partidos comunistas es muy acertada:  siempre se entendieron con el enemigo mejor que con los camaradas y todos terminaron con la derecha, renegando del marxismo.  Lo que dijo en Entre las Breñas y en Escrito con Odio se cumplió en su totalidad:  esos grandes dirigentes guerrilleros llegaron a ocupar altos cargos gubernamentales luego de haber girado en 180º en sus concepciones ideológicas.
            A lo largo del relato se puede apreciar el carácter de Argenis.  Aunque para conocerlo basta con leer una de esas revistas donde se explica detalladamente la personalidad según el horóscopo:  él es un sagitariano tal cual lo describen la mayoría de esas publicaciones.  El es exageradamente yoista, extremadamente egocentrista:  sacrificó su familia por la literatura.  En una parte dice:  “me había casado con una mujer que me había ofrecido villas y castillos y lo que estaba haciendo era hundirme en la inestabilidad y en la intranquilidad”.  ¡Por Dios! Eso lo pudo decir una mujer o un hombre extremadamente egoísta.

            Escrito con Odio es una obra como todas las de Rodríguez realizada con mucha valentía:  hay que tener mucha convicción y valor para decir toda la verdad a sabiendas de que se cerraran todas las puertas. Rodríguez sabía que se encaminaba hacia la miseria y no le importaba nada, ni su futuro, ni el de sus hijos.



LA CIUDAD DESNUDA (1978)

    Relatos Breves donde se describe la sociedad tal cual es , de manera desnuda:se habla de políticas, ambiciones, mujeres fracasadas, crímenes, tragedias. Los avisos de prensa son el escenario de una ciudad convulsionada que se vende al mejor postor.




EL ÁNGEL DEL POZO SIN FONDO (1984)

   Novela publicada en 1984. Es un diario de la violencia.  Los hechos son nombrados de manera fragmentaria. No hay una temática lineal. Es el acontecer de cada día en un país en crisis: desempleo, crímenes, robos, violaciones.
   Como todos los libros de Argénis Rodríguez esta novela tiene elementos de su biografía. Hay rasgos que lo identifican como uno de los personajes de la trama. Hay constatación de hechos trágicos, razonamientos, sentencias y poesía.
   Al salir esta obra Argenis ya había publicado El Tumulto (1961), Sin Cielo y otros Relatos (1962), Entre las Breñas (1964), Donde los Ríos se Bifurcan (1965) , La Fiesta del Embajador (1968), Gritando su Agonía (1970), Bajo los Cielos sin Tiempo (1971), Memoria vol- 1 (1972), Los Caminos Nocturnos (1973), Obras Escogidas(1974), otra Confesión - Maldiciones (1976), Escrito con Odio (1977), La Ciudad Desnuda (1978), El Viento y la Lluvia (1878). Breve Relación de la Destrucción de un País (trilogía - 1980), Relajo con Energía(1980), La Amante del Presidente (1980), El Juicio Final (1980), y Palabras con el Inmortal (1982).

CRUZ  DE  SILENCIO (1990)

    Cruz de Silencio es una novela cuya trama refleja la vida de la Venezuela actual.
    El mismo autor dice que es la historia de! venezolano de hoy; escrita sobre el terreno, sobre la fecha, sobre el hombre del día y sus dificultades.
      Saúl, el personaje principal, es un hombre de la clase media que alcanza notables éxitos en el ámbito de la política criolla. El partido lo lleva a ser diputado y eso le da cierta posición holgada. Su esposa Carmen Rosa es una mujer bella, hastiada de la vida provinciana como esos personajes chejovianos pero con pocas ideas. El  matrimonio fracasa. Saúl termina siendo un alcohólico y su mujer empieza a buscar aventuras en Caracas. Los hechos transcurren en San Juan de los Morros y en ellos toman parte muchas personalidades de la vida pública guariqueña. No obstante la novela trasciende al marco regional por cuanto en ella se tratan muchos valores de carácter universal como lo son el amor, las relaciones e intrigas de la política, etc.
    Me llamó particularmente la atención el hecho de que el autor nos plasma en una prosa fluida e interesante, la vida de la gente tal cual es, con sus  virtudes y defectos; con sus logros materiales en medio de una gran pobreza espiritual. Definitivamente me pareció un relato muy real y triste.


FEBRERO (1990)

       Una de las funciones de la literatura consiste en hacemos reflexionar cuando nos muestra las llagas de la sociedad donde vivimos. Una cosa es la página roja de un diario y otra, una obra literaria sobre el mismo tema. En la primera hay la frialdad de lo cotidiano y lo común; y el lector se relaciona con ella de forma apresurada y morbosa. En la segunda, los hechos se digieren de manera más pausada para conmover e invitar a la búsqueda de soluciones. Aunque todo no pase del proceso mental.
    Argenis Rodríguez en su novela Febrero nos narra los acontecimientos del 27 - F, situándolos como la culminación de todo un período de descomposición social. Todos los focos de descontentos convergieron en un solo canal para manifestar su desacuerdo y rabia como esas fuerzas que de repente irrumpen  indetenibles para provocar la erupción de un volcán. Los de abajo no querían seguir viviendo como antes y los de arriba no podían vivir de la misma manera, para decirlo con palabras de los bolcheviques.
    En Febrero Argenis Rodríguez nos dice que la violencia está todos los días acompañándonos, en el campo, en un pueblito y en la gran ciudad. El ataque desprevenido, el ultraje, el robo y la humillación lo podemos encontrar en la calle; pero muchas veces lo tenemos muy cerca en la propia casa. Rodríguez hace hincapié en la pérdida de los valores morales que han debilitado la familia, Y si la familia es la célula fundamental de la sociedad, como nos lo enseñaron en la escuela, entonces ya tenemos una razón clara para entender el fenómeno social de putrefacción.
     Uno de los personajes principales de FEBRERO es un agente de la policía. Sus antecedentes y su conducta dejan mucho que desear. No tiene ningún tipo de preparación y siempre muestra su resentimiento social. Sus pocas herramientas de trabajo y su bajo sueldo lo convierten en un peligro para la sociedad.




LA TRÁGICA VERDAD DEL ESCRITOR (1991)


    En el interesante libro de ensayos La Trágica verdad del escritor  se habla de Rimbaud, Goethe, Sócrates, Pío Gil y Blanco Bombona y otros grandes. En Fierre Riviere, un hombre que mató a su madre y a dos de sus hermanos alegando que lo hizo porque se creía Bonaparte veo a Raskolnikoff  el personaje fundamental de Crimen y castigo. En esa novela lo principal para el hombre es alcanzar el poder, la gloria, la inmortalidad; y esto se logra con aquello de que el fin justifica los medios. Ejemplos de aplicación práctica de esa filosofía campean en la Historia:  Hitler es la encarnación del milagro alemán, los millones de personas sacrificadas poco importan. Para Stalin la muerte de un solo hombre era una noticia relevante, la de miles, una referencia estadística.
       En Pobre diablo,uno de los artículos del libro , noto la concepción budista con la que ha guiado el autor su vida, un desprendimiento socrático por las cosas materiales. Para Buda  el dolor y las dificultades se vencen con la represión de los deseos; pero para  otros esa mundivisión es contemplativa y tan pasiva y conformista como no querer las uvas por no poder alcanzarlas: el hombre piensa como vive y no vive como piensa.  Según A. Rodríguez, Cervantes. Kafka, Quevedo y Van Goh son ejemplos del pobrediablismo a través del cual se llega a la eternidad. Uslar  Pietro dijo una vez que la opresión y el vasallaje propiciaban la creación literaria: la literatura rusa (Pushkin, Gógol, Tolstoy, Chéjov, Dostoievski, etc.) es superior  a la soviética, supuestamente. Claro está que García Márquez y Vargas Llosa no creen en el pobrediablismo. Para ellos la pluma y una vieja máquina de escribir no son más que elementos atávicos del romanticismo. El neoliberalismo es lo que cuenta, con un buen ordenador.
   El suicidio, otro de los temas ,  como siempre está presente en estos ensayos de Argenis Rodríguez; pero no es más que una idea , una obsesión que luego de haber sido comprendida en su totalidad sirve para interpretar mejor el sentido de la vida. Así lo  predicaba Cioran quien no recurrió a ese recurso extremo para decirle adiós al mundo. Es como si un maratonista participara en una carrera de pocos kilómetros: lo hace sobrado de lote. Es decir que quien piensa en el suicidio no se suicida, tal vez por aquello que decía Maquiavelo de quien conoce el infierno, lo evita.


EL HOMBRE Y SU IMAGEN (1993)

   El hombre no se diferencia de los demás. Trabaja en una compañía de seguros o en otra parte. No tiene compañera. Fracasó en su matrimonio. Los que lo rodean, son unos fracasados. Argenis dice: "Nuestro héroe muere de muerte natural o asesinado, como muere tanta gente en Venezuela de nuestro tiempo".
   La segunda parte de esta novela es la mujer y su imagen. Es una mujer de provincia, sin estudios. Es bonita. Le gustan las fiestas y las parrandas. Se casó con un político. Es feliz. El hombre la maltrataba. Elle se escapa; llega a ser  la amante de un diputado. La rodea un ambiente lleno de sexo, crímenes y tristezas.


LA CAÍDA DE UN PRESIDENTE(1994)

  Novela corta dividida en cinco partes: Técnica del golpe de Estado, El toque de queda, al exilio Dorado, un régimen que se consolida y los Héroes y los Mártires. Trata del derrocamiento de Rómulo Gallegos en 1948 e involucra como actores principales, además del autor de Doña Bárbara, a importantes personajes de la política venezolana: Marcos Pérez Jiménez, Luis Felipe Lovera Páez, Carlos Delgado Chalbaud, Renné Hartman de Coronil, Rómulo Betancourt, Jovito Villalba y Leonardo Ruiz Pineda. Es decir que es una historia real con personajes reales tratada bajo el prisma de la literatura. Argenís Rodríguez  recreó a todos los personajes adjudicándoles, a veces, atributos y cualidades  novelescas como si fueran más bien gente del cine.               
    El escritor hizo uso de la técnica denominada  contrapunto , porque en un capítulo habla de un personaje y en el siguiente habla de otro y luego los retoma.
   Rodríguez emplea algunas  ideas de Freud: el sueño incestuoso y recurrente del presidente con su hija.
    Se aprecia también cierta influencia del novelista británico Collin Wilson. Wilson trata de profundizar en el alma del hombre violento. La novela fue publicada en 1994.



EL ASESINATO DEL PRESIDENTE (1995)

     En esta novela Argenis Rodríguez refresca la historia política de Venezuela. El magnicidio de Carlos Delgado Chalbaud es relatado en todos sus detalles y circunstancias. Los políticos de la época son retratados en esa hora trágica. Hay intrigas y componendas que llevan hasta el General Marcos Pérez Jiménez como el autor intelectual. Jóvito Villalba, Pómulo Betancourt y otros líderes son ridiculizados. Premios y prebendas son repartidos entre hombres mediocres pero bien ubicados en el esquema politice del momento.El relato no esta exento del humor. La novela fue publicada por entregas en el diario La Razón.





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LA VIDA NO VALE NADA


            La obra de Argenis Rodríguez es producto de sus ideas recurrentes y obsesivas sobre el suicidio, y éste a la vez es consecuencia del insomnio.  Como Cioran pudo haber dicho:  “He comenzado a “ser yo” gracias al insomnio, a esa catástrofe a la que le debo todo y que ha marcado tan profundamente mi juventud.  Si he percibido ciertas cosas en este mundo, es porque tuve la suerte de no poder dormir...”

            Constantemente busca una explicación para encontrarle sentido a la vida, pero el laberinto de indagaciones conlleva a un callejón sin salida:  el suicidio.  Cuando la enfermedad es del alma, hay más dolor que si fuera del cuerpo, según Cicerón.  Todos los estudiosos, en cada época, tratan de penetrar en los secretos que conducen al hombre a terminar con sus días por su propio deseo y con sus propias manos, pero sucumben en la tarea.  Argenis cree como Camus, que uno se suicida porque la vida no vale la pena vivirla; pero también piensa en otros motivos:  el remordimiento, el dolor de conciencia, el arrepentimiento luego de haber realizado una acción criminal.  Otra causa puede ser la de un espíritu libertario  superior que no quiera depender de nadie, ni siquiera de Dios, o tal vez la depresión de quien ha descubierto la banalidad de la existencia.  Víctor Hugo decía que la carga más pesada es la de existir sin vivir.

            Para Argenis, Ramos Sucre es un héroe atormentado.  Un héroe que le llega a su alma.  Hay empatía por lo del insomnio, las pastillas para dormir, las lecturas constantes y la escritura críptica y luminosa.  Le fascinaba la vida del cumanés y el reconocimiento tardío de su obra.  He allí tal vez el sentido de la vida:  pasar desapercibido en medio de estrecheces y luego resucitar por su pluma.  Nada más atractivo por la aureola de romanticismo.  José Martí lo expresó en uno de sus versos:

Viva yo en modestia oscura
muera en silencio y pobreza
que ya verán mi cabeza
por sobre mi sepultura.

            Argenis consideraba a Dostoieski como el más grande novelista de todos los tiempos.  En la obra del escritor ruso hay de todo lo que tiene que ver con las pasiones:  grandezas y bajezas humanas, pero a Argenis le atrae más que cualquier otra cosa, los suicidios narrados por Dostoieski:  Argenis no busca la felicidad, sino la lucha constante, y el mismo se consideraba un fracasado en esa lucha.  Los personajes de Dostoieski son unos fracasados, unos infortunados que no hacen más que divagar sobre sus pasos inseguros y nunca hacen algo importante por cobardía.  Kirilof, el personaje de los Endemoniados, tiene buenos argumentos para suicidarse:  “Yo sólo busco las razones por las cuales los hombres no se atreven a matarse...”

            El crimen supremo no es matar a los demás, sino matarse a si mismo.  He allí el credo de Dostoieski:  Argenis así también lo creía, porque a los demás los mataba con  sus escritos.    

            El suicidio es suprema libertad, descontento, insubordinación, fuerza de voluntad.  Argenis ve estas cualidades del suicidio en la obra de Dostoieski.

            El miércoles 8 de marzo de 2000, una nota de Rubén Wisotzki publicada en El Nacional anunciaba la infausta noticia:  Argenis Rodríguez se suicidó.  “Cumplió su amenaza y se quito la vida”.

            Para los marxistas el problema fundamental de la filosofía radica en la relación entre la conciencia y el ser.  ¿Qué es primero? De esta respuesta emana una serie de consecuencias: El  materialismo, el idealismo, Dios y otros conceptos  filosóficos importantes.

            Para Cioran en la filosofía el hombre se hace interrogaciones esenciales y se atormenta al no obtener respuestas contundentes.  Para Camus es tajante:  La filosofía debe responder a una sola pregunta:  ¿Vale la pena seguir viviendo?  En otras palabras, el suicidio es la cuestión a resolver.

            Solano Calles define el suicidio como “toda muerte que resulta mediata e inmediatamente de un acto positivo o negativo efectuado por la propia víctima a sabiendas de que habría de producirse el resultado”.  La  Organización Miundial de la Salud (OMS) define el acto suicida como todo hecho por el cual un individuo se causa a si mismo una lesión sea cual fuese el grado de intención letal.

            ¿Es el suicidio una solución a los problemas?
            Juan Carlos Santana explica:  “Por muy graves que sean los problemas ¡el suicidio no es una opción!.  No importan lo que hayan dicho sus cultores, el dolor es parte de la vida y tenemos herramientas suficientes para soportarlo y superarlo.  Gibrán dice que el dolor es la fractura de la concha que contiene vuestro entendimiento, y así como la dura cubierta del fruto debe romperse para que su corazón salga a la luz del sol, así también debéis conocer el dolor. 
            Sí, definitivamente, ¡La lucha es por la vida!”

            De una vez por todas la muerte de Argenis Rodríguez ha colocado el tema del suicidio en la mesa de discusión.  ¿Es el suicidio un acto de suprema libertad o un gesto de desesperanza?  Hay quien cree que es uno de los grandes males de la sociedad, junto al alcoholismo,  la delincuencia y el desempleo.

            Una de las tesis sobre el suicidio estipula que éste es una enfermedad del alma, cuya propagación se debe a los medios de comunicación.  Las notas escritas, las fotografías sugerentes servirían de ejemplo a imitar.  Las consecuencias de las informaciones detalladas son una epidemia.  El suicidio es contagioso, y el medio de contagio es la información incitante y morbosa.  Argenis decía que los suicidas le atraían, y el estudiaba sus vidas, sus dolores, sus penas y las formas usadas para suicidarse.  Ramos Sucre escribía, sufría, no dormía y pensaba constantemente en la muerte.  El insomnio es la peor plaga que existe, decía Argenis también.  Ambos presienten el final trágico.

            Se suicidan 20 de 100.000 personas según la Organización Mundial de la Salud, hay una proporción de un suicidio consumado por 10 intentos.  Argenis intento suicidarse varias veces.  En dos ocasiones me confesó con lagrimas que tenía unos deseos horribles de suicidarse.  Conversamos mucho, lo atendí como médico, le apliqué un tratamiento inyectado, le compré unos antidepresivos y le traje bebidas para hidratarlo.  Se sentía muy mal luego de haber ingerido mucho alcohol.  Era patético verlo llorar como un niño y quejarse con amargura de lo trágico  de la vida, a la cual no encontraba sentido..  El día de su suicidio me mandó a llamar con el poeta Oswaldo Rodríguez; pero yo estaba de viaje.  Lo supe después.

            Denis Langlois dijo:  “La vida es un bien demasiado precioso y sobre todo demasiado único como para arruinarla gratuitamente. Preconizar la liberación por medio del suicidio supone una injuria hecha a quienes se matan porque ya no tienen precisamente la libertad de vivir, porque se encuentran en un callejón sin salida y solo pueden salir de él, saliendo de la vida.  Ayudarles a ser libres es ante todo ayudarles a adquirir los medios de vivir”, y luego agrega:  “si uno debe morir porque es víctima de la injusticia o de la miseria, es preferible intentar antes unirse a uno de los grupos que luchan precisamente contra la injusticia y la miseria”.  Pero Argenis ya lo había intentado todo, en las montañas y en la ciudad, con las armas y la pluma, como guerrillero y como escritor.  Argenis era un romántico, un idealista y un amargado.  Se sentía solo, incomprendido, tenía que decir la verdad.  Alguien tiene que decirla y elevarla hasta sus últimas consecuencias.  Una verdad, que como siempre, nadie oía.  Pero escribe, y lee, y sus maestros son:  Holderlin, Dostoieski, Tolstoy, Emilia Bronte, Strindberg, Pio Baroja, Nietzsche, Gongvin, Van Gogh, Rimbaud, Goethe, Kleist.  Insiste en ellos, y en otros en cada uno de sus artículos.

            Argenis se murió de hambre, lo dijo Rosana Ordoñez:  “hambre de afecto, hambre de comida, hambre de intelecto.  En este país, los moribundos caminamos por las calles, como los ciegos de Saramago, languidiciendo lentamente, ante la indiferencia de otros, tan ávidos de bienes, cariño y conocimientos.

            Argenis Rodríguez tenía hambre y por eso se murió.  Solía quejarse de su indefensión, aquel hombre de soledad extrema y talento a borbotones, que nunca dejó de trabajar y tampoco ganó dinero.  Hoy te regalaba su último libro, mañana te mostraba su nuevo periódico, pasado aparecían sus excelentes entrevistas en cualquier revista, a cambio de cuatro monedas.  En otro país, Argenis sería un protegido de los reyes, quienes estarían dispuestos a aceptar sus dardos con tal de preservar su talento.  Pero muchos de quienes lo ampararon fueron después demolidos por su pluma, e incapaces de perdonarlo”.

            La sociedad con sus contradicciones es la causa de los suicidios.  Lleva al hombre al desespero, dicen algunos.  “Si el país se te opone, que se te oponga.  La lucha no concluirá ni siquiera con  tu muerte”, dice Argenis.  Prefiere  meterse un balazo que transigir con la gentuza.  Se siente fuera de lugar,  Como Ramos Sucre cree que su obra es grandiosa, pero soñando es un Dios, como Holderling.  No se rebaja, no quiere ser un mediocre porque no puede.  La miseria no lo pone de rodillas; decir la verdad es algo sagrado que está  por encima de todo y de todos.  Lo mantiene despierto el odio, el rencor.  Esos son sus motores.  “No olvido a mis enemigos y tengo un propósito:  destruirlos o ser destruidos por ellos.  No hago pactos.  Nunca he hecho pactos con mis enemigos.  Mi gran enemigo podría ser toda la tierra venezolana, me importa un comino.  Yo puedo ser más grande que ella, puedo hacer que esta tierra se me doblegue”.

            Ese sentimiento de rabia lo mantiene en estado de alerta.  Cioran lo expresa de esta manera:  “No olvides la injuria, es uno de los secretos del éxito, un arte que poseen sin excepción los hombres de convicciones fuertes, pues toda convicción está constituida principalmente de odio y, en segundo lugar solamente de amor”.  Cioran remata la idea:  “El rencor conserva; si además, uno sabe mantenerlo, cuidarlo, se evita la pereza, el ablandamiento”.  He aquí el secreto de la vitalidad de Argenis:  debe ser despiadado con sus enemigos, debe asesinarlos a plumazo limpio.  El es un resentido y esa condición la manifiesta en todos sus escritos.  La psicoanalista Melanie Klein dice que el resentimiento es un estado crónico de injuria narcisista, característico de los que han tenido terribles experiencias emocionales tempranas, junto a un alto componente  constitucional de agresividad y envidia.

            José Roberto Duque escribió, refiriéndose a Escrito con Odio:  “Uno a uno fueron recibiendo su respectiva carga de denuestos, no con la prosa elegante del que insulta sin nombrar al destinatario, sino con los aspavientos furiosos  y directos del mecánico o pulpero metedor de chismes, varios personajes con nombre y apellido:  allí llevaron plomo verbal Caupulican Ovalles, Jesús Sanoja Hernández, Teodoro y Rubén Petkoff, Douglas Bravo, Pompeyo Márquez, Ramón Bravo, Lucila Velásquez, Adriano González León y Arturo Uslar Pietri; entre otros.  Y lo más interesante de todo es que la mayoría de los aludidos fueron sus amigos...”  Todo esto lo escribe Argenis  con una gran pasión, con mucho rencor y no quiere retractarse jamás.  El oficio de escritor es superior a todas las profesiones.  Todos los hombres de su tiempo recibieron una dosis de crítica.  Rómulo Gallegos era muy formalista, Rufino Blanco Fombona era muy racista, Mariano Picón Salas era un inculto que recurría a mucha palabrería, Arturo Uslar Pietri un inaccesible y de Rafael Arraiz Lucía hay que desconfiar porque anda bien vestido y con corbata.  Venezuela es su enemiga, por eso Escrito con Odio finaliza así:  “Venezuela es del cabrón, del chulo, del ladrón, del que traiciona; es de la cantidad de chulos y cabrones, Venezuela es del cabrón, del cabrón, del cabrón...”

            En la antigüedad el suicidio era tratado de diferentes  maneras.  En Tebas y Chipre, los suicidas eran privados de los honores fúnebres.  En Atenas, la mano derecha del suicida era enterrada aparte porque se le consideraba muy poderoso y podía hacer daño a los vivos.  Un suicida como Argenis sigue siendo poderoso:  Su mano derecha escribió cosas que siguen siendo verdades, y su nombre quedó para siempre en la historia.

            Argenis terminó sus días de una manera que en el mundo antiguo hubiese sido catalogado de contradictoria:  por un lado el suicidio por razones filosóficas (y las de Argenis eran profundamente filosóficas), era justificado; pero por otro, el suicidio por horca  era expresamente prohibido, tal vez porque pensaban que el alma quedaba aprisionada.

            El suicida Pierre Riviere, estudiado por Argenis, consideraba a las mujeres culpables de todos los males, por eso mató a su madre y a su hermana.  Argenis creía en el suicidio; pero no por una mujer, la cual si era necesaria para ejecutarlo en compañía.  Morir en solitario era algo terrible.

            Paul Lafargue y Laura Marx se dieron muerte inyectándose cianuro en la vena.  Marcel Sembat dijo:  “¡Los dos juntos, que hermosa muerte! Este fin me parece soberbio y magnifico como una espléndida puesta de sol.  No he conocido nada más noble de esta índole...”

            Kleis se suicidó junto a Henritle Vogel.  Argenis admiraba ese hecho y se quejaba de que tendría su suicidio en solitario, y eso le preocupaba porque no era romántico.

            El suicidio por convicciones es anunciado con anticipación.  René Crevel, escritor francés perteneciente a las corrientes dadistas y uno de los primeros suurealistas, describió su muerte.  Escribió obras como “La muerte difícil” y “Detour”.  En esta última, Crevel que se suicidó  con gas escribe:  “Una tisana sobre el fogón de gas; la ventana bien cerrada; abro la llave; olvido la cerilla...”

            Podemos afirmar que Argenis busca constantemente en su obra la forma de su suicidio, su propio camino.  Kleis no tenía empleo fijo, no se adaptaba a nada, y angustiado buscaba “el arte del total sacrificio a lo que se ama”.  Adamov llevaba un diario íntimo y bebía diariamente.  Todos ellos son  encarnación de la tragedia humana y una muerte heroica desabría las puertas de la inmortalidad.  Todos los grandes se creían muy pequeños y así pensaba el propio Argenis.  Van Gogh se creía un inútil, Ramón Sucre se quejaba de no verle sentido a nada. A Strindberg lo atormentaba los pensamientos.  Argenis se quejaba del insomnio porque seguir pensando sin parar nunca era un castigo insoportable.

            Pavese se suicido por una mujer y eso no lo aceptaba Argenis porque uno se mata por el desamparo, la soledad, por honor, por falta de comunicación, por no entender lo que lo rodea, y por miedo a la otra vida.
            Séneca se mató por honor, porque teniéndolo todo no quería ser humillado.
            Nerón se mató por miedo, por miedo a responder ante la realidad política adversa y por miedo a la propia muerte.
            Sócrates y Cristo en realidad eran unos suicidas.  Ambos buscaban la muerte pero querían culpar a otros ante la historia.

            Argenis leía y releía la historia, indagaba en su alma, buscaba la originalidad para su propio fin.  Georges Navel escribió:  “No me gustan los gestos de desesperación, los gestos forzados.  Me gusta el suicidio estético, el que emana de una decisión, no de una situación.  Este es el único matiz que hago en el suicidio”.  Argenis por eso quiere planificarlo todo, pero a veces entiende que no es su hora, y debe producir más, trabajar más; preparar su final.
            En 1994 María Teresa Latouche escribió:  “No obstante, Argénis Rodríguez no piensa suicidarse por ahora.  Así nos lo comunicó la última vez que nos vimos, luego de haber declarado a la prensa que se identificaba con los suicidas.  Mi destino por ahora, nos dice, es escribir algo que me salve para la posteridad.  No quiero morir eternamente.  Quiero dejar una cosa y la otra.  Quiero dejar dado mucho más de lo que me es dejar”.

            Argenis a menudo anunciaba su fin, pero otros se suicidaron sin aviso previo.  Esenin y Maikovski, los primeros grandes poetas rusos después de la revolución bolchevique, se suicidaron y no dejaron explicación alguna sobre su decisión.  Bretón señalaba:  “Sólo encuentro legítimo suicidarse en un caso:  no teniendo que lanzar al mundo otro desafío que el deseo, no recibiendo mayor desafío que la muerte, puedo llegar a desear la muerte”.  Argenis no se suicida antes porque piensa que aun tiene cosas por hacer.
            Necesita vengarse  de los enemigos que lo persiguen como las sinfonías y los ángeles perseguían a Schumann.  Le preocupa la edad:  ¿A qué edad Napoleón ya era grande?  Debe alcanzar la gloria lo antes posible y sabe que pagará un alto precio.
            A Sócrtaes lo castigaron por decir la verdad, lo que sentía, por ser inteligente.  Por eso, el no debe callar, no debe temer porque tiene fe, una creencia, una idea.  Como en Sócrates, la riqueza de Argenis reside en su cabeza y en su corazón.  Cree en la vida, pero aun más cree en la muerte, luego de la cual vivirá eternamente a través de su obra, de sus libros, de sus líneas.  Habrá tiempo, luego, para demostrar como Kirilof que es libre suicidándose.  Sabe como el escritor inglés Colin Wilson que el suicida tiene su intuición, su espíritu que está por encima de lo social, de lo psíquico.  El suicida ama la vida, y en pos de la vida se autoaniquila. Argenis se dedica a lo suyo, es decir a escribir, a decir las verdades que hieren.  Así va cerrando todas las puertas y va hacia su propia destrucción.  Creando como Van Gogh, sin importarle nada ni nadie.  En un egoísta claro; pero un egoísta genial que desdobla su vida a través de sus innumerables personajes como Roberto Arlt.

            Argenis hará propaganda del suicidio y cumplirá su palabra.  No será como Jacques Rigaut  que odiaba al suicidio y se disparó una bala en el corazón.  Decía que no había razones para vivir, pero tampoco para morir.  Aceptar la vida es desdeñarla.  La vida no vale lo suficiente como para tomarse la molestia de quitársela.  Matarse es aceptar que hay cosas que temer, pero sin embargo se dió un tiro.

            Argenis es un convencido del suicidio y cree en esa forma para poner fin a los días como el doctor Coeurderog podía decir:  “Me suicidaré porque soy libre y no considero la libertad una palabra vana:  la extiendo por el contrario hasta el derecho de quitarme la vida si la preveo desgraciada para siempre”.

            A la muerte de Argenis, Beatriz Sogbe escribió:  “Argénis Rodríguez encarna al intelectual abandonado, despreciado, solo, alcoholizado por las circunstancias y terriblemente incomprendido; pocos se imaginan que detrás de ese borracho estamos frente a uno de los escritores más prolíferos de Venezuela.  Con un estilo tan personal y único que pocos lo entienden.  Pero, lo oían...”

            “... Argenis Rodríguez tomó la terrible decisión de suicidarse.  Lo hizo de la manera más terrible:  a través de la horca...”
            Sí, la horca es la más terrible de las formas de matarse, por eso estaba expresamente prohibida en la antigüedad.  La agonía del que se ahorca es breve, pero espantosa.  La falta de oxígeno hace los movimientos respiratorios muy profundos y lentos, luego son muy fuertes.  El tórax se ensancha como buscando desesperadamente el aire.  Se pierde el conocimiento, hay convulsiones y secreciones por los distintos esfínteres.  La respiración es caótica hasta su detención total.  Los segundos parecen siglos.  La observación de la escena horrenda de los mecanismos por llevar a la muerte a un  ahorcado dieron pie a su prohibición en el mundo antiguo, aun cuando se aceptaba el suicidio como antídoto para resolver los problemas de la existencia.

            Con Gabriela Mistral nos preguntamos ¿Cómo quedan, señor, durmiendo los suicidas?.  Los contemporáneos de Argenis, sabemos que tiene su lugar bien ganado en la historia de la literatura y de que su sueño a través de su gran obra es eterno.  Cruz Rondón Galíndez lo escribió así:  “Su autoinmolación ese día fue exprofesa pregunta sin respuesta que revolotea en mi mente.  Ha muerto a los sesenta y cuatro años de edad un portentoso escritor, un fabuloso contestatario de una sociedad podrida, un colosal incomprendido  cuyo destino fatal había anunciado reiteradamente desde hace más de tres décadas  y que todos creíamos que era solo producto del azar y la imaginación ingeniosa y fantasiosa de una de las cumbres de las letras venezolanas de todos los tiempos; por desgracia, Argenis cumplió su promesa”.  Luego agrega:  “...Argénis Rodríguez es junto al tachirense Pio Gil y al zuliano Alfredo Tarre Murzi (Sanin) la insuperada de grandes panfletarios      de Venezuela del siglo veinte.  Decir lo contrario es ser neonato, orate y/o mezquino”.  “Argenis no ha muerto, Argenis es inmortal, porque su prolífica obra de más de cuarenta libros perdurará por los siglos, no morirá jamás”.  “maestro no es sólo el que enseña, es también el creador de ideas, el formador de opinión.  Eso fue Argenis Rodríguez, un contestatario que apasionaba  al lector más descuidado; un maestro de la palabra que se destacó por su despierta inteligencia y la vivacidad de su genio.  Hasta sus más encarnados enemigos o adversarios literarios reconocen la luminosidad de su talento y la gracia de su palabra impresa”. 

            Al morir Argenis Rodríguez no dejaba más que libros.  Se negó siempre a tener propiedades; y creo que el único trabajo que tuvo en su vida fue el que desempeñó cuando fui presidente de la Fundación para el Fomento de la Cultura del Estado Guárico (FUNDACULGUA).  En Fundaculgua (en San Juan de los Morros) su horario era libre, hacía las notas periodísticas y asesoraba en materia de publicaciones.  Me llamaba frecuentemente y hablábamos del trabajo que yo estaba haciendo con los diarios y sus libros.  Para Argenis el ocio era lo más importante para la creación, como Wood Allen tal vez, consideraba el trabajo una invasión a la privacidad.  El 20 – 6 – 96 me escribe:  Querido Doctor, vine hoy a traer una nota.  La dejé en El Nacionalista...  Me dijeron que sale el sábado… vengo cuando lo crea necesario.  Argenis Rodríguez. 

            Una vez hizo planes para vivir en Valle de la Pascua.  Soñaba con tomar menos, escribir más y participar en conferencias sobre literatura.  Así me lo notifica el 20 – 7 – 98:  “Sr. Dr. Edgardo Malaspina.  Querido Amigo, por razones que tu conoces, me veo obligado a viajar a la Pascua y tal vez vivir allí con mi  mujer.  De todas formas en la Pascua Fundaculgua tiene mucho que hacer.  Allí hay preocupación intelectual y puedo dictar talleres y  conferencias y existen tres periódicos locales.  También cuando tu me necesites podré venir o ir a Las Mercedes.  Aquí estoy solo y hay poca actividad.  Espero me continúes dando la ayuda porque con ella sobreviviré.  Además que nos espera una gran actividad política.  En la Pascua pararé los tragos que me tenían enfermo.  Este viaje me será favorable y Fundaculgua y tu nombre sonarán más por allá.  Para cualquier cosa puedes llamar a Melysendra …  Desde el viernes hasta hoy lunes, estuve en cama sin comer.  La mujer me vio en ese estado y me dijo que fuera con ella. Nos mantenemos en contacto permanentemente.  Un abrazo.  Argenis Rodríguez.”

            Argenis necesitaba de una entrada permanente.  El sueldo de Fundaculgua le fue suspendido y sus prestaciones no le fueron canceladas.  Todo esto sucedió con el nuevo gobierno del Edo. Guárico.  Yo  postulé varias veces a Argénis Rodríguez para el premio  Nacional de Literatura.  Se lo merecía, además la pensión vitalicia era de vida o muerte para él.  La primera vez lo postulé cuando estaba en Fundaculgua, la segunda vez lo hice en nombre de la Editorial Guárico:  “San Juan de los Morros 23 – 02 – 2000.  Conac.  Dirección General de Literatura.  En nombre de la A.C. Editorial Guárico me dirijo a ustedes con el objeto de postular formalmente al escritor Argenis Rodríguez al premio Nacional de Literatura 1999.  El nombre de Argenis Rodríguez no necesita presentación, por cuanto su trayectoria literaria es suficientemente conocida en el ámbito nacional e internacional.
            Su obra, con más de cuarenta libros publicados, puede calificarse de transcendente ya que está asignada por un halo muy característico y peculiar, hasta el punto que puede ser identificada sin su firma, máxima aspiración de un escritor, y peculiaridad que confirma maestría y madurez de un estilo muy propio.
            Testigos son Entre Las Breñas, Cruz de Silencio, Gritando su Agonía, La Caída de un Presidente, La Fiesta del Embajador, La Soledad del Guerrillero, Donde los Ríos se Bifurcan, Los Caminos Nocturnos, La Trágica Verdad del Escritor, Palabras de Mujer, etc.

            El reconocimiento de su importante carrera literaria, que abarca la novelística, el cuento, y el ensayo, sería también un acto de justicia para un autor que aun sigue produciendo en el difícil mundo de las letras desde el tremedal de la provincia.  El estado Guárico se sentiría orgulloso y dignificado.  Atentamente.  Dr. Edgardo Malaspina.”

            Pero Argenis no creía en la justicia y decía que lo odiaban mucho para concederle un premio.  El 8 de mayo de 2000, estaba yo en Puerto La Cruz, y cuando vi su foto en El Nacional me alegré ingenuamente pensé que había sido galardonado.  Era la nota mortuoria.
            Sus enemigos no podían perdonarles su valentía, su osadía de insultarlos en pleno rostro para decirles la verdad.  Rafael Rattia explica:  “Con los más extraños objetivos fue inútilmente calificado  nuestro gran hombre de la literatura; desde escritor de derecha, poeta maldito, bohemio y bebedor irredento, y algunas pajas más que no vienen al caso”.

            La muerte de Argenis coloca en la palestra pública una pregunta que siempre ha estado en los ambientes intelectuales.  Lo diremos con palabras del filósofo Oscar Reyes:  “La pregunta es:  ¿Esta la musa reñida con el bienestar?  ¿Hay que morirse de hambre para ser combativo y honesto?  Creo que no, por supuesto que  cualquier persona sensible se molesta al ver a un grupo de artistas e intelectuales a las puertas de la tercera edad sin recursos.  Lo que nos enoja es su ejemplo y su doctrina... pero no es saludable para un país seguir a tales guías perplejos.  Porque si un país se comporta como ellos, el futuro es aterrador.  Hay un prejuicio romántico que piensa, que el artista o intelectual es un ser etéreo.  Mientras más platónico, más dedicado a la contemplación de lo inefable, mejor.  La mundanidad, el dinero, las cosas, los carros, las Laptop y  las pensiones de retiro en dólares los envilecen.  Eso es para las corrompidas mentes de otras estirpes:  ingenieros, médicos, y abogados”.
    Pero Argenis afirmaba que alguien tenía que indicar el camino a los hombres, alguien tenía que involucrarse y  mostrar la verdad con el ejemplo de su vida y de su muerte.  Cada época exigió el sacrificio de un hombre.  Este hecho  debería estremecer todo el género humano para su renovación espiritual. Argenis, el estimado autor de una maravillosa obra:  Entre las Breñas, ira ahora a estar en el duro pero sereno lecho de las piedras, desde donde podrá seguir observando  el amplio mundo de las estrellas,” afirmó Otto Mosqueda en su nota titulada El Último Vuelo del Aguila, y luego agrega:  “Pero su nombre y su recuerdo seguirán presente en el húmedo y bucólico vestido de los montes de ese Guárico al cual amó con tanta devoción filial”.
            En unos de los últimos artículos Argenis escribió:  “Sólo me asaltaba  un temor:  morir mañana, antes de haberme conocido.  (Esto lo escribió el escritor  Iranio Sadegh Hedayat y poco después se suicidó).  ¿Qué llegaría a descubrir dentro de sí?  ¿Fue que acaso llegó a conocerme y se horrorizó de lo que era?
            ¡Mientras más te conoces más te aborrece!”
           







MEMORIAS ESPIRITUALES
Argenis Rodríguez
Para Edgardo Malaspina

1)    Según mi mamá, que era más fuerte que mi papá, yo nací el 27 de noviembre de 1935 , pero no me inscribieron en ninguna Prefectura y puedo  haber nacido antes o después.
2)    Pasé parte de mi infancia en Santa María de Ipire y recuerdo  que iba a la laguna a buscar agua y que un burro me tumbó y pasé varios   días en cama.
3)    Yo nunca quise a mis padres.  Quería un poco a mi abuelo Manuel que estaba encargado de un dispensario.  A la única que quise fue a mi abuela Doña Isaítas porque me contaba cuentos y nunca alzó la mano en mi contra.  De resto mis padres, mi abuelo y los que se decían mis tíos se cansaron de caerme a correazos.
      (  Como mi abuelo siempre estaba encargado de un dispensario viví con él y con mí abuela en Calabozo , El Rastro, Guardatinajas y de nuevo en Santa María de Ipire.  Aprendí a leer por mi cuenta y por donde pasaba me llamaban para que leyera algo.
Miren, pués , tan chiquito y ya sabe leer.
Aprendí a leer en una Biblia y en una Historia de Venezuela,c reo que la de Baralt y Díaz).
4)     En Calabozo, viviendo en casa de mi tío Guillermo, ví  las primeras películas.  Pero por cada película que veía me daban una paliza .   Mí tío Guillermo era un tipo sádico que no se cansó de lanzarme puñetazos, patadas y correazos.  A cada pela que me daba se reía y gozaba mucho . .  A mi hermano Alirio también le pegaba, pero menos que a mí.
5)     A mi todos mis familiares me consideraban un retrasado mental y se reían cuando se burlaban de mí y me decían que nunca sería nadie.
6)     Fui un mal estudiante porque en vez de ir a la escuela me iba al río y porque en lugar de hacer las tareas me leía un cuento o una novela.

( Fui mal estudiante por culpa de los maestros.  Los maestros no explicaban nada.  Se concretaban a dictar las lecciones de otros libros y lo obligaban a uno a aprenderse eso de memoria, o al caletre).
7 )Mis tíos fueron unos grandes oportunistas.  Fueron gomescístas, lopezcontreristas, medinistas, betancuristas, galleguianos, perezjimenistas y de nuevo betancuristas hasta que se murieron.  Como no tengo una idea de lo que es la política no se si eso es bueno o malo o si eso se paga en la otra vida, aunque yo nunca he creído sino en ésta vida y me parece muy mala y miserable.

Ahora mismo a mis 61 años, he tenido que dormir en la calle, en la casa de un amigo o prestado.  También en hoteles de los que me he ido corriendo durante las madrugadas.

8)    Cuando llegué al segundo grado lo celebré con una botella de vino La sagrada familia y una carteríta de ron.  Mi tío Guillermo era todo lo sádico que se quiera pero yo siempre me las arreglé para registrarle los bolsillos y robarlo, aún cuando él era el comandante de la policía de Calabozo.

(    Hasta el carnaval de 1997 viví en un cuarto de la casa del doctor Wilmer Becerra.  Allí llevamos una vida de lecturas, tragos y comilonas con Alí Almeida, Florentino Gamarra, Pérez Pérez y otros periodistas.  En esto el doctor Becerra se enamoró, tiró la casa por la ventana y desapareció.  De modo que yo también me fui porque me daba grima beber solo).
9)   Que yo sepa no aprobé el sexto grado pero un día, a los trece años, me vÍ sentado en un banco del Liceo Roscio.  Perdí el primer año por enamorarme de Flor Bello, mi profesora de matemáticas y el segundo porque me enamoré de Alicia Fagúndez, mi profesora de Biología.  En ésta situación a los 14, abandoné mi casa y no volví más.  Yo no iba a trabajar, como lo pretendía mi mamá, para mantenerla a ella, a mi papá, a mis diez hermanos y a los cuatro negros que cargaban para arriba y para abajo.  Yo fuí el primero que dije: Lo siento.  No hay cama para tanta gente.

(   Estuve vagando llano adentro hasta pernoctar en una casa de indios en el Orinoco. De allí, en un camión de cochinos, pasé por las Mercedes del Llano . Vi a mi papá llorando porque lo habíamos abandonado y corrí, en colas, hasta Caracas, de donde me regresé con una angina y unas fiebres malignas y diarreas por dormir en los bancos de las plazas públicas).
10)   Me veo en Lezama de listero en una carretera y acostándome en el suelo con una negra.  Me veo en Cabruta de gallero y acostándome con otra negra.  Me veo en Caracas trabajando en un taller de mecánico y  recostando a la mujer de un chofer en el baño.  Me veo trabajando en una librería y descubriendo que me habían metido a comunista y luchando contra una dictadura.  Yo era comunista, pero  mis lecturas eran francamente anti-comunistas y mi lucha contra la dictadura se limitaba a lanzar papeles en las calles.  Una tarde cuando los ingleses y los franceses invadieron el canal Suez, yo lancé una botella de gasolina en contra de la Embajada francesa y la quemé. El único diario que publicó el suceso fue Ultimas Noticias.

( Durante todo ese tiempo yo me creía escritor y comencé a emborronar en un diario todo lo que me acontecía.  En la Plaza Bolívar, sentado en un banco, leía a Baroja, a Dostoíevski, a Toltoy, a Poe y a Emilio Zola.  Estuve enamorado muchas veces y me veía como un sol rutilante, encandilando a todas las mujeres, lo que apenas sí resultó)         
11)   A la caída de Pérez Jiménez continué siendo idiota.  Cuando gana Betancourt las elecciones y Fidel Castro llega al poder en Cuba me mandan a unas guerrillas donde no había armas, ni comida, ni jefes.  A Juan Vicente Cabeza, el líder, la gente lo quiso fusilar para dedicarse al bandolerismo.  A Ivan Darío Barreto la Guardia Nacional lo mató dormido.  Yo no sé como me salvé. De tanto correr llegué sano y salvo a Caracas para escribir “Entre las Breñas”, un libro que me hizo famoso y a quien le debo mis viajes a Europa, miles de mujeres y borracheras y la miseria en que me encuentro hoy .

(Se cansaron de decirme que con ésto de escribir me iba a morir de hambre.  Pero yo nunca lo creí.  Hoy se que me decían una gran verdad y cuando veo a alguien que se dice escritor siento lástima por él)
12)     Todo eso ha pasado y por éso entrego mis memorias de condenado o de poeta maldito, como suelen llamarme.
13)     Hoy me levanté del duro suelo donde dormí anoche y me encaminé al Bar de Bruno donde el periodista Cardozo me brindó doce cervezas y el almuerzo.
Me da vergueza pedir y no saber donde dormir de nuevo.
14)     Estoy sentado en una mesa del Bar y Restaurant Guárico y me bebo una botella de ron que me brindó José Da Silva, el dueño.
15)     Como escribió Rimbaud:
- Desprendo algunas notas de mis memorias de condenado.

(.Tenía que terminar éstas memorias espirituales invocando a Rimbaud, uno de mis ídolos.  Por su culpa fui un piojoso, un muerto de hambre, un descarriado y un ser sin hogar, sin familia y sin protector alguno. Pensé equivocadamente que así como Bolívar luchó por su gloria yo luchaba por mi inmortalidad con sólo escribir una que otra nota. Todo eso ha pasado.)

EPÍLOGO
Como decía en casa del doctor Wilmer Becerra comíamos y bebíamos. La casa se alzaba en Los Laureles ( En San Juan de los Morros.Nota de E..M) , que en un tiempo fue sitio de paz. Ahora por el contrario, los maleantes la habían acordonado y la robaban cada fin de semana.  Los hijos desnaturalizados se bañaban en  el tanque de agua potable, se robaban la luz clandestinamente y se llevaban todo lo que podían.  Una noche que preparábamos un sancocho  en el patío . Víctor Pérez Pérez le arreó un zapatazo por la cabeza a Orlando, el dependiente de Bruno Zarramella, dueño del Bar y Restaurant Mi Esperanza.  Orlando reaccionó y le acomodó un linternazo en el cuello a Pérez Pérez, que cayó desvanecido al suelo.  El doctor Becerra le estaba poniendo hielo en la cara a Víctor cuando  en eso se presenta  Fabiolita, la hija del flabistan, y exclamó:
-  Que vaina con mí papá, cuando no lo jode un hombre lo jode una mujer.

    Y se fueron acabando las fiestas  y los sancochos que tantas falta me harían en el futuro, ya que no ganaba nada y la mayor parte de las noches me acostaba sin comer.


        

























REFLEXIONES Y SENTENCIAS DE ARGENIS RODRÍGUEZ


     De las obras de Argenis he extraído una serie de frases que tienen el valor de los aforismos filosóficos o las sentencias  pronunciadas por  los hombres que han alcanzado la sabiduría a través de las muchas lecturas y las diversas y duras experiencias de la vida.




1. - Yo he andado por ahí averiguando la vida de ciertos escritores y me he encontrado con un muro. He leído papeles, diarios, libros y de pronto me tropiezo con el vacío. Desde allí no puedo avanzar y me quedo en las nubes, en algo que hay que rellenar con imaginación o mentiras- Por eso elegí la novela, el cuento o el relato para enmendarme.
2. - La misión de la literatura es la de interpretar al hombre. Hay mucha gente que se enfurece por el yoismo o egoísmo de los escritores o artistas en general, pero es porque esta gente no comprende que un escritor al meterse dentro de si mismo interpreta a todos los hombres.
3. - Los grandes escritores han escrito para averiguarse, por conocerse o por protestar contra lo establecido. El gran escritor lo que ha buscado es su propia destrucción ó la paz consigo mismo. Paz y destrucción han sido siempre la misma cosa y están presentes en el hombre.
4. - El egoísmo del artista debe ser entendido como el mayor desprendimiento de  alguien por conocerse, darse a conocer a los demás y contribuir con ello a que todos nos conozcamos.
5. - No hay un solo hombre en la historia de la humanidad que conocedor del gran papel que tiene que representar no se conozca a sí mismo como el guía, el portavoz, el creador-
6. - El hombre grande es la encarnación de la tragedia y sólo la muerte, que lo induce a la inmortalidad, lo aplaca y le da descanso.
7. - La inmortalidad se conquista sembrando odio y envidia.
8. - Yo nací para ser el hombre más grande de este país.
9. - No soy ni malo ni bueno.
10. - Mi grandeza reside en hablar de mi bajeza,
11. - El escribir debe ser un acto de sinceridad. Hay que decirlo todo como uno
lo ve, como uno lo piensa, como uno lo siente a riesgo de caer en las injusticias.
12. - Creí encontrar la verdad en los locos y en los suicidas.
13. - Si yo no me hubiera puesto a escribir no tendría la mala fama que tengo.
14. - Las mujeres aman mucho a los fanfarrones, a los tristes y a los que sufren.
15. - Uno puede hacerse grande desde el rincón más pequeño. El mundo no esta reservado para los que nacen en las grandes potencias; lo es para todos.
16. - A uno lo odiarán bastante. Eso esta bien. Lo que está mal es que no lo odien a uno.
17. - Cuando no se puede vengar en vida se venga en la creación o en la imaginación.
18.- Meville escribió: "Oh, solitaria muerte de una vida solitaria. Ahora siento
que mi mayor grandeza radica precisamente en mi mayor aflicción".
¿Qué otra cosa se puede decir después de esas palabras?. A mí no me queda más que la estupefacción y  el silencio.
19. - He visto triunfar a tanta gente al mismo tiempo que me he visto hundir a mi mismo y por eso repito con Lowry que lo único que hago es contemplar mi propia caída.
20.- Para mí todo artista o todo escritor es un pobre diablo.
21.- Tengo que confiar más en mi imaginación y sacarlo todo de allí.
22. - Economía en la expresión.
23. - No rellenar las cosas para hacerlas más largas. Al contrario.
24. - La gente se ahoga en un vaso de agua. Pero hay otra más estúpida que se ahoga con su propia saliva
25. - Una persona sola es un ser desgraciado.
26. - Por encima de todo a quien más miedo le he tenido es a mí mismo, a mis impulsos, a mis depresiones.
27. - Los países son gracias a un loco- A un tipo irreductible y difícil de atar. Los países existen gracias a la imaginación, la poesía y la locura. Lo demás es paja.
28. - Nadie jamás ha alcanzado lo que ha querido.
29. - "Sólo me asalta un temor: morir mañana, antes de haberme conocido".Eso lo escribió el escritor iranio Sadegh Heyadet y poco después se suicidó. ¿Qué llegaría a descubrir dentro de sí?. ¿Fue que acaso llegó a conocerse y se horrorizó de lo que era?. ¡Mientras más te conoces, más te aborreces!
30. - En el arte de escribir no existen reglas. Las reglas, como la técnica, se las inventa el mismo escritor a medida que trabaja.
31. - La moral es la primera enemiga de los escritores.
32. - La cultura está en todas partes, por encima de todos.
33. - La moral es para los políticos que si no son ladrones son pura paja.
34. - Es Dostoievski, sin duda alguna el novelista de los desgraciados. ¿Quién no lo es en esta tierra?.
35. - En realidad un escritor o cualquier artista es muy sensible a todo lo que lo rodea. También sufre mucho en su mundo interior.
36. - Todo hombre de letras que se precie hablará siempre de sí mismo y hablará con odio y con rencor; con cinismo y con pesimismo; con dureza y con un estado de ánimo rayano en la desesperación y  la muerte.
37. - La literatura es para registrar el mal y registrar con odio, con rencor y con furia.
38. - Toda la literatura está inspirada en la destrucción y en la tormenta de los hombres-
39. - Los nuevos escritores han reaccionado contra el boom y ahora se inspiran más en el minimalismo americano. En cuentos sumamente cortos que lo condensan todo en dos o cuatro líneas.
40. - Para Baudelaire la inspiración no existía. Goethe dijo que el genio es una larga paciencia; y Baudelaire, tal vez pensando en esas palabras, escribió:"Decididamente, la inspiración es la hermana del trabajo diario".
41. - Al suicidio no se le ha encontrado explicación. Filósofos, novelistas, cuentistas, científicos se han ocupado del caso y no han llegado a ninguna conclusión-
42. - El cuento junto con la poesía son los géneros más viejos de la literatura.
43. - Todo lo mío, no se porque razón, es amargo.
44. - Yo he procurado ser amable, condescendiente y comprensivo, pero en cuanto me siento a escribir me transformo y no transijo.
45. - Yo escribo como si me pusiera un revólver en la sien o como si me bebiera, sorbo a sorbo, un trago de veneno.
46. - Yo me considero un romántico y creo con los grandes idealistas alemanes que el artista tiene su centro en si mismo.
47. - La mejor prueba de mi pureza y de mi integridad es mi pobreza.
48. - Para hablar contra mí piensen en mi.
49. - Hay que escribir contra el idioma. Se debe escribir contra el idioma- Se debe escribir a pesar del idioma.
50. Hacerse enemigos, esa es mi habilidad.
51. La manera más fácil de hacerse temer es hacerse respetar, hacerse conocer.
52. El escritor no debe tener amigos para no alienar su verdad.
53. Si no se lee lo grande se pierde el tiempo. No, todo el mundo no puede ser escritor.
54. No se debe hacer planes o croquis sobre lo que se piensa escribir. Eso mataría, en el huevo el sentido de la creación.
55. Es un error ponerse a competir con la gente: uno no nace para competir sino para vivir.
56. La literatura es algo grandioso para utilizarla en buscar provechos.
57. He leído demasiado y he escrito bastante para sacrificar todo eso en un trabajo de horarios, eso una esclavitud.
58. La novela es un sueño.
59. El comprender nos hace pesimistas y el perdonar nos vuelve cobardes.
60. Las lecturas influyen en mí y me enferman.
61. La audacia puede conducir a errores.   La cobardía puede conducir a frustraciones.
62. Soy violento, furibundo y me descargo un poco escribiendo.
63. El escritor es un ser solitario y heroico que no puede tener amigos ni allegados para no comprometerse su verdad.
64. Aquí nadie quiere presentarse ruin que es como se presentan los verdaderos escritores. Aquí nadie da nada de si por el temor de exponerse.
65. Los hombres nos dividimos en enfermos, desesperados o angustiados o ruines indefensos, tontos, violentos, cobardes o indiferentes. No existe término medio.
66. Estoy solo pero fuerte porque confío en mí, en lo que digo y en lo que escribo.
67. Una de las grandes cosas que he descubierto es que puedo vivir con bien poco y que por esa razón dispongo de todo mi tiempo para consagrarme a lo mío.
68. Yo no cometo errores: no busco esa vanidad que es el poder.
69. Uno no vino a este mundo sino a hacer lo que piensa que debe hacer.
70. El mayor delito que un hombre puede cometer en éste mundo es el de decir o escribir lo que cree, lo que piensa, lo que siente.
71. Tengo la impresión de que un día salí de mi casa, he tratado de regresar y no he encontrado el camino que me devuelva a ella
72. Soy polémico porque no hago concesiones.
73. Escribir sobre lo que se piensa o se siente sin ataduras de ninguna clase es una
incomodidad para los demás-
74. Cómo mete miedo un hombre que en todo momento amenaza con decir la verdad; la gente tiene miedo de vivir tal cual es.
75. La gente viene a este mundo con el afán de evadirse.
76. Nadie quiere ser él y mucho menos verse como en realidad es.
77. Los más sinceros son los que llegan a las peores bajezas.
78. La complacencia mata al escritor, al creador, al pensador, al artista. Uno no debe ser complaciente ni con las mujeres.
79. ¿Qué hace un hombre acorralado por sus enemigos y fuerzas que desconoce? Suicidarse, es la respuesta.
80. El hombre tiene una capacidad ilimitada de sufrimiento. Todo puede ser soportado por el hombre. Ahí radica el infierno.
81. Tanto el miedo como el horror podrán evadirse, pero no el odio.
82. Mi mal es la desconfianza que siento por todo aquel que está a mi lado.
83. ¿Sabe por qué pienso en el suicidio? Por una falta de creencia en todo. Si, oiga, desconfío de las mujeres y de las ideologías.
84. La ideología es una condenada máscara  para engañar también.
85. Yo no insulto. Yo digo verdades. Las verdades suelen sonar a insultos.
86. El suicidio es el gran remedio de los desesperados.
87. Uno sufre y no quiere creer que es el único que sufre o que ha sufrido.
88. A mi lo que me hace vivir es la injusticia.
89. La naturaleza fue injusta con los de mi generación. A mí me dio todo el talento y a los demás apenas si colocaciones en universidades y en cargos públicos.

                                                                                                                                 90. ¿Servirá la escritura para hacer revivir a los hombres? A veces dudo.
91. Busco consuelo, no en la desgracia de los otros como antes, sino en la sabiduría de los otros.
92. Sólo los que sufren tiene alma y el sufrimiento conduce a la inmortalidad.
93. Comprendí la inutilidad de todo lo que hacemos y ansiamos en esta vida y me
llené de una angustia que me hizo maldecir y aborrecerlo todo.
94. Uno debe lanzarse en el caos más absoluto y abominable para poder llegar a
lo supremo.
95. No creo en la inmortalidad.
96. Más extraordinario que ser hombre a secas es ser hombre con decisión.
97. En la tragedia está la integridad. Nadie que no sea trágico no es íntegro.
98. El hombre de vida fácil, sin angustias, pasiones o peligros que sortear no es un trágico y no llega columbrar la verdadera catástrofe que es el alma.
99. Los atormentados y los apacibles son iguales en tanto que se averiguan.
100. Las causas con respecto al suicidio no existen.   El suicidio es una enfermedad.
101. La obra de arte solo tiene significación cuando se la ejecuta. Después que se la ejecuta, el autor, que fue instrumento, no tendrá nada que ver con ella y su obra de arte empezará su vida por cuenta propia sin tener nada que ver con el autor.
102. El creador de arte verdaderamente sensible se cree un inútil.
103. Los creadores que conocen el destino trágico de los demás quisieran acercarse a las profundidades para morir, no para vivir.
104. El optimismo en literatura y en el arte es un engaño. No hay grandes artistas optimistas.
105. Mientras más grande es el artista más dramático lo ve todo y más inutilidad ve en todo.
106. Un hombre no puede vivir sin cometer locuras.
107. Uno debe predicar con el ejemplo.
108. Ningún genio es tranquilo. Ningún genio tiene paz consigo mismo. Un genio es un hombre maldito.
109. El hombre harto no piensa. Pero el que piensa debe procurar hartar al otro...para que no piense. Para gobernar y dominar hay que impedir que los demás piensen y lo mejor es dominar por medio del hartazgo.
110. Yo me arriesgo siempre.
111. La verdad solo parece encontrarse dentro de la desesperación, la soledad y la  angustia de cada cual.
112. Sin soledad no se hace obra sincera.
113. Me horroriza la comodidad.
114. Sino hay caos no hay creación.
115. Pienso en el mañana y no se por qué. El mañana es tan engañoso como el ayer.
116. Hay que pelear para ser temido y  respetado.
117. La gente que se sabe incapaz de un sacrificio admira al que siempre lo sacrifica todo.
118. El que una vez vivió peligrosamente, vivirá después cuidadosamente.
119. La única manera de ser sincero es encontrándose solo.
120. Yo ni soy previsivo ni tengo acciones y odio a los buscadores de oro.
121. Los poetas venezolanos en vez de llevar el desorden en los sentidos como predicaba Rimbaud llevan el desorden en el estómago. De ahí que como dice Julio Garmendia, no escriban sino libros que debieran titularse "Lo que el vientre se llevó".
122. Yo se cultivar muy bien el arte de hacerme enemigos y no me arrepiento.
123. Me entusiasmo conmigo mismo y me digo que si a algún hombre admiro en
mí país es a mi mismo-
124. Mi fuerza me levantará, pero también me destruirá.
125. Aquí no vale la nobleza. Aquí ser hombre es ser grosero, macho, bruto, vivo, oportunista.
126. Yo he querido ser un místico. Pero pienso que para llegar a ser un místico lo primero que hay que hacer es dominar la carne, que es lo más difícil de dominar.
127. Ningún hombre se realiza plenamente. Dicen que la grandeza del hombre no está en realizarse plenamente sino en dejar atisbos que hablan del esfuerzo que hizo.

128. Vivir para escribir.
129. Me labré mi fama pero también mi propia destrucción.
130. Para uno poder vivir en paz tiene que vivir aislado para no soportar tantas idioteces.
131. En la soledad no nos queda otra cosa que inventar. Si llegas a una nueva población te imaginas hasta las personas que ves o que puedes tratar. Tal vez la imaginación de en el clavo sin hablar con nadie.
132. Siempre me he jugado el pellejo con mis escritos.
133. Tal vez vivo por mi audacia, por mi condición de suicida en potencia.
134. Cuando los ateos venezolanos avizoran la muerte llaman a un cura y se confiesan.
135. Para llegar a tener una visión como la que he obtenido he pagado un precio muy alto. Me he sumergido en la miseria.
136. En una gran novela debe prevalecer la maldad. La indiferencia. El crimen. El amor como una cosa de traición. Los celos como engaños.
137. La mujer es perversa. El hombre es cínico, corrupto, capaz de asesinar por nada. El bien no existe. Manda el demonio.
138. El dolor prueba al hombre fuerte.
139. Los celos matan.
140. El amor es pasajero.
141. El odio es eterno.
142. Dios no existe. Es estúpido pretender que existe un Dios.
143. Yo soy como Cristo: Vine a juzgar a los vivos y a los muertos.
144. Parece que Dios dijo: Cuando se cierra una puerta se abre otra. Pero al parecer a mi se me han cerrado todas las puertas y no se me ha abierto ninguna.
145. La grandeza del hombre reside en aguantarse, dominar sus instintos, en dominar sus pasiones y luego, de forma inmediata, olvidar.
146. El artista debe jugar con las pasiones y los instintos.   Conocerlos profundamente y contarlos tal como son.
147. Hasta los escritores piensan con el estómago.
148. A veces pienso que hay hombres que no mueren hasta que no cumplan con su labor en la tierra-
149. En la novela hay que pensar con la propia cabeza, inventar nuevos derroteros, estudiar, ver la calle, la gente, conocer a todo el mundo y sufrir uno mismo sus propias pasiones, vicios, enfermedades y no desmayar nunca.
150. El líder es necesario. El líder debe ser creído y nunca discutido ni puesto en tela de juicio.
151. Me gustaría morir heroicamente.
152. Aquí cuando se enteran que una persona tiene talento lo incluyen en una lista negra. No le dan trabajo, le cierran todas las puertas, lo aíslan. Cuando mueren la alegría es inmensa- Este país jamás podrá salir de abajo.

153. Cuando se te cierran todas las puertas pelea como un tigre. No tengas
contemplación con nadie. Ataca a todos por igual.
154. Esto de escribir es una esclavitud.
155. Yo el mayor defecto que veo en los jóvenes que empiezan a escribir es la
falta total de cultura y lectura.
156. Cuando yo muera van a inscribir en mi tumba: tendremos el mal justo y encima la maldición de recordarlo por los siglos de los siglos.
157. Uno como ser humano que ha estudiaba y conoce a los hombres, no puede esperar nada bueno, ni imparcial.
158. La literatura es una cosa individual de cada quien. Esta es una cosa de solitarios, de espíritus afines. No hay que esperar nada de los profesores de literatura. Esos no saben nada. Esos tipos leen historia de la literatura, pero no las obras en si. Los profesores hablan del Quijote, pero no han leído el Quijote.
159. Me he convertido en un hombre indiferente a cualquier cosa que no tenga que ver conmigo o con mis ambiciones.
160. ...No he vivido, sino que he leído...
161. Ya veo el lado malo de las cosas porque creo que el hombre tiene más vicios
que virtudes...
162. Debo escribir menos y trabajar más cada línea que escriba.
163. Debo ser más sincero, más directo y más sencillo. Yo quiero que me entiendan.
164. Sé que quedaré por una sola obra o por una página. Seré grande por una frase.
165. Tengo que vivir un poco y evitar las propiedades.
166. El sexo es más fuerte que el amor. El amor no existe, lo que existe es el sexo. El sexo es la vida, el amor, la muerte.










BIBLIOGRAFÍA

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Ordoñez, R. Argenis se murió de hambre. La Razón Caracas. 12.03.2000.

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ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS DE ARGENIS RODRÍGUEZ.



Nuevos tratados.Zeta.1977.

La novela. El Nacionalista. San Juan de los Morros.(SJM).1986.

El cuento. El Nacionalista. SJM. 1986.

El boom. El Nacionalista. SJM.1990.

Los extranjeros. El Nacionalista.SJM. 1990.

El suicidio en los escritores. El Nacionalista. SJM.30.11.1991.

El suicidio en Dostoyeski. El Nacionalista. SJM. 06.01.1992.

Literatura y vida. El Nacinalista.SJM. 1992.

Baudelaire, El Nacionalista.SJM.1992.

Larra. El Nacionalista. SJM. 1992.

La felicidad de la muerte. El Nacionalista.SJM. 1992.

Mujeres. Manuscrito inédito.
La locura en los artistas. La Antena SJM 06.04.1997.

Napoleón y Josefina. La Antena SJM. 06.04.1997.

El asesinato considerado como una de las bellas artes. La Antena(SJM)15.06.1997.

Vida y tiempo de Simón Rodríguez. La Antena SJM.15.06.1997.

El suicidio. La Antena.SJM. 20.07.1997.

Los locos. La Antena SJM. 20.07.1997.

El suicidio de Eva. La Antena.SJM. 28.12.1997.

El asesinato de Melisa. La Antena SJM 28.12.1997.

Mis primeros 62 años. La Antena. SJM.30.11.1997.

La muerte de Sócrates. La Antena SJM. 07.09.1999.

La ruta. La Razón. Caracas.12.03.1999.

  

           
           
OBRAS DE ARGENIS RODRIGUEZ CONSULTADAS:


-Donde los ríos se bifurcan. Editorial La Muralla. Caracas. 1965.


- Entre las breñas. Ediciones Picazo. Barcelona. España.1970.

-Gritando su agonía. Tipografía Migaza. Barcelona. España. 1970.

-Los caminos nocturnos. Editorial Arte. Caracas.1973.

-Obras escogidas de Argenis Rodríguez. Editorial Fuentes. S.R.L. Caracas.1974.

- El muchacho, el viejo y la vaca.. San Juan de los Morros. Venezuela. 1976.

-Escrito con odio. Ediciones de la revista Zeta. Caracas. 1978.

-El Angel del pozo sin fondo. Editorial Domingo Fuentes y Asociados. Caracas.1984.
-Como hierba es el pueblo. Talleres  Gráficos Universitarios. Mérida. Venezuela. 1988.

-El juicio final. Editorial Fuentes. Caracas. 1990.

-Febrero. Editorial Fuentes. Caracas. 1990.

-Cruz de silencio. Ediciones Centauro. Caracas. 1990.

-La trágica verdad del escritor. Editorial Miros. C.A. Caracas. 1991

-El hombre y su imagen .  Talleres Gráficos Universitarios. Mérida. Venezuela. 1993.
-La caída de un presidente. Miguel Angel García e hijo. CARACAS. 1994.
-Para conocer a Francisco Lazo Martí.EdicionesFundaculgua.Miguel Angel Garcia e Hijo. Caracas. 1996.
-La soledad del guerrillero.Ediciones Fundaculgua. San Juan de los Moríos.1997.
-Palabras de mujer. Ediciones Fundaculgua. Tipografía Principios. Caracas. 1998.

-Relajo con energía. Editorial Dusa. Caracas. S.F.




OTRAS FUENTES:

Carta de Argenis Rodríguez a Edgardo Malaspina. SJM. 20.06.1996.

Carta de Argenis Rodríguez a Edgardo Malaspina. SJM. 20.07.1998.

Conversaciones del autor con el escritor Argenis Rodríguez.

Conversaciones del autor con los hermanos de Argenis Rodríguez: Adolfo, Felipe y Francisco.

Entrevista del autor a Argenis Rodríguez.SJM. 29.03.1998.