ARGENIS RODRÍGUEZ
(1935-2000)
ESBOZO BIOGRÁFICO
Edgardo Malaspina
2008
ÍNDICE
Palabras del autor
Un plan de vida.
Una entrevista.
Credo literario: Los Caminos Nocturnos.
Confieso que he leído.
Fundamentos filosóficos
Los diarios:
Diario de Barcelona
El Complejo de
Argenis
Diario de 1997-1998
Diario de despedida
Diario del escritor
que se derrumba
Diario de un
desdichado
Diario de autodefensa
El poeta
Algunas de sus obras. Comentarios.
La fiesta del
embajador (1968)
Gritando su agonía.(1970)
Escrito con odio
(1977)
La ciudad desnuda
(1978)
El angel del pozo sin
fondo.(1984)
Cruz de silencio
(1990)
Febrero (1990)
La trágica verdad del
escritor (1991)
El hombre y si imagen
(1993)
La caída de un
presidente (1994)
El asesinato del
presidente(1995)
La vida no vale nada
Memorias Espirituales
Reflexiones y sentencias de Argenis Rodríguez
Bibliografía
Datos del autor
PALABRAS DEL AUTOR
En los cuatro años que
antecedieron a su muerte conversé bastante con Argenis Rodríguez. Preparaba un
trabajo sobre su vida y obra; y a pesar de que siempre terminaba hablando sobre
el suicidio, su muerte me sorprendió y entristeció grandemente. Se marchó el
mejor escritor guariqueño de todos los tiempos y uno de los más grandes del
país. No hay duda. Una semana antes de
su muerte un grupo de amigos lo habíamos
postulado ante el CONAC para el Premio Nacional
de Literatura. Argumentábamos que su estilo era singular y novedoso en el
oficio escritural. Esa forma realista y cruda de decir las cosas tenía una
impronta peculiar que podía ser
identificada sin su firma, algo importante para un literato que se respete.
Exponíamos también que su obra abarcaba la novela, el cuento y en ensayo
en más de cuarenta libros.
En una velada le dije que él podría ser como Voltaire, quien solía
hablar del suicidio y cuando le
preguntaban por que no se mataba de una vez, respondía, con la ironía de los
ateos, que sólo Dios tenía derecho a disponer de su vida. Argenis contestó que
los locos y los suicidas le llamaban poderosamente la atención.
Oí hablar por primera vez sobre Argenis por sus memorias escandalosas.
Lo recuerdo en un artículo traducido del Le Monde donde se le citaba como uno
de los mejores escritores latinoamericanos. Luego supe por un suplemento
literario que su obra sería incluida en un diccionario Sopena. Mas tarde leí
Escrito Con Odio. Este libro, junto a Entre las Breñas, marcó hito importante
en nuestra historia , y particularmente
en la literatura. Sus apreciaciones con respecto a la revolución de los sesenta
y sus actores resultaron certeras y proféticas. Treinta años después los
acontecimientos le habían dado la razón.
Argenis era narcisista. Decía que era él más bello y el mejor de los
escritores. Tú eres el Cassius Clay, el bocazas de la literatura, le dije un
día. Bueno, esa es mi leyenda; cada escritor tiene que hacerse una leyenda, me
contestó. Argenis se elogiaba así mismo. Eso es válido en el tormentoso mundo
de los escritores. Whitman se alababa cada vez que podía, cantaba a su cuerpo,
a su obra, así mismo. Ramos Sucre momentos antes de suicidarse, expresó que su obra era
grandiosa.
Los libros de Argenis son autobiográficos en su mayoría. Su mejor novela
,quizás, es Cruz de Silencio. Los hechos transcurren en San Juan de los Morros
y en ellos toman parte muchos personajes de la vida pública guariqueña. No
obstante la novela trasciende el marco regional por cuanto en ella se tratan
muchos valores y aspectos universales como el amor, las desavenencias
matrimoniales, la infidelidad, el odio, la amistad, las relaciones e intrigas políticas. De La Caída
de un Presidente, Argenis explicaba que era como un guión de película. Allí
ridiculiza a los políticos venezolanos.
Considero que hay dos libros muy importantes para entender la obra de
Argenis Rodríguez :La Trágica Verdad del Escritor y Los Caminos Nocturnos. El
primero, su único libro de ensayos publicado, sirve para entender su filosofía
socrática ante la historia : “Yo quedaré por mis actos , por lo que escribo”. A
Sócrates le piden defenderse ante el tribunal. Se lo ruegan sus amigos, su
esposa, sus hijos. Pero a Sócrates no le importa que lo condenen, total, la
historia no se equivocará. No importa que sus seres queridos sufran. Argenis reconocía que traía dificultades y
dolor a los suyos, pero decía no poder
evitarlo. Lo que me importa es leer, escribir y quedar por unas líneas,
afirmaba. En este libro también se
aprecia su posición Budista que consiste en un desprecio total por las cosas
materiales, y define claramente su
opinión sobre el suicidio.
Los Caminos Nocturnos es el diario de los sueños. Es una obra breve y
muy poética, donde la realidad se confunde con la fantasía. Allí está su
infancia, sus sufrimientos, neurosis y pesadillas. Allí están Eros y Tanatos en
un autoanálisis a lo Freud. Puede
hablarse también de Complejo de Edipo. Kipling. Hemingway y Clare Hanson
hablaron de la importancia de los sueños
para los escritores. En este diario singular ya Argenis habla del suicidio, a
los treinta y tantos años de edad.
Argenis me obsequio unas cortas Memorias Espirituales Allí habla de sus
amigos y sus reuniones para libar al
estilo de El Banquete de Platón. El vino, en la mejor concepción dionisiaca ,
fue algo importante en su vida. Hemingway
se emborrachaba hasta alcanzar la posición horizontal, Baudelaire; cuyo poema El albatros citaba de
memoria Argenis, desconfiaba de los que no bebían. El sabio Salomón aconsejaba
beber para olvidar las miserias y el dolor. San Timoteo decía que había que
beber vino para mantener la salud. Argenis bebía pues era cosa de grandes, de gente culta y santa. En una
palabra sentía pasión por la cultura etílica.
Una vez escribí en un artículo :
“El suicidio siempre esta presente en los escritos de Argenis Rodríguez,
pero no es más que una idea, una obsesión que luego de haber sido comprendida
en su totalidad sirve para interpretar mejor el sentido de la vida. Así lo
predicaba Cioran, quien no recurrió a ese recurso extremo para decirle adiós
a este mundo. Es como si un maratonista
participara en una carrera de pocos kilómetros, lo hace sobrado de lote. Es
decir que quien piensa en el suicidio no se suicida, tal vez por aquello que decía Maquiavelo que quien conoce
el infierno, lo evita”. Me equivoqué.
Los últimos escritos de Argenis tienen el sabor amargo y doloroso de las
despedidas. Sus viejas libretas se titulan: Diario de El Escritor que se
derrumba, Diario de un desdichado.
En alguna parte anotó : “A mi edad no sé que hacer, si suicidarme como
Hemingway o salir a la calle
de mendigo”. Estaba en la completa miseria.
Descansa en paz, amigo. Ya eres parte de la historia del Guárico, de
Venezuela y de la literatura universal.
Edgardo Malaspina
UN PLAN DE VIDA
La vida de Argenis Rodríguez, sus
relaciones en el ámbito familiar y su actividad literaria estuvieron enmarcadas
dentro de un plan bien preconcebido que incluía la terrible idea del suicidio.
Desde
el inicio de su labor, en los años setenta , como escritor afloran señales del
plan. Las notas en El Nacional y otros
periódicos hablan de cual será su conducta a seguir. Arremete contra los escritores del momento,
los críticos literarios y “los profesores”.
Se codea con los hombres más importantes del momento y los critica duramente. Juan Liscano dice que hay que escribir la
verdadera novela del petróleo. Argénis
no está de acuerdo. Analiza el tema con
Jesús Sanoja Hernández, Ramón J Velásquez y Julio Berroeta. Escribe artículos a los que no otorga
importancia. Lo hace para desahogarse. Tiene como estrategia ganar enemigos porque cree es la manera de hacerse
temer y conocer.
En
1971 sostiene la teoría de que el escritor no debe tener amigos para no alienar
su verdad. De esa manera podrá hablar
libremente sin tomar en cuenta los posibles afectados por su palabra. Así mismo recomienda releer los clásicos como
Balzac, Dostoyeski, Stendhal y Flaubert.
Su
día de trabajo consiste en visitar los medios impresos en las mañanas,
conversar con otros escritores, y por las tardes leer mucho. Pero afirma que sus lecturas son
desordenadas. Bueno, así dicen todos los
escritores. Es difícil ceñirse a un programa
estricto de lecturas. Está convencido de
que hay que hacer algo grande de lo contrario no se puede llegar a ser escritor. Piensa en Dostoyeski. En los clásicos como Borges, Rulfo, Sábato.
Algunos relatos de Chejov lo conmueven hasta el punto de que lo ponen muy mal. Eso pasa con otras lecturas que luego no lo
dejan dormir. Los relatos trágicos le
estremecen el alma.
Piensa
escribir novelas. Escribe diarios y
artículos para mantenerse en forma. Para
escribir una obra literaria no se deben hacer planos o croquis, porque eso mata
la inspiración. Lo importante es pensar
profundamente lo que se va hacer. Los
planos en creación los considera inservibles.
Cree más en la inspiración. En su
caso planifica quemar todo lo que ha escrito y empezar de nuevo para buscar el
sentido de la tragedia. Si no se da con
el sentido de la tragedia es mejor hacer otra cosa.
A
los 36 años Argenis está convencido de que lo que ha escrito no es más que
parte del aprendizaje pero también lo asecha el pesimismo. Siente que ha descrito todo. No siente afán por la creación. Todo ha muerto. No debe competir con nadie. Debe vivir.
La competencia encierra la idea del mercantilismo y allí no hay nada
humano.
Tiene
un proyecto entre ceja y ceja: leer sólo a los clásicos. Por ejemplo a Zola. Define a la literatura. Aborrece a quienes utilizan la literatura
para solicitar cargos o ganar amigos. La
literatura es algo grandioso para usarla en buscar provecho. Se es escritor o traficante.
Desde
joven su vida es desordenada y teme que eso afecte su carrera literaria. Duerme en casa de su mamá, come en la calle y
el resto del día lo pasa con los familiares de su esposa. Pero decide no trabajar como asalariado. No vale la pena, a los 36 años, haber leído y
escrito tanto para sacrificarlo todo en un trabajo de horarios. Eso es una esclavitud. Es mejor pensar en novelas. Amar nuevamente la creación literaria. Eso es sueño.
Es mejor soñar. Se siente
frustrado. No ve claro su porvenir. Es la influencia de las lecturas, lo ponen
pesimista, lo enferman. Relee a Rimbaud.
Todo
lo que le sucede lo explica porque el hombre es un animal, un maldito animal
que obedece a instintos. Al sexo, a los
celos, a la desconfianza. Si esos instintos
no los domina, lo llevarán a la perdición.
¿Acaso es epiléptico? Puede ser; su madre lo era. Su ira, su violencia sólo tiene una salida:
la escritura.
Sus
teorías sobre el escritor salen en los periódicos. El escritor es un ser solitario. Su trabajo es heroico. No debe tener amigos, ni allegados que
comprometan su verdad.
Se
identifica plenamente con las siguientes palabras de Kierkegaard: “Muy atrás,
en mis recuerdos, está el pensamiento de que en toda generación dos o tres son
sacrificados en beneficio de los demás ; dos o tres están destinados a
descubrir entre horrorosos sufrimientos, lo que favorece a los otros; y con
tristeza comencé a conocerme a mi mismo cuando vi que yo estaba elegido para
ello”. Argénis, bajo esa idea
existencialista, piensa que es un elegido para decir las verdades sin tapujos,
cueste lo que cueste. El debe escribir
por vocación, por sacrificio, por sufrimiento.
Eso es sublime, escribir por el martirio que representa conocerse tal
como uno es y hablar de eso abiertamente.
El verdadero escritor debe presentarse en su desnuda verdad: ruin. Hay que hablar de sí mismo sin temor. Los hipócritas, que no son verdaderos
escritores, pasan por nobles, por buenos y sanos. Nadie reúne todas esas condiciones. Los hombres son enfermos, desesperados,
angustiados, ruines, indefensos, tarados, violentos, cobardes o
indiferentes. Creer que somos de otra
manera es un engaño, una falta de valor por no querer vernos tal como somos.
Argenis
se cree un hombre libre. No tiene bienes
materiales y no quiere tenerlos y por eso dice lo que siente. Duda de que el país exista otro como él. Puede vivir con muy poco y por esa razón
tiene tiempo para consagrarse a la literatura.
Arturo
Uslar Pietro lee su relato “La muerte como un caballo blanco” y lo considera
extraordinario. Pero esos halagos no le
interesan. Lo importante es encontrarse
a sí mismo. Buscar el propio camino.
Pero es algo difícil. Eso
figurativamente es salir de su casa y no encontrar el sendero que lo regrese a
ella aun cuando se le recuerde nítidamente.
Un
gran escritor en realidad no sabe escribir.
Escribe atropelladamente, no vuelve atrás para retocar. Esa es su teoría. El trabajo de un escritor es eso: escribir y
leer. Nada de trabajos de horarios
esclavizantes. Argenis vive de las
letras y para las letras. Sufre mucho
cuando sus artículos son publicados con errores. Esa es su única pasión. Le gusta ser polémico y se contenta cuando
sus artículos son comentados, criticados.
El escribe lo que piensa sin ataduras de ningún tipo, sin miedo. El no quiere evadirse como otros. Se viene al mundo con una misión y hay que
cumplirla. El cumplimiento de esa misión
implica ser sincero en toda la expresión de la palabra. O se es un tipo malo o se es bueno. Hay que tocar el cielo o el infierno. La grandeza o la bajeza.
Hay
que innovar, buscar nuevos temas, nuevas estructuras literarias. Prefiere a Balzac, Dostoyeski y Tolstoy que a
Joyce. No se debe perder el tiempo
leyendo a los contemporáneos y escribir sin ánimos de publicar, de
competir. Para eso hay que abandonarlo
todo por lo de uno sin concesiones, sin complicaciones porque eso mata la
creación.
Argenis
habla sólo de literatura y de suicidio desde temprana edad. El hombre se suicida porque se siente
acorralado por los enemigos, las fuerzas desconocidas, los golpes de la
vida. Soportar todo eso es el verdadero
infierno.
En
noviembre de 1971 la vida de Argénis en Caracas sigue según su plan: lecturas,
cine y preparación de artículos. Se
identifica, como siempre le sucede con algunos libros, con la obra de Ibsen “un
enemigo del pueblo” y extrae de allí la siguiente frase: “El hombre más fuerte
del mundo es el que está más solo”. La
novela la concibe en esa época como un monólogo, sin narración donde afloran
sólo pensamientos para guerrear, para pelear.
Eso lo dice en artículos que le angustian por considerarlos una pérdida
de tiempo. Piensa en la gran literatura,
en Europa, en no trabajar para nadie ,
en esa insoportable situación de no querer
tener algo y entender que si no se tiene no se puede hacer nada. Eso conlleva a una sola cosa: El
suicidio. Su escritura debe abarcar sólo
a los fracasados, los locos, los desdichados, los suicidas. Esos son sus hermanos. Cita a Hemingway (Las Colinas de África):
“Los escritores se forjan en la injusticia igual que se forja una espada”.
Lo
acosas las dudas sobre la función de la literatura. ¿Será para no morir definitivamente? ¿Revive
a los hombres? No está seguro. ¿Las desgracias ayudan para desarrollar la escritura? ¿ Morbosidad?
No,
desahogo y ganas de ocuparse de algo.
Quiere dominarse y dejar de escribir pero no puede. Penetra en la filosofía y Heráclito lo
decepciona sobre todo en lo referente a
la muerte. Heráclito cree en la
inmortalidad y dice: “A los hombres, después de la muerte, les espera lo que ni
aguardan ni piensan”. El Eclesiastés lo
reconforta. La literatura nos hace entender
la inutilidad de todo, por eso Argénis Aborrece y maldice todo. Dice sobre su misión: “Vine a traer mal. A conciencia, lo que es peor, y no seré
perdonado. Por lo menos en la
tierra. Me aborrecerán por un tiempo,
pero después me valorarán y me pondrán en un sitial demasiado grande y
amplio. Seré comparado con Hemingway,
Wolfe, Valle Inclán, Cela, Novalis, Kleist, Rimbaud, Lautreamont, Nerval,
Pocaterra, Mariño Palacio. Formaré
legiones porque he sido un escandaloso.
Me achacaran todos los defectos.
Nadie, sin embargo, se acercará verdaderamente a mí y me transformaré en
un mito. ¿Es que uno estará arriba para
ver como tratan a uno aquí abajo?”
Descubre que se interesa por la vida de los escritores trágicos, no solo
por sus obras trágicas sino también por sus vidas trágicas.
Para
Argenis la literatura es tragedia. Ser
un escritor íntegro es ser trágico. Para
llegar al alma es necesario ser trágico.
Hay que averiguarse a si mismo.
Es un mandato socrático, y uno se averigua a través de la tragedia o del
misticismo. Los ejemplos: Kleist y
Novalis. Kleist no encontraba reposo y
sus personajes son violentos. Novalis
era moderado, reposado, nada tempestuoso y en su obra sólo hay símbolos de amor
y de cosas puras. Kleist no pudo consigo
mismo y se dio el balazo que se había prometió.
Novalis murió de una enfermedad incurable de la forma más serena que le
fue posible alcanzar. Novalis no era un
desesperado.
La
soledad para Argenis es muy necesaria para su plan literario. En principio con la soledad se sentía bien
porque pensaba menos y sentía más. En la
soledad recurrió a la poesía y a las narraciones políticas. Pero cuando pensó en el dolor y a interpretar
sus causas se sintió mal y la soledad le fue insoportable. Pensó en el amor, la audacia, los peligros
como si fuera un perseguido. Luego vino
la sensación del fracaso y la idea del suicidio. Esa idea se reafirma cuando piensa que no
tiene metas. Ahora se interesa por los
suicidas. Solo tiene 36 años y empieza a
cobrar cuerpo el plan macabro. Kleist y
Van Gogh le pusieron límites a sus vidas.
Haría algo y luego se suicidarían.
Schumann antes de lanzarse al Rin le dijo a su esposa que no era digno
de ella. Nerval se suicidó por su doble
vida: la de se sueño y la de la realidad. Dostoyeski y Goethe se suicidaron a
través de sus personajes. Esto los salvó porque se mataron en sus obras
pero no en sus personas. Tolstoy en “La Sonata a Kreutzer” mató a
la mujer infiel, retrato de su propia esposa.
Todas
esas disquisiciones Argenis pretende llevarlas al ensayo. Si, el ensayo será su arma para expresar sus
pensamientos, producto de sus lecturas a las que se dedica desde los 14
años. A los 40 debe tener todo
listo. Dostoyeski en “Notas desde el
subterráneo” lo dice: Un hombre no debe vivir más de 40 años. Sólo los imbéciles y los indignos viven más
de 40 años”.
El
verdadero creador, y Argenis se considera un verdadero creador, termina
odiándose y despreciando lo que lo rodea.
Todo es desagradable, si acaso siente compasión. Allí están los grandes: Flaubert maldiciendo a
todo el mundo, Voltaire con su causticidad, Rousseau con su cinismo… todo
conduce a la extrema desesperación.
Estas
y otras cavilaciones lo aislan. Sólo
piensa en su proyecto y no puede mantener una conversación, no escucha a
nadie. Esta dentro de él. Nada de afuera le hace falta. Si alguien habla con él no soporta media hora de diálogo.
El piensa en el libro que está leyendo y en un retiro para escribir
tranquilo, sin obstáculos. Tal vez un
convento. Él es un guerrero, eso quiere
decir que es un místico lleno de privaciones.
Rimbaud se le aparece. Rimbaud
buscaba lo misterioso, el caos y dejó su vida burguesa por otra que se hizo a
su medida.
Lo
de Argenis es producir ideas. A las
ideas de los genios las estudian, las analizan y las ponen en práctica otros. A
Marx lo interpretó Lenín y lo usufructó Stalin.
El nombre de Bolívar,que sacrificó sus riquezas por unas ideas, ha sido
usado por otros para enriquecerse y hacer política.
Cuando
está solo siente que ese estado es la propia vida. Mientras más solitario más vive. Lo alivia escuchar música clásica. ¡Que
pensamientos le inspira Carmina Burana de Carl Orff. Tal vez por la emoción de contactar con esa
música poética de los vagabundos y clérigos errantes que sometían a la crítica
severa la estructura del medioevo, las doctrinas del cristianismo, las
costumbres y las tradiciones de la época.
Lee
lo que le gusta no por erudición. Le
interesa la tragedia, el bien narrar
aunque esté mal escrito, el buen gusto, la sencillez, la sinceridad, lo
pintoresco, lo estrambótico, el que engaña con gusto como Bolívar
Coronado, que miente por alegrar y por picardía.
Sueños. Sueña en volver a Europa. Recorrer países en trenes. Enviar notas a los periódicos. Rimbaud está presente en todos sus
pasos. Engaños, la gente prefiere vivir
en el engaño.
Le
duele Venezuela, donde no se aprecia el talento. Bello se exiló; Cecilio Acosta vivió
encerrado; a José Martí lo corrieron, Simón Rodríguez murió en la miseria;
Pocaterra y Blanco Fombona se frustraron; Gallegos perdió el tiempo en mitines;
Uslar Pietri sufrió un golpe mortal al enfrentarse a los políticos; Miguel
Otero Silva espero bastante para continuar con sus novelas . . .
UNA ENTREVISTA
Yo le dije a Argenis en 1998 que necesitaba hacerle unas
preguntas para un trabajo que estaba preparando sobre su vida y obra.
Se mostró receptivo y fue dando
todas las respuestas con los detalles y la erudición que le era propia:
Edgardo Malaspina: Argenis, ¿por qué te hiciste Escritor? Cuéntanos de tu vida.
Argenis Rodríguez: No sé si me
hice escritor. Recuerdo que desde niño
leía la Biblia
y una Historia de Venezuela y que mi mamá nos recitaba poemas de Pérez Bonalde,
Alirio Díaz Guerra y Andrés Eloy Blanco.
También recuerdo que mi papá nos leyó unas novelas sobre Tarzán y se la
pasaba consultando un pequeño Larousse.
Mi abuelo, Manuel Rodríguez, también me leía cuentos e historias y mi
mamá vieja, con la que me crié, me contaba cuentos de la Guerra Federal. Entre los 10 y 12 años me leí algunos cuentos
de Poe, una novela de Zola y Doña Bárbara.
Cuando empecé el primer año de bachillerato nunca entendí la gramática,
pero si me estaba leyendo Humillados y Ofendidos de Dostoievski y Los Cosacos,
de Tolstoy. Luego leí y releí a Rubén
Darío por el Chileno Francisco Contreras; Peonía, de Romero García y casi toda
la obra de Vargas Vila. Abandoné el
bachillerato, me encerré en Las Mercedes del Llano a leer y escribir mis
primeros cuentos. Después me fui a
Cabruta y viví con una prostituta que se enamoró de mí. De Cabruta di el gran salto a Caracas y aquí
trabajé en un taller mecánico y leí a todo Baroja, a Chejov, a Camilo José
Cela, a Blanco Fombona y Wensceslao Fernández Flores, de este último autor me
gustó mucho El Bosque Encantado.
Un día viajé desde Las Mercedes del
Llano hasta Caracas. Trabajé en un
taller mecánico. Leí mucho a
Chejov. Después trabajé en una librería. Aquí descubrí a los escritores
norteamericanos. Me leí todo Hemingway y
a Faulkner. También a Francis Scott
Fitzgerald. Pasé un año con Crimen y
Castigo, de Dostoievski. En el depósito
de la librería encontré los dos tomos de Del Tiempo y del Río, Thomas
Wolfe. Con este libro pase dos
años. Descubrí a Carolina, de Teodoro
Dreiser. Me enamoré por primera vez
cuando contaba 24 años. Me casé con una
muchacha que me llevaba dos años. Yo
anotaba todo en mi Diario, pero cuando me casé esta señora me quemó el
diario. Ella no creía en mí. Quería que fuera oficinista y que dejara la
lectura y la escritura. En mi luna de
miel escribí El Tumulto. Salió en México
y aquí lo atacaron mucho. Solo Guillermo
Meneses lo elogió. Dijo que yo escribía
a los trancazos. A la caída de Pérez
Jiménez me fui a las guerrillas. Allí
también llevaba mi diario. Allá mataron
a Iván Darío Barreto, que estudiaba en la Escuela Técnica
Industrial. Tenía 19 años. También mataron a Miguelito, que se fue a las
guerrillas porque estaba desempleado. En
las guerrillas no pude leer nada. Cuando
bajé no cesaba de recordar a Iván.
Me fui a Chile para huir de las
guerrillas, que eran una completa locura y anarquía. En Chile trabajé en El Siglo y traté de
escribir Entre las Breñas. En una año
solo escribí un capítulo. Regresé y
andaba por ahí desempleado y escribí Entre las Breñas en unos seis meses. Mi hermano Adolfo daba clases en un
colegio. Me dejó esas clases y con lo
que gané pagué la primera edición de Entre las Breñas. Se me abrieron las puertas por todos los
periódicos de Caracas. Los comunistas me
llamaron traidor. Yo me dediqué a
escribir para El Nacional y Ultimas Noticias.
El doctor Gonzalo Barrios, que
era Ministro del Interior, quiso conocerme y nos vimos en un restaurante con
Juan Liscano. De esa reunión salí con
una beca para París. En París me
inscribí en la
Alianza Francesa. Leía
de todo. Después me fui a Madrid en tren
y escribí un libro que titulé Donde los Ríos se Bifurcan. Al año estaba de regreso en Venezuela. Conocí a la abogada Mirna Linares
Alemán. Salió en estado. Ella consiguió una beca en el Ministerio de
Justicia y volamos a Bélgica. Aquí yo
estudiaba francés y leía y escribía mucho.
En Bruselas escribí un diario de
cerca de mil páginas y escribí La
Fiesta del Embajador que me editó Camilo José Cela. Cela, quien sería premio Nobel poco después,
me editó once relatos más en su revista Papeles de Son Armadans.
Al lado de Mirna escribí Gritando su
Agonía. Esta es la novela más difícil
que he escrito. Me costo tres años de
trabajo. La editó el novelista Tomás
Salvador en Barcelona, España, y allá se agotó.
Edgardo Malaspina: ¿Por qué te
han tildado de poeta maldito?
Argenis Rodríguez: Bueno,
cuando uno ha hecho lo que ha hecho, como eso de estar en unas guerrillas y
publicar Entre Las Breñas no es para menos que lo llamen a uno maldito.
Edgardo Malaspina: En donde los Ríos se Bifurcan tu dices que
una leyenda en torno a un hombre, es más importante que la verdad más
heroica. ¿Tiene Argenis Rodríguez su
propia leyenda?
Argénis Rodríguez: Si, de mí dicen que soy una leyenda. Lo escribió Julio Miranda. Y donde voy dicen: Argénis es una leyenda.
Edgardo Malaspina: ¿Para que sirve la literatura?
Argenis Rodríguez: La literatura sirve para atormentarse. Para más nada.
Edgardo Malaspina: ¿Cuál crees tú que es tu mejor novela?
Argénis Rodríguez: Mis mejores novelas son Entre las Breñas,
Breve Relación de la
Destrucción de un País, Cruz de Silencio y otras más. Creo que todas.
Edgardo Malaspina: Vargas Vila decía que escribía parado y sobre
un pupitre alto. ¿Cómo escribe Argénis
Rodríguez?
Argenis Rodríguez: Yo escribo donde sea. En un banco.
En un bar, entre la muchedumbre, en el silencio de la noche.
Edgardo Malaspina: El suicidio ha estado siempre presente en tu
vida. Voltaire también hablaba de
suicidio y cuando se le preguntaba por qué no se suicidaba contestaba que solo
Dios tenía derecho a quitarle la vida.
¿Es ese el caso de Argénis Rodríguez?
Argenis Rodríguez: Si, los suicidas y los locos siempre me han
llamado la atención. Y los poseídos que
más admiro son Strindberg, Dostoievski, Thomas Wolfe, Hemingway, Rimbaud,
Lautréamont y Van Gogh. Admiro a mucha
gente de esta clase. Admiro a Malconl
Lowry por su novela Bajo el Volcán.
CREDO LITERARIO: LOS
CAMINOS NOCTURNOS
Para aproximarnos al ideario estético –
literario de Argenis Rodriguez
analizamos una de sus obras más cargadas de simbolismos: Los Caminos Nocturnos, un verdadero tratado
de manifestaciones del subconsciente.
Así mismo de su prolija obra, iniciada con Entre las Breñas, extraemos
algunas de sus reflexiones y sentencias elocuentes por si mismas de su posición
filosófica ante la vida y que lo convirtieron en uno de los escritores
venezolanos más contradictorios y polémicos.
Los Caminos
Nocturnos sale a la luz pública en 1973.
Argenis decía que el libro constituye una selección de los sueños que
metódicamente anotaba en sus diarios desde 1961 hasta 1971. Ese período comprende sus estadías en
Santiago de Chile, París, Bruselas, Barcelona y Caracas. La descripción detallada de los sueños le
sirve para conocerse a sí mismo. Ese fue
el método de Freud.
El nombre de su obra lo toma Argenis
del excelente relato de Pedro Sotillo aparecido en los años treinta del siglo
XX. En Los Caminos Nocturnos de Pedro Sotillo hay una atmósfera de
constante misterio. Los personajes
viajan a caballo por la llanura y filosofan sobre la vida y la muerte bajo la
luz de una luna grande y enigmática: “Había
una luna lívida que daba la impresión de ser exageradamente grande. Es necesario haberse aventurado de noche o
por la madrugada por un camino por los llanos, para apreciar todo el horror de
la luz lunar. Es necesario uno mismo
haber sentido la influencia de la luna para darse cuenta de la tremenda
irrealidad que siembra en la vida.”
Argenis dice: “Hoy como ayer y desde hace no sé cuantos años, he salido a la puerta y
he visto la llanura extenderse hacia el infinito. Por la noche creí sentir la turba muerta de
una caballería y oí gemidos. Pero me
asomé y no distinguí nada”. Hay algo
en común: La llanura, la noche, la soledad, los sueños y la muerte. Argenis cita a Nerval “los primeros instantes del sueño son la imagen de la muerte”. Herrera, uno de los personajes de Sotillo
filosofa: “Morir en una de estas sabanas,
en una noche como esta, debe ser la sensación más completa de la muerte.
Hay algo en estas soledades que a cada paso nos recuerda la muerte.
Aquí es donde mejor se comprende que, después de morir, no hay nada; que
la muerte es el fin irremediable y definitivo.
Recorriendo las llanuras he aprendido a negar la existencia del alma”.
Sotillo dice: “Herrera se levantó y dio algunos pasos.
Se volvió a la hamaca. Por
primera vez comenzó a hablarnos. Escogió
un tema imprevisto, que estaba muy fuera de las circunstancias: el
suicidio. Yo jamás he creído en el
fervor de los suicidas teóricos y, aunque atento a la conversación, casi me
abstuve de hablar:
-Es el único acto de libertad -decía- Herrera con su voz naturalmente
vibrante”
Argenis dice: “Me
siento seguro de mí mismo. Pero trabajo
poco. Lo más grandioso es luchar. Se me erizan los vellos cuando pienso que
muchas veces la única salida que encontraba era el suicidio”.
Clare Hanson en su ensayo Hacía una poética de la ficción breve dice: “Los críticos posestructuralistas han afirmado también que cualquier
trabajo literario debe ser caracterizado como una estructura de representación
y selección pintada en el impulso primario del sueño y el deseo...” Es decir se sueña porque se desea y la poesía
o cualquier relato es la forma de comprensión, de realización de un sueño.
Para Hanson el sueño contiene los rasgos de cualquier
relato. Solo son deseos represados. Kipling, Hemingway y otro grandes de la
literatura utilizaron sus sueños para enriquecer sus obras. Argenis recurre constantemente a sus
sueños. Los introduce en sus relatos,
sus novelas y los lleva a su máxima expresión en Los Caminos Nocturnos. El
sueño es la fantasía y es lo más próximo a la muerte.
Hanson explica que: “Lyotard
discute la premisa de Freud según la cual el sueño consiste en pensamientos
latentes que en el sueño mismo se transforman a través de la acción de una
fuerza activa y limitante. Dice Lyotard
por el contrario, que es el deseo mismo el que trabaja los pensamientos del
sueño para crear su contenido manifiesto.
No intentamos leer el sueño en el sentido Freudiano: buscando la
significación que yace en él: mejor
diríamos que es el sueño mismo el que constituye un deseo latente
expresado. De allí su extraordinario
poder de combinación de elementos, de familiaridad y extrañeza, y de allí
además la necesidad de leer el sueño no de manera sintomática sino literal”.
Los sueños se han interpretado de
diferentes maneras a través de la historia.
Para los hombres de la mayoría de las civilizaciones, los sueños tenían
un significado oculto siempre premonitorio.
Es el caso por ejemplo del relato bíblico donde José adivina el sueño del faraón. En la literatura China el sueño se interpreta
como síntoma de una enfermedad. La
medicina contemporánea acepta como
cierto ese postulado en algunos casos.
Para Freud el sueño es la manifestación del deseo reprimido. La interpretación de los sueños lleva a Freud
a la asociación libre de ideas, al estudio del subconsciente al autoanálisis y
al sicoanálisis. La neurosis conlleva a
un tipo de sueño, y ese sueño sirve para llegar hasta la neurosis. Freud dice: “Los sueños son una realización de deseos, al igual que las fantasías
diurnas”.
Freud se conoce a sí mismo. Escribe sus sueños y publica la
interpretación de los mismos. Es una
necesidad dice. Los sueños oscuros son recopilación de deseos disfrazados. Los contenidos
reprimidos afloran en los sueños. Para entender el significado oculto de
cualquier sueño, según Freud, es necesario desmenuzarlo en sus tres
partes. Por un lado está el contenido
manifiesto o relato del sueño; y por otro se encuentran las ideas latentes que
surgen como resultado de análisis. La
elaboración onírica es la deformación con la cual aparece el sueño. Los mecanismos de los sueños son muy
importantes para entender su relación con la estructura de los textos
literarios, ya sea en prosa ó en poesía.
Aquí tenemos la condensación donde varias imágenes se representan en
una; y el desplazamiento cuando lo importante pasa a segundo plano. Esto lo podemos ver perfectamente en un
texto poético: Las sugerencias ocupan el
espacio y el tiempo. Tras las mismas
está lo que verdaderamente quiere decir el autor.
El prólogo de Los Caminos Nocturnos no es más que una pesadilla. Indudablemente se
pasa al mundo de las formas extravagantes y fantasmagóricas de los
sueños cotidianos. Se observa a lo largo
del texto un proyecto de vida. Es necesario
adelantarse y producir a temprana edad.
Argenis se preocupaba por alcanzar su gloria a cierta edad. Estaba consciente que con los años la
capacidad creadora puede mermar.
En muchos de sus diarios se refiere
a ese tema. Julio Cesar dijo un día: “A mí edad Alejandro ya había conquistado el
mundo, y yo aún no he hecho nada memorable”. Jesús y el Che a los 39 años eran ya
mitos. Napoleón a los 30 ya había
acumulado un gran poder. Hay que
apurarse.
En un mecanismo evidentemente de
desplazamiento, Argenis dice de un personaje de Los Caminos Nocturnos: “Lo
más probable es que no piense. Ya he
llegado a una edad ¿Los cincuenta? ¿Los
cincuenta y cinco? En que no se piensa,
en que se sabe todo y ya no hay nada que hacerle”.
El hijo mata al padre frecuentemente:
“Soñé que velábamos a mi papá en la sala
de este apartamento y lo vimos levantar de la urna”. El odio hacia el padre lo mata y el
sentimiento de culpabilidad lo revive. Eros y Tanatos es un tema frecuente: “Entre la destrucción y el amor preferí la destrucción”.
Argenis era un autodidacta. Un autodidacta que llegó a saberlo todo. Era impresionante su educación, su
conocimiento de la historia, de la literatura y del hombre en general. En un sueño dice: “Yo, entre la historia y la gramática, había escogido la gramática y presentaba un examen que era
un crucigrama”. El oficio escritural
para Argénis era algo común y corriente, fácil como resolver un crucigrama.
Sueños y poesía son una misma cosa:
“¿Cuál de esos nombres era el de mi mujer? Los grite todos los tres pero mi mujer no se
movía. En esto me fijé hacia la sala y
caí en la conciencia de que dormíamos con las ventanas abiertas y yo divisé las
montañas verdes y claras.” Sueño y Vigilia.
Literatura y vida cotidiana. Todo
es una sola cosa para Argenis por eso le es caro el verso de Eliot: “El género humano no puede soportar tanta
realidad.”
Argenis constata con tristeza: “¡Pensar que el hombre va hacia el no dormir!”
Como Borges busca la gloria aunque sea
en unas líneas: “Y solo se salvarán unas
páginas. Hacemos mal. Mal menos”.
En Los Caminos Nocturnos
hay párrafos como sentencias filosóficas:
o
Cuando
uno dice yo digo la verdad es porque piensa que lo que dice perjudica.
o
Soy
un hombre que pierde fácilmente la cabeza, pero no puedo dejar a la justicia
divina el arreglo de mis asuntos.
o
No
se puede ser soberbio sin poder.
o
El
poder da la soberbia.
o
Me
gustaría aparentar más suavidad, más franqueza, más debilidad.
En la obra los episodios fúnebres son frecuentes. Argenis dice con el pesimismo que le es
característico: “Tanto ver la muerte -me
dije- es una señal mala”. Nuevamente la poesía, la fantasía: “Ahora he salido a la puerta de la
cabaña. En todo el rededor no hay más
que zarzales. Son muchas las veces que
creo estar soñando. Pero la verdad es
que no se bien donde podría despertarme, en que sitio. Estoy convencido de que esto no es un
sueño...”
En Los Caminos Nocturnos
Argenis recuerda su infancia, la juventud difícil, el inicio por un camino
oscuro. Se ve abandonando el pueblo, a su familia. Se ve odiando
al padre, a la madre; quienes los instaban a estudiar, a ser un profesional, un profesor. Ve en sueño a este personaje rodeado de gente
que lo respeta y aprecia; y el detesta toda esa hipocresía.
Tanatos lo marca. Es su signo, su guía:
o
¡Oh crueldad, con cuanto refinamiento yo te
aplicaría!
o
Los
hombres más felices son los verdugos y los torturadores.
o
Crueldad. Venganza.
o
La
vida es un campo de batalla. Y la he
vivido como si peleara, como si tuviera que enfrentarme a cada instante con un
enemigo.
o
Lo
malo en mi es que nunca perdono. O lo
bueno en mí es que nunca perdono. El
odio que siento es tan grande que solo es me sostiene en la vida.
o
Y
yo no soy un hombre de ideas, yo soy un hombre de pasiones, por lo tanto no
necesito ningún aliciente teórico para destruir.
o
Tengo
lo principal: la pasión y el odio.
Buscó en la soledad su grandeza.
En la soledad estuvo su poder
creativo. La soledad la persigue Argenis, la busca con propósito claro. Vivió solo, llego a la gloria solo y murió
solo: “En la soledad más absoluta es
donde se obtiene la limpieza del alma”, solía decir Argénis Rodríguez.”
CONFIESO QUE HE LEÍDO
Argenis lo repetía hasta el
cansancio: lo que más amaba en esta vida era la lectura. Una pasión desmedida por los libros le hacía
relegar cualquier otra actividad por lo que solía decir que resumía su paso por
la existencia con una sola frase: confieso que he leído. Cuando no leía, escribía, y sus escritos lo
hicieron “el más joven cultivador del género narrativo en la última promoción
de escritores”, según lo afirmó Pedro Díaz Seijas en 1986.
Para
Argenis la novela nace con Cervantes, quien se inspiró en las lecturas de los
cuentos italianos; pero son los ingleses como Charles Dickens, quienes le dan
el tinte social al género. Flaubert, con
Madame Bovary, hizo hincapié en la protesta social. El naturalismo nace como Zola y la
introspección aparece como James Joyce.
El Ulises de este último autor fue lectura preferida de Argenis y la
influencia de la misma en su obra posterior ha sido recalcada. Salvador Garmendia lo escribió así: “Argenis
se leyó casi todos los libros; pero no todos por haber pasado demasiado tiempo
descifrando el Ulises de Joyce… cuando comenzó a escribir a prisa y en las
hojas de un cuaderno a rayas, lo hizo con la falta de modales, desparpajo
lexical, la inclasificable sintaxis y el desdén arrogante por el uso del tiempo
y demás previsiones formales, con que aquel libro de horas, blasfemo, fugaz,
irreverente, le había encendido las ideas noche a noche. Esa escritura exasperada, erudita, fantástica
y demencial se convirtió en su religión secreta. Como diabólico saltamontes joyceano quería
saltar en una misma línea, del lecho conyugal al burdel, de la piedad al
desenfreno, de la soledad más oscura a la claridad indecente y maltrecha de las
calles. Puedo imaginarlo, releyendo en
alta voz, cien veces seguidas, y por último ya a ojos cerrados como si repitiera
obsesivamente una lección que se niega a revelar su sentido…”
El
cuento y la poesía, como los géneros más antiguos de la literatura, ocuparon la
atención de Argenis de manera especial.
Para él, la Biblia
era un cuento largo, o varios cuentos, Chejov es uno de los mejores cuentistas
y Horacio Quiroga le atraía por la ola de suicidios que lo envolvía.
Julio
Cortázar explicaba el boom como un fenómeno literario en un determinado punto
del planeta, cuyo auge y desplazamiento obedece al capricho de los tiempos y la
geografía. El decir en un momento dado
favorece la cultura y específicamente la literatura en determinado país o
continente. Para Argenis el boom es la
continuidad del arte literario y donde las mejores tradiciones de las letras se
conservan a través del hilo narrativo.
Por eso la influencia palpable en las obras de los autores del boom, de
Camus, de Sartre, Joyce, Flaubert, Faulkner y Hemingway.
El
Extranjero, es la novela que llevó a Camus al premio Nóbel. El personaje principal es el prototipo
representante del existencialismo.
Sábato trató de imitar al Extranjero con su Túnel, Camus en la Peste no alcanzó el grado de
excelencia literaria logrado en el Extranjero. Todos estos autores los leía y
releía Argenis.
De
los latinoamericanos Argenis admiraba a Arturo Uslar Pietro y sus Lanzas
Coloradas a pesar de que más tarde escribió una diatriba en contra del escritor
y que quedó inédita. El peor cuento de
Pocaterra es Panchito Mandefuá; pero es el
más difundido. Es necesario
releer a Jorge Isacs, José Eustaquio Rivera y Romero García. Memorias de un vividor de Tosta García, es la
mejor novela venezolana de su tiempo. El
falso cuaderno del Narciso Espejo, de Guillermo Meneses, es una obra a la
altura de James Joyce, Hess, Sastre, o
Mann. Vidas Oscuras, de Pocaterra, lo comparaba
con Señor Presidente. De los poetas
latinoamericanos el más admirado era Ruben Darío. Azul y Cantos de Vida y Esperanza eran su
plato preferido, mientras que los nocturnos los consideraba insuperables. Para Argenis la vida era una tragedia, y la
lucha más terrible era contra la conciencia, la idea de la muerte y el futuro
incierto. Todo esto era el sinsentido de
la vida. Su admirado poeta, Dario, lo
resume en los versos de Lo Fatal, recitados constantemente por Argenis :
Dichoso
el árbol que es apenas sensitivo
y
más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
pues
no hay dolor más grande que el dolor del ser vivo,
ni
mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser
y no saber nada, y ser sin rumbo cierto
y
el temor de haber sido y un futuro temor…
y
el espanto seguro de estar mañana muerto,
y
sufrir por la vida y por la sombra y por
lo
que no conocemos y apenas sospechamos
y
la carne que tienta con sus frescos racimos
y
la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y
no saber a dónde vamos
¡ni
de donde venimos…!
Pero
el inspirador de todos los poetas es Baudelaire y sus Flores del Mal. Allí están las prostitutas, los burdeles y
sus consumidores de opio. Baudelaire es
el punto de partida para Verlaine y Rimbaud.
De Bandelaire, Argenis tomaba en serio dos recomendaciones. La primera tiene que ver con el trabajo
creador, pues Baudelaire decía que la inspiración era hermana del trabajo
diario. La segunda se refiere al
matrimonio, el cual no recomendaba por lo que sugería tener sólo queridas. La mujer puede ser la perdición para un
poeta, para un escritor. Tenemos un
ejemplo de Mariano José Larra (Fígaro) que escribió artículos como “El Día de Difuntos
de 1836”. Para Argenis ese artículo estaba escrito en
el espíritu de los grandes poetas como Baudelaire, Rimbaud o Lautreamont y
explicaba la razón de su muerte. Argénis
no aceptaba eso de matarse por una mujer.
Larra se mató, según Argenis, porque sufría por España.
El
27 de noviembre de 1997 Argénis celebró en solitario sus cumpleaños y leyó a Rimbaud : Las Iluminaciones y una Temporada en el
infierno, luego anotó : “Soy un literato desde que nací. No he hecho más que leer y escribir. Con mi obra lo que he ganado son
enemigos. Nunca he sido
complaciente. Yo veo el lado malo de las
cosas porque creo que el hombre tiene más vicios que virtudes, yo no se si esto
es mío o lo aprendí de Sade o de Colin Wilson.
Sade pasó la mayor parte de su vida en una prisión y murió en un manicomio
de Charenton. Colin Wilson es un burgués
de mi misma edad, pero tuvo la fortuna de nacer en Inglaterra. Sus novelas han sido llevadas al cine. No es lo mismo nacer en Santa María de Ipire
que nacer en Londres, tengo esa desventaja”.
FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS
Desde
que tuvo uso de razón Argenis se trazó un gran proyecto. Al huir
de su casa a los 14 años buscó su sitio, pensó en metas grandiosas y
encontró refugio en el quehacer espiritual.
Sus maestros fueron los grandes escritores y los personajes
literarios. No obstante veo que en gran
parte su comportamiento tiene fundamentos, consciente ó inconscientemente, en
la filosofía oriental como el budismo y el tao, y en las enseñanzas de
Sócrates. ¿Qué busca? La Gloria. Dejar
su nombre.
En
las enseñanzas de Buda se contempla el dominio de las pasiones a través del ejercicio mental. Es necesario controlarse a uno mismo porque
esto es lo más difícil en la vida. Buda
entiende que la victoria engendra enemigos.
La verdad hay que experimentarla, saborearla para llegar a la
doctrina. Es preferible vivir solo que
estar acompañado de necios. Pero la esencia del Budismo está en la renuncia del
deseo, porque con el deseo surge el dolor, el miedo. No se deberán desear las cosas materiales,
porque nos atan: El deseo hacia las
mujeres aniquila la mente. No se puede
estar mucho tiempo a su lado. Hay que
renunciar a estas pequeñas felicidades en aras de una felicidad mejor: La vida eterna, la gloria de dejar tu
nombre. La verdadera dicha está en la
soledad. Cuando se vive solo, errante y
sin propiedades; evitamos el mal, somos libres y no tenemos
preocupaciones. Cuando no deseamos nada
no envidiamos a los que tienen. A
propósito Borges dijo: “Lo que tenemos
puede no hacernos felices, pero lo que nos falta nos hace desgraciados”.
Lao
Tse enseña, entre otras cosas del Tao,
que no hay que apegarse a las cosas materiales, pues esto impide el crecimiento
espiritual. El conocimiento y la
búsqueda de la verdad crea duda y la duda engendra sufrimiento. La verdad es sencilla: Eres el dueño de tu vida y de tu muerte. Lo que haces es lo que eres. Si mantienes una idea otro luchará contra
ella. Deja que tu trabajo y tu ocio sean la misma cosa. ¿Para que sirve tu vida acumulando cosas
materiales?. (Aldaus Hux decía:
“Lo verdaderamente importante es la vida auténticamente humana de
vuestras horas de ocio. Lo demás no es
sino el sucio menester que es preciso hacer”.)
Sócrates
era un hombre sabio. Para el frío y el
calor y toda clase de fatigas era el más duro.
No perdía tiempo en el arreglo del vestido, ni en el calzado ni en el
resto de sus partes. Recibía ingresos
menguados, vivía en la más completa miseria e independencia. A Sócrates le tienen rabia, mucha rabia
porque constantemente ve y critica a los demás.
Cricias se enamora de Eutidemo.
Sócrates lo ataca: “Esa es una
pasión procina la que tu sientes al desear rozarte contra Eutidemo como los
puercos contra las paredes. Sócrates
comía poco: eso anima el estómago y el
espíritu. Compraba los alimentos más baratos. En verano y en invierno se la pasaba sin
camisa y descalzo. Antifonte le dijo un
día: Tú eres maestro de la miseria. Sócrates se alababa a si mismo y eso irritaba
a sus enemigos. Él decía: Ninguno de los hombres es más libre que yo,
ni más justo, ni más prudente. Estoy por
encima de los hombres. Cuando lo acusan
de pervertir a la juventud, Sócrates no se defendió sino que se burló de sus
enemigos y comenzó a alabarse. Se ríe de
su acusador, Ánito: Eres un desgraciado
– le dice – yo pasaré a la historia por mí obra hermosa y de ti sabrán porque
me acusaste. Soy el vencedor. Si voy a morir injustamente, bien puede ser
que sea eso vil y vergonzoso para los que me hayan injustamente condenado a
muerte. Esta es mi oportunidad para
morir pero si tengo que vivir más tal vez habría de serme inevitable pagar el
tributo de la vejez, y ver menos y oír menos y discernir peor y acabar siendo
más duro para aprender y más desmemoriado.
Y estaré por debajo de los que antes aventajaba. Así que esta es mi oportunidad. Jantipa,su mujer, con su hijo en brazos
llora. Hay una oportunidad de salvarse
si Sócrates se defiende y deja de alabarse y de ofender al jurado ,y eso es lo
que quiere su compañera : que se defienda.
Llévensela dice Sócrates.
¿Sería
Sócrates un sagitariano como Argenis?
Argenis dice: Todo lo
tengo aquí en mi cabeza. Tengo
enemigos porque publique una obra poética “Entre las Breñas”. Mis escritos, mis diálogos son
perfectos. Estoy solo, no importa lo mío
es leer y escribir. Con la soledad se
alcanza la pureza del alma. No tengo
nada, no he tenido nada y no deseo tener nada. Necesito solo una pluma, una
hoja de papel y una botella. “Sócrates
demostró que la gente puede vivir con poco y ser feliz, pero no puede vivir con
mucho porque no se preocupa de sí mismo sino de lo que tiene; hoy los que
tienen una nevera y después un carro a lo último andan cargados de
peroles. Hoy la gente hipoteca la
sensibilidad, la imaginación, la inteligencia y el alma toda, por un
cacharro que tiene que pagar por cuotas,
paga y paga durante veinte, treinta años.
Esta pagando en cómodas cuotas.
Esta pagando una casa, un apartamento, un carro. La gente ha cambiado la verdadera vida por un
perolero que no se puede llevar a la tumba.
La gente no deja ni una frase; no goza ni del cuerpo ni de los
ojos. No siente nada porque desde que le
dio por pensar, le dio “por venderse en cuerpo y alma a los peroles. Sócrates murió envuelto en una túnica y esta
ahí, más vivo que los vendedores de cemento, los especulados de
bienes terrenos y el carro que se tiene que comprar, la gente se ha olvidado de
sí misma. El hombre ve a la mujer como
un objeto y la mujer se vuelve y ve al hombre como al útil que tiene que
aprovechar”(Argenis Rodríguez en su ensayo La muerte de Sócrates).
José
Sant Roz escribió a raíz de la muerte de Argénis: “Fui a la biblioteca de mi hermano
Adolfo y encontré todo lo que Argenis
nos legaba; en un estante una bolsa amarilla con un cepillo de dientes y un
exprimido tubo de crema dental, tres trozos de lanchas dentales, una caja de
fósforos y una vela, unos lentes viejos
sin pata, una ampolleta de pronapen y
una caja de bisolvon , una Cédula de Identidad vencida. Después de haber publicado libros catalogados
Best Seller, con más de diez ediciones algunos, de haberlos escrito en los
periódicos y revistas de alta circulación nacional y de ser uno de los
articulistas más leídos en Venezuela, y de enorgullecerse de haber leído y
escrito no libros sino bibliotecas, a los sesenta y cuatro años Argenis no
sabía conducir un carro ni tuvo nunca uno, como tampoco un sueldo, una pensión,
un seguro, sólo donde caerse muerto”.
Para
Argenis la familia, la esposa los hijos son un obstáculo para sus
proyectos. No pasa mucho tiempo con una
mujer. Hay que buscar la manera de
quedar por unas frases, por unas líneas.
Deambular es su destino , tal vez pensando en Rimbaud. Pero toda esta búsqueda no sirve para nada. Escribe y hace literatura para sufrir, para
atormentarse. Busca el conocimiento sólo
para eso. Decidió una vez no trabajar, vagar , buscar el ocio. Disfruto leyendo y escribiendo.
Argenis
va a la guerrilla para obtener experiencia.
Luego no le importa dormir en el suelo, vestirse mal, andar por las calles
en short y en chancletas. Mi esposa Natalia Riazanova lo recuerda , vagando por
las calles de San Juan de los Morros, con esa indumentaria y con un gran
sombrero de panamá, además de una jarra de cerveza en la mano y vendiendo sus
libros: “Cómprenlo ahora a buen precio, porque cuando muera se venderán más
caros” .No tenía dinero pero era libre.
Argenis
escribe sus memorias y todos le temen.
Cuidado con lo que escribes, le dicen.
Pero el no pacta con nadie y hace lo que su consciencia le dicta: todos pueden ser maricos, putas y ladrones; y
yo no puedo ser escritor, dice reiteradamente.
Argenis
una vez afirmó: “Yo como poco porque el
alimento que verdaderamente necesito es el de la mente”. Compraba latas, galletas y rones baratos
cuando no le alcanzaba para el whisky.
“Yo
soy el mejor, el único escritor de Venezuela”, vociferaba Y eso por supuesto, trae enemigos. No le preocupaba en lo más mínimo lo que
decían de él. Para eso está la
historia. “Yo los destruí en mis libros,
pero los dejé en la historia. Dije que
eran unos miserables, pero están en la historia gracias a mí”, gritaba.
Argenis
afirmaba que en la vejez se perdía la capacidad para crear y ya no tenía
sentido seguir viviendo, porque todos te desprecian por viejo, pierdes
facultades y ya no puedes hacer lo que hacías antes. “ Hay que marcharse a
tiempo. Dejo mis libros, mi palabra, mis
diarios. Soy inmortal. Soy el más grande” , apuntaba constantemente.
Era un socrático.
LOS
DIARIOS
Argenis Rodríguez siempre llevaba un
diario íntimo. Afirmaba que era su
hábito preferido. Los diarios le
sirvieron de fuente para luego conformar sus obras literarias. En esas hojas están sus apreciaciones, sus
rencores, sus venganzas, sus sueños y sus planes. El mismo dijo de los diarios: “El que escribe diarios íntimos lo hace como
una necesidad de confesarse, de confiarse, de reseñarse. Un día sale esa necesidad y luego se vuelve
vicio, o peor aun: hábito”.
Argenis
Rodríguez se ubica al lado de los grandes diaristas venezolanos: Blanco Fombona, Pio Gil, Pocaterra, Pedro
Emilio Coll y Manuel Díaz Rodríguez .
DIARIO
DE BARCELONA
Argenis
afirmaba que sus mejores diarios eran Los Caminos Nocturnos y el Diario de Barcelona. El diario lo lleva desde que llegó a España y
su fecha de inicio es el 13 de marzo de 1970.
La última fecha es el 27 de septiembre del mismo año.
Relata Argenis
en este diario de manera muy detallada su relación con los escritores
españoles. Describe el carácter, las
alegrías y tristezas de los amigos del entorno español. Habla de sus lecturas, de los odios hacia las
mujeres y de la publicación de sus dos libros:
Entre las Breñas y Gritando su Agonía.
Se cartea con escritores y gente importante: Uslar Pietri, Juan Liscano, Herrera Campins,
Tarre Murci, José Ramón Medina, Otero Silva, visitan al premio Nobel de
Literatura Camilo José Cela. Comparte
con el autor de La Familia de Pascual
Duarte. Eran tiempos relativamente
felices: gloria, amigos, publicaciones,
mujeres. Dice que es horrible pensar en
el suicidio cuando quedan muchas cosas por hacer. Lee hasta 14 horas al día. Come poco para comprar libros.
El diario describe constantemente
los sueños. Miguel Otero Silva le
critica por ganarse tantos enemigos. García Marquez se queja de Argenis por no
haber leído atentamente Cien Años de Soledad y de su actuación en contra de las guerrillas.
Por
este diario conocemos de su horror hacia los lazos familiares. Horror que llamaremos Complejos de Argenis y
describiremos más adelante.
Enumeraremos
ahora algunos de sus puntos de vistas anotados en el diario:
1-
Naturalista es un escritor fácil
sin imaginación.
2-
Trabajar para mí es leer y
escribir.
3-
Cuando estoy solo me siento mejor.
4-
La edad no es que no endurezca, es
que nos hace comedidos y calculadores.
5-
Como escritor que soy, creo que lo
mejor para mí es vivir solo, sin mujer ni nada.
6-
He ido perdiendo la idea del
suicidio. Ahora me parece un horror el
que muera a esta edad cuando tengo tanto que luchar. No digo hacer, digo luchar.
7-
Creo con Dostoyevski que las mujeres más puras y
compasivas son las prostitutas.
8-
No hay nada mejor que el
conocimiento.
9-
Como esos personajes de Dostoyevski, pienso
que no hay nada más grandioso saberse grande y pasar por las calles, por el
mundo sin que nadie lo sepa. Con que uno
lo sepa basta. Y además la grandeza es una cosa particular, íntima.
10- Hay
que ser valiente. A juro. Como sea, pero
hay que ser valiente.
11- Si
la muerte es revivir lo que se ha vivido lo mejor es retardarla todo cuanto se
pueda.
12- Para
dar valor lo mejor es leer vidas heroicas.
Claro, toda vida es heroica, y la más heroica es la de los santos, la de
los místicos, la de esos grandes artistas.
Pero cuando ahora digo heroica pienso en guerreros, aventureros y gente
que se juega todo al azar.
13- El
sueño es una segunda vida.
14- Admiro
la gente que lucha por su vida con sus propias manos, con su “fuerza de
trabajo” con la habilidad para subsistir.
15- No
le temo a los hombres ni a nada, le temo
a mi incapacidad.
16- Es
horrible el egoísmo de los artistas.
¿No? Pero ¿Quién dice que un escritor es un artista? Un escritor, un lector es un solitario; nada
más.
17- El
temor me ha abandonado. Ya no existen
más misterios para mí.
18- El
mundo es un viejo, sucio y arrugado pañuelo.
19- Yo
bien poco creo en el amor, el amor no es cosa que dure tres meses.
20- Para
ser algo en Venezuela no hay que ser nada.
He allí la clave.
21- Para
triunfar hay que demostrar ser estúpido o un
sabio que no perjudica a nadie.
22- Más
se ve la vida en tipos mediocres y pequeños.
La verdadera vida se ve en la completa agonía.
23- Más
confianza tienen los otros en mí que yo en mi mismo.
24- La
gente lo quiere es que le quieran. Los
místicos o los que se creen místicos, en su impotencia de ser amados se
dicen: “lo importante es amar, no ser
amado”. Esto es mentira. Lo importante es engañar para que lo amen a
uno.
25- ¿Qué
va a escribir uno si las cosas están dichas de una u otra manera por unas y
otra?
26- El
ocioso comprende más las cosas que el ocupado.
27- Soy
yo quien se condena a vivir solo.
28- Hay
gente de pocas lecturas que escriben bien, pero que no dicen nada. Más vale una línea que diga algo a una línea
bien escrita que no diga nada.
29- Soy
injusto con los demás ¿pero acaso no soy
más injusto conmigo mismo?
30- El
relato, el cuento o la novela es pura creación, sentido puro de la verdadera
vida. El diario no para de ser una
relación incolora.
31- Nunca
me he sentido mejor que cuando me he
comportado como un cínico.
32- En
cuanto a escribir, nunca me sentí mejor que cuando escribía sin creer en lo que
escribía pero que hacía sabios a los lectores, a mis enemigos, a los que
seguían mis pasos.
33- Yo
soy mi propio enemigo.
34- Las
mujeres saben más acerca de las mujeres y de los hombres que los hombres acerca
de sí mismos y de las mujeres.
35- Uno
miente y las cosas marchan bien. A la
gente le gusta que le mientan, muy poca gente miente bien. Hay que mentir con descaro para que las cosas
marchen bien.
36- Idealista
o soñador ¿Dónde está la diferencia
entre las dos palabras?
37- Me
siento seguro de mí mismo. Lo más grande
es luchar. Se me erizan los vellos
cuando pienso que muchas veces solo encontraba la salida por medio del
suicidio.
38- Yo
no me acostaría con una vieja sucia por más dinero que tenga. Pero una mujer se acuesta con un leproso por
dinero o por vicio.
39- Es
horrible escribir cuando no se tiene nada que decir.
40- La
creación es asunto de jóvenes. El viejo
que crea es por que no ha envejecido nunca.
41- Hay
que mentir más y mientras más descaradamente mientes más creerán.
42- Mi
estómago es mi alma porque a través de él he encontrado cosas sublimes: Alcoholes, comidas, sueños.
43- Lo
he abandonado todo por el sufrimiento o por el orgullo.
44- Los
que dicen “perdono” ¿Perdonaran de verdad?.
¿Es que alguien perdona?. ¿Será
cuestión de orgullo?. Me niego a creer
que la gente haya evolucionado.
45- Solo
hay una salida: Leer libros para niños y
escribir para adultos.
46- Las
cosas que más me gustan son:
_ Leer.
_ La
soledad.
_ Escribir.
_ Escribir
estas notas.
_ Escribir
un cuento.
_ Comenzar
a escribir una novela.
_ Una
mujer.
47- A
mi soledad la cargo siempre conmigo.
48- No
soy hombre de creencias y por lo tanto dudo de todas las cosas.
49- No
me gusta analizar nada. Narrar tal vez
sí, pero analizar no.
50- Pienso. Desde un tiempo a esta parte pienso, pero el
pensar mata mis facultades de narrador.
El narrador tiene un porcentaje muy elevado de
ingenuidad. El pensador no. No
tanto. Es claro que me refiero al
pensador pero no al ensayista o al filósofo.
51- No
se nada de música. Pero amo
profundamente la música.
52- El
hombre más inteligente del mundo fue aquel que dijo que todo hombre era un
frustrado.
53- Para
describir a los hombres no hay como la narración.
54- Los
grandes artistas son más que hombres, son visionarios, dioses o casi dioses.
55- Yo
creo que los críticos jamás aciertan. Yo
creo que los críticos dicen cosas que parecen lógicas, pero que el creador
jamás pensó en ellas cuando se sentó a escribir. El narrador no busca demostrar nada. El narrador puede dejar un sabor a
frustración, a tragedia o a lo que sea, pero eso no es importante; lo que si
pido al narrador es que sepa narrar y que narre con pasión o con misterio.
56- Hay
que degenerar un poco para poder vivir.
57- La
justicia no es más que un lado de la vida y el calor humano es la vida en su
conjunto. La justicia es una pequeñísima
cosa. Algo insistente. Hablar de la justicia es hablar de nadería.
Buscar la justicia es perder el tiempo.
58- Solo
se odia lo que se conoce.
59- Se
puede ser cínico como soy yo que me confieso a todos, pero el ser cínico a
escondidas es imperdonable.
60- Soy
normal, pero sufro el mal de la literatura.
61- Enseñanza: el que no tiene voluntad es porque no tiene
metas verdaderas.
62- Solo
hasta cierta edad se puede sacar sabiduría. Y ya yo pasé esa edad. No me asombra nada.
63- En
el sueño me siento más solo que en la vida despierta: En los sueños sufro más que en la realidad.
64- No
hay cosa más preciosa en el hombre que la imaginación.
65- Vivir
peligrosamente no ha sido mi lema, pero soy de los gustan vivir peligrosamente.
66- El
amor es lo más ingenuo y espontáneo que existe.
EL COMPLEJO DE ARGENIS
Un complejo
es una asociación de sentimientos inconscientes. Freud los definió y los precisó
magistralmente. La vida del
subconsciente de los sueños y de los actos aparentemente inconscientes, llegaron a tener una
explicación.
Normalmente el hombre es el amante
de la mujer. Luego padre y amante de la
madre de sus hijos. En Argenis esto no
funcionaba. Y éste fenómeno se observa en muchos otros individuos.
Argenis dice: “ soy sensual y deseo
a las mujeres, pero apenas algo se interpone en el camino de mi sensualidad, si
algo me impide seguir gozando a mi mujer con todo gusto, entonces me voy y
escapo. Expliquémoslo: He sido feliz mientras viví con la mujer que
vivió para mí y no había hijos de por medio, hijos que perturbaran toda la
atención de la mujer hacia mí.”
El instinto de conservación preserva la
especie a través de la reproducción sexual. La familia es posible por el gran
amor hacia los hijos. El amor de los padres hacia los hijos es el aspecto
social de una meta propia de la naturaleza .No hay objetivo superior al de
perpetuarse a través de los hijos. Quien no tiene hijos puede perpetuarse a
través de la sublimación al cultivar una causa específica y noble ; pero quien
los tiene y los sacrifica consciente y cínicamente para alcanzar la perpetuidad
a través de la inmortalidad por su obra artística y literaria sufre de Complejo
de Argenis. Entonces los hijos son un obstáculo para llegar a la
gloria.El amor de una persona con este complejo es similar a la amor de los
jugadores .Es un amor lúdico. El amante lúdico no tiene un amor ideal y se rehusa a mantener una relación estable. Su
fin es coleccionar experiencias para luego recordar por placer .Argenis ama y
termina con la mujer amada. Luego recuerda y escribe. La venganza es el fin de
sus escritos. Escribe para matar y así trata de eludir el suicidio. Mata y se
venga en el papel. La pluma es su puñal .El amante lúdico tiene su historia y
no quiere depender de su ser amado. Este tipo de amantes esta convencido de que
no necesita de los demás. Cree que puede vivir solo.
DIARIO DE 1997-1998
Argenis Rodríguez escribía
constantemente. Lo hacía estando lúcido
ó con unos tragos demás. Su diario lo
llevaba en cualquier papel: los bordes de
un periódico, una servilleta o en hojas ya usadas. El diario que inicia el 29 de noviembre de
1997, esta escrito en el respaldo de un viejo poemario; por eso anota: “los poemas no son míos. Si son buenos o malos yo no lo sé. No los he leído ni los leeré mientras ande
con mi Rimbaud y mi Eliot”.
La
idea del suicidio sigue tomando cuerpo y se acentúa a medida que empeora su
situación económica: “a mis 62 años no
sé que hacer, si suicidarme como Hemingway o terminar en la calle como un
mendigo. Ya se sabe que en este país no
hay porvenir para los escritores”.
Reconoce
constantemente que es un alcohólico; pero no quiere ni tiene fuerzas, para
vivir de otra manera. Cree que con el
paso del tiempo será peor para él. Es
pesimista y piensa que el poder para la creación literaria lo ha
abandonado. Como siempre en su diario se
encuentran las vivencias del momento, sus conceptos sobre la literatura y a
veces hasta párrafos que parecen el inicio de una nueva obra. El 7 de diciembre escribe: “El surrealismo es francés. Nosotros somos hispanoamericanos y somos
realistas como Cervantes. El Lazarillo, Baroja y Galdos claro cada uno
en su tiempo. Toda mi obra es realista. No puede ser de otra forma. El camino del horror, diría Rimbaud. Rimbaud tampoco era surrealista. Era un poeta alumno de Baudelaire y Víctor
Hugo. Creo que fue más allá que los dos
cuando dijo que había que desarreglarse los sentidos. Es lo que ha predominado desde entonces en la
poesía y en algunos creadores”.
Su
obsesión es dejar su nombre, su obra:
“El creador queda. La creación
queda. Es lo que he buscado por todos
mis medios”. Pensaba que su gran obra la
había desarrollado entre los 24 y 45 años puesto que en ese período escribió
Entre las Breñas, La trilogía de Pérez y Cecilia Matos, Cruz de Silencio y los
relatos La Fiesta del Embajador y La Ciudad Desnuda. Después de esa edad consideraba que sus
mejores libros eran Palabras de Mujer, El Asesinato del Presidente y la Soledad
del Guerrillero. Las notas que escribía
para los periódicos bajo el título de Diario de un Escritor; nunca los recogió
y los hacía para llamar la atención y mantenerse en el medio.
De
sus libros publicados decía no poseer ninguno.
Se queja de sus limitaciones económicas:
“la pobreza o mejor dicho la miseria no me permiten ni leer ni
escribir. El año pasado leí un solo
libro El Guardián en el Centeno, y en lo que va del año no he leído nada, ni un
relato, nada. Podría estar en mi mejor
momento, pero tengo que comer y beber y solo pienso en eso y todos los días
salgo a buscar un almuerzo y una cena frugal.
No doy para más”.
Argenis
aceptaba su pobreza y hasta la hacía su modo de vida natural: “nunca he tenido nada y nada me hace
falta”. Su desprendimiento por las cosas
materiales era total y como un monje budista vivía de la solidaridad de la gente: “En la calle me conocen y cuando no me
regalan la comida y la bebida es raro.
Bebo café de gratis y jugos, y tengo almuerzo porque la gente me aprecia
porque soy escritor. Nada más”.
En
su época altamente productiva como escritor Argenis Rodríguez llegaba llenar
hasta 200 cuartillas en una semana. Una
novela era cuestión de un día, acaso un mes.
No las corregía. La única novela que corrigió varias veces fue
Gritando su Agonía y afirmaba que lo hizo por lo complicado de utilizar varios
estilos. Cuando empezaba un nuevo libro
no despegaba hasta terminarlo: “Bueno,
yo me llenaba la cabeza con personajes vivos y cuando me sentaba a escribir no
podía levantarme de la mesa. No podía
dormir. Tenía que terminar la obra para
alcanzar la paz”.
Argenis
escribía para desahogarse, para matar los demonios, para compartir sus
penas. No era perfeccionista como
Flaubert a quien decía admirar; y en los últimos tiempos se refugiaba en la
escritura para luchar contra el fastidio “como dijo Teresa de la Parra”.
Una
infancia infeliz, incomprendida lo marcó para toda la vida. La falta de amor y de protección en el hogar
deja su huella. Esta situación lo lleva
a tratar de superarse a través de la escritura.
Mas tarde esa ausencia de contacto, de empatía con los padres lo
traslada hasta su país. Ya no es el
padre y la madre quienes no lo entienden, ahora es su entorno; Venezuela toda,
por lo tanto no vale la pena seguir viviendo:
“Se me hace muy difícil vivir. No
tengo profesión, no tengo una casa.
Trabajo desde las 7 de la mañana hasta las tantas de la noche y no duermo (por esto se suicido Ramos
Sucre). Estoy totalmente desilusionado
de mis padres y del país que hizo infelices a sus mejores hijos”. “Estoy condenado a vivir en la miseria por lo
tanto nunca escribiré una novela más monumental, pobre y desgraciado como
Cervantes y Joyce, como Rimbaud y Leutréamont me salvaré por entre Las Breñas y
Cruz de Silencio”.
DIARIO DE DESPEDIDA
El 20 de marzo de 1998 Argénis
escribe: “Yo debería suicidarme en junio o en julio como Hemingway. Ya tengo 62 años y en esta época se acaba la ceración.
Ya no eres nadie y la gente te llama viejo”.
El problema de la edad atormenta a Argenis Rodríguez. Una vez dijo que su obra la había realizado a
los 44 años y que a los 48 ya estaba liquidado.
Tal vez recurre a Camus quien dijo que el suicidio lo cometían quienes pensaban que la
vida ya no valía la pena vivirla. En uno de sus ensayos escribió un diálogo –
poema:
-
Descuide, a usted lo asesinaron sus enemigos.
-
Y, ¿De dónde salen los enemigos?
-
De usted mismo.
Lee
los periódicos, come poco y bebe mucho hasta perder el conocimiento. Hace caricaturas, pinta en claroscuro en una
servilleta cualquiera. A mí me hizo un
retrato. Una vez me mostró un retrato
que había hecho de Clinton. Anota: “me
encontré con el Dr. Wiliams Becerra y bebimos…tengo una botella de vino en la
reserva”.
Horacio
decía que no era posible agradar, ni perdurar mucho tiempo los versos escritos
por quienes no beben más que agua. Argenis
lo sabe. Se emborracha y hace
escándalos. Mark Twain solía decir que
todo hombre que se respetaba a sí mismo debería emborracharse según la añeja
costumbre: a la menor provocación y de preferencia en cualquier ceremonia
pública.
29
– 3 – 98. “Toda mi vida, por decirlo de
una vez, me ha salido mal. Cada vez que
me voy componiendo o enseriando me ocurre algo, me echan la culpa, y me
corren”.
Se
siente débil. A lo mejor él es Anthony
Patch, y el personaje de los Bellos y los Malditos de Fitzgerald.
Pasa
varios días sin beber. Se lee un libro
de Sade. Quiere enmendar su vida y
siente ganas de seguir escribiendo. Cuando le reprochan algo, piensa en su
miseria, en el suicidio. Una vez apuntó
en un trabajo: “Se mata uno por sentirse desamparado, por una soledad, por una
falta de comunicación, por creer que no se entiende lo que nos rodea”. Pero se contradice en otro escrito: “Al
suicidio nadie le ha encontrado definición”.
Se
sincera consigo mismo: “Yo no niego que este pensando en un sueño, en un
relato, en una novela y no me haya hecho rico a los 62 años”. Alguien dijo que el verdadero escritor no era
el que escribía, sino el que no podía vivir sin escribir. Así era Argenis. Así como Kleist (un suicida siempre citado
por él) buscaba el arte del total sacrificio a lo que se ama. Como Schumann, que se volvió loco y oía
sinfonías por todas partes e intentó suicidarse, Argenis ve siempre libros a su
alrededor.
Cuando
le reprochan y le dicen que ha fracasado piensa en una metralleta, en un mecate
para ahorcarse, en un veneno. Piensa en
los otros suicidas. Una vez dijo:
“Nerval, un suicida, escribió: “Cuando nos sentimos desgraciados pensamos en
las desdichas de los otros”.
El
suicidio es un proyecto para Argenis. Cuando la adversidad lo ataca el deseo
para llevar a cabo ese cometido se acentúa y disminuye con la buena situación:
“Solo tengo en mente (y en la mano) una sola cosa: Un mecate para
ahorcarme. Mañana no tendré con que
tomarme un café”. Pero una vez escribió:
“Hubo un tiempo muy largo en que no pensaba sino en morir, en atentar contra el
tipo más desesperado y más solo que conocía y ese era yo”. En esa época sentía ganas de vivir, escribir
y publicar.
“La
literatura es considerada una cosa de payasos, porque no es historia, no es
científica, no es nada palpable. La
literatura es sueño e imaginación, eso no se toca. Aunque bueno, yo he escrito historia
novelada. Ahora bien, el cine y la
novela cuentan más con la imaginación que con la realidad”.
Se
siente aburrido. Su trabajo no le
atrae. Periodista, columnista no es una
labor. El es el personaje de Miss
Lonelyhearts de West. Lo acosa el
resentimiento, le molesta la rutina diaria, el periódico, la lectura. Piensa con tristeza que a los 24 años ya
había publicado cosas de las que habla ahora.
El ciclo se cierra.
“No
se llega a la verdad con cosas reales.
¿Y la imaginación? ¿Y el sueño? ¿No existen?”.
“En
realidad, el sadismo, que siempre me ha atraído tanto, es muy inferior al
romanticismo que practicado”.
30 – 03. “Me encerré en la casa de Adolfo con una
botella de whisky; bebí solo, encerrado, y escribí algo en este diario”. Argenis escribía mientras bebía. La bebida lo inspiraba. Por el contrario su admirado Hemingway
aconsejaba no escribir mientras se bebía.
“No
iré a trabajar hoy, ni mañana ni el miércoles”.
En esta frase Argenis es el suicida Kleist sobre quien escribió que
abandonaba los empleos y no tenía donde trabajar por esa angustia de no
adaptarse a nada.
Luego:
“Como me ha vuelto la idea del suicidio tal vez me mate y no se habría perdido
nada. ¡Y la cantidad de gente que se
alegrará! Me tomé cien pastillas de ativan
con una botella de whisky y a pesar de que no comí me desperté sano y tranquilo
pero con ganas de seguir bebiendo…Me vengaré de mi mismo ahorcándome”.
Su
organismo ha adquirido inmunidad. Las
tabletas para dormir no le hacen ningún efecto.
Aquí su personaje es Fizgerald, quien terminó consumiendo alcohol, drogas
y pastillas para dormir. Argenis
afirmaba que eso eran los medios para escapar de nuestro tiempo. Es curioso que Argenis hablara siempre de
pistoletazos y ahora empieza hablar del ahorcamiento como medio para acabar sus
días. Se reconoce ante el espejo. Su drama, su tragedia es no tener ni siquiera
un arma para resolverlo todo de una vez.
Consigue dinero y lo gasta en licores.
No tiene tiempo ni dinero para comer solo para beber. Adamov bebía como un loco. Soñaba con una barra, un trago y no tenía
fuerza de voluntad sino para eso. El
dinero lo gastaba en aguardiente y barbitúricos. Adamov como Argenis, recordaba que Maiakovski
se dio un tiro en la sien…
“Puedo
ahorcarme o vivir de pedir y dormir en las aceras. Para eso nacieron los escritores de este
país”. Así escribe sintiéndose
desdichado; pero aprovecha y en su diario critica a sus enemigos, a los inútiles,
a los incluidos. Argenis dijo de León
Bloy: “Acosado por la miseria, lanzaba denuestos contra todo ser
viviente”. A los que critican su
comportamiento de alcohólico empedernido, descarga: “No dejaré de beber ni de
escribir”. Prefiere morirse de hambre y
dormir en la calle pero no abandonará su forma de vivir.
“Yo
no quería llevar un diario de despedida.
Quería escribir un poema como una Temporada en el infierno. Pero parece que la vena poética se me acabó
con Entre las Breñas a los 26 años”.
Otra vez Rimbaud el de “Un sueño ebrio en el Arenal”. El neurótico, testarudo y bohemio, el nómada. Rimbaud escribió un libro, dejó la literatura
y empezó su vida triste y ambulatoria.
Argenis se compara y cree que se ha equivocado, pues ha escrito muchos
libros. Ha escrito cuentos,
novelas. Ha hecho periodismo y otras
cosas cuando lo que ha debido hacer es escribir un solo libro: un solo libro
selló la fama de Rimbaud.
“Ahora
me queda el hambre, la mendicidad y la muerte en la calle, en un
basurero”. Argenis se confiesa: él quiso
ser como Rimbaud y ahora “desprende notas de su cuaderno condenado”. Pero Argenis sufre más por otra cosa: Rimbaud
vivió poco, escribió poco y se hizo un nombre.
Y él, Argenis está viviendo demasiado.
Rimbaud dijo: La desgracia ha sido mi Dios; y Argenis escribe: “Yo he
debido detenerme o darme un tiro cuando leí eso. No, pero fui posponiendo porque pensé que yo
si iba a salvarme. Y aquí nadie se
salva. Mucho menos un poeta, que lo
sufre todo”.
Entonces
hay un proyecto. Hay que terminar con
ese proyecto y luego suicidarse. El
poeta es un mesías, lo entiende todo, sufre por todos y trata de salvar a
todos.
En
una parte Argenis afirma categóricamente.
“Naturalmente en Venezuela ha habido un solo poeta: Ramos Sucre. Y un solo escritor: Argenis Rodríguez”.
Eso
lo dice quien criticó a Unamuno porque habla de sí mismo con egocentrismo
patológico.
La
comparación con Ramón Sucre viene por lo del insomnio, porque se cantaba
también a sí mismo y porque prefirió suicidarse que soportar el tormento de la
depresión.
Argenis
dijo una vez que el personaje más importante que él había creado era el
mismo. Pero es personaje adquiere
múltiples rostros. Es Ramos Sucre muriéndose
en un hospital, es Tomas Wolfe agonizando en un hotel, y es Poe muriéndose en
una borrachera. De éste último dijo:
“Poe murió en una calle de Boston y yo…”
01 – 04
“El
sueño es lo más cerca de la muerte”, escribe.
Argenis
desde los 25 años trata de suicidarse.
Ingiere pastillas de todo tipo.
Se corta las venas. Ingiere una
botella de limpia vidrios y un veneno para ratas y dos veces se disparó a la
cabeza.
Pensar
es insoportable. Busca la inconsciencia
todos los días y desea la muerte para acabar de una vez con ese martirio.
¿Y
cuál es el martirio? Tal vez la gloria.
La de los grandes. Pero los
grandes viven poco. Simón Bolívar en la
juventud ya es el Libertador y muere a
los 47 años. Jesús de Nazaret muere
antes de los 40. Rimbaud también. El Che, Ramos Sucre. Por Dios cómo él, ArgEnis, puede vivir
tanto. Pero no puede volver atrás. Eso sí, hay que contar los días. Es necesario marcharse. Kleist lo hizo con una amiga, con su
amante. “Yo no me voy a matar solo. Es terrible”.
En
este diario de Despedida toma la firme decisión de suicidarse. La escritura a veces es ilegible: “La tarde
de hoy me suicido solo”. Argenis
Rodríguez ha querido matarse por cuenta propia.
Son mis últimas palabras. Un
hombre como yo se mata o no se mata”.
El
7 de abril reaparece. Afirma haber
cometido errores pero no sabe cuales.
Notas importantes de este diario:
1.- Todo lo bueno y todo lo malo (que
es mucho mayor que lo bueno) yo mismo me lo he buscado y no tengo a nadie a
quien culpar.
2.- “Si Dios no te ha matado es
porque te tiene reservado un nuevo destino”.
Eso se lo leí a un romántico alemán.
Es la única oración que me repito.
Y creo que el poeta anota: “Si ya te utilizó no le harás falta y te
matará”. Y yo cada noche me pregunto: ¿Y
un Dios necesita de mí para que me mantenga vivo?
3.- Si la gente no olvidara no podría
vivir.
4.- Mi defecto fue que leí mucho y
viví poco.
5.- Para mí que es mejor pensar en el
estomago que en el corazón, eso no me hace ni más valiente ni más cobarde.
6.- Yo no creo en las masas, creo en
la individualidad.
DIARIO
DEL ESCRITOR QUE SE DERRUMBA
El Diario del Escritor que se
derrumba lo comienza Argenis Rodríguez el 26 de octubre de 1997. Lo hace para reafirmar esa fama de poeta
maldito, atormentado y al que todos temen.
Dice que en su entorno muchos le temían:
“Cuidado escribes eso, no se te ocurra”.
“Me hubiera gustado ser más malo de lo que soy. Un ejemplo Rufino Blanco Fombona, a quien
admiro y releo, era muy mala gente pero un gran escritor. Su esposa se suicidó por él. El jamás escribió sobre eso”.
El
pesimismo se apodera de él, cree que ya no puede escribir más: “No debes escribir por escribir. He pasado dos años sin leer un libro ni
escribir una nota, un cuento una novela, creo que se me cumplió mi ciclo”.
Argenis
una vez luchó en las guerrillas por una revolución, por un cambio social. Lenin, al triunfar la revolución Bolchevique,
exclamó: “Triunfamos, ahora tenemos que
cambiar al hombre para hacer una nueva sociedad. Tal vez necesitemos mil años”. El socialismo duró setenta años y el hombre no
cambió. Argenis anota: “Jamás podrá existir una sociedad sin
vicios. El hombre nuevo del que hablaba
el Che no existe. Continuará el hombre
como es: Sin virtudes, asesino, celoso,
ladrón, envidioso y con todos los vicios nuevos que vendrán. Toda mi obra ha tratado de la maldad, de la
perversidad”.
Los
siquiatras dicen que los poetas y los escritores son más propensos a sufrir de
depresiones y estados de tristezas. Argenis
dice: “Los escritores son seres
solitarios que tienden más al suicidio que a la gloria. El guerrero como Bolívar prefiere la gloria”.
En
esta época Argenis Rodríguez solía
dormir en el suelo, tal vez después de libar
profusamente. El decir que no era
por costumbre de guerrillero sino por su pobreza crítica. Confesó una vez que recurrió al ativan y a
los tragos porque los pensamientos lo atormentaban: “Me mantendré consciente hasta la
muerte. Esto es lo más doloroso”.
Su
experiencia de las guerrillas la consideraba punto de partida de su carrera
como escritor: “Los grandes de nuestro
tiempo (Hemingway, Tolstoy) fueron guerreros.
En el pasado lo fue Cervantes. La
experiencia guerrera en un escritor es muy importante”.
Argenis
aconsejaba a los escritores escoger las
palabras para iniciar una obra. Allí hay
que ser preciso y acertar: “Podría
empezar un cuento con estas palabras:
Emilia era una puta y Julián un chulo”.
La
literatura era su mundo, incluso se creía un personaje literario. Para él la realidad y la fantasía de la
creación era una sola cosa. Se queja de
una herida en su mano izquierda, pero no recurre al médico, no se cura y bebe
mucho. Cree que es una buena forma de
morir como el personaje del cuento de Hemingway
“Las Nieves del Kilimanjaro”.
Recuerda constantemente que ese autor norteamericano se suicidó a los 62 años. El suicidio en Argenis Rodríguez era una
obsesión, una idea fija. La metafísica
explica que una idea repetida, machacada, con el tiempo se materializa. Un científico, Adrián Dobbs, habla de
partículas inmateriales del pensamiento que son captados por el subconsciente
encargado de realizarlos más tarde. Esto
ha llevado a la creación de la
siconeuroinmunología (ciencia para superar las enfermedades y males en general
a través del control de las emociones).
Si las emociones no se controlan se apoderan de nosotros. Todos tenemos neurosis hasta el punto de que
el siquiatra Horney exclamó: “No debemos
preguntar si el paciente padece una
neurosis sino cual”. La neurosis de Argenis implicaba la
autodestrucción. Tanatos estaba por
encima de Eros. Toda su vida estaba
constituida por esa terrible lucha entre su egocentrismo, sus deseos de quedar
más allá de la muerte y el sentimiento destructor. Su infancia traumática lo explica todo. “Me acuesto después de tomarme diez pastillas
de ativan. Esta es la única manera de no
pensar”. El 17 de noviembre apunta: “Hoy sentí tres golpes en el corazón y pensé
que me iba. Eso me lleno de
alegría. Para ayudar al corazón a
estallar me llevé a la casa una botella de whisky y otra de vino. ¿Qué pasó?
Que el corazón volvió a su normalidad”.
Sobre
el vino y las emociones negativas como impulsos de la creación Argenis
argumentaba: “Yo creo que todos las
grandes cosas se han escrito en estado de embriaguez, amargura y otras cosas
parecidas, anoche dormí gracias a dos botellas de vino. ¡Embriágate!,
no importa, decía Baudelaire, ¡Como he seguido ese consejo!”.
Sobre
las penas, Ernesto Cardenal dice: “El
amor dichoso ha inspirado muy poca poesía.
Es el amor desdichado el que ha dejado la mejor poesía. Ese es
al menos mi caso. Yo tuve algunos amores
que fueron felices y no me inspiraron
tanto como aquellos que fueron desdichados”.
Hablemos
ahora de la llamada cultura etílica tan apreciada y seguida por Argenis
Rodríguez.
Hemingway,
tan citado y respetado por Argénis, se emborrachaba hasta alcanzar la posición
horizontal y no poder levantar una copa más.
Sin embargo aconsejaba no escribir en estado de embriaguez. Shakespeare decía que la gente sin humor
probablemente no bebía vino.
Baudelaire
es uno de los autores preferidos de Argenis, quien solía recitar su poema El Albatros, tal vez porque refleja
una vida difícil. Baudelaire buscaba las
cosas bellas a través de lo sucio, lo inmundo, lo miserable. Para él si se imponía un fin moral en la
creación se perdía la fuerza poética.
Baudelaire, como Argenis, sentía un gran desánimo, una sensación de aislamiento insoportable. Baudelaire escribió: “Tengo una ausencia total de deseos, una
imposibilidad de concretar cualquier diversión”. Baudelaire desconfiaba de los que no se
emborrachaban: “El hombre que solo bebe
agua, seguramente oculta algún secreto”.
Edgar
Allan Poe decía que la felicidad estaba en la vida al aire libre, el amor de
una mujer, la ausencia de toda ambición y la creación de un nuevo y bello
ideal. Argenis era un seguidor de
Poe: era un errante, amaba a las
mujeres, se desengañaba y luego buscaba un nuevo amor. Más tarde escribía sus experiencias para
librarse del dolor que implicaba la
separación. La ausencia de toda ambición
es una costumbre en Argenis, y es el principio fundamental del budismo. El nuevo y bello ideal es un elemento
contenido en todo los paradigmas estéticos.
Argenis siempre pensaba en ese ideal.
Sobre las copas Poe decía: “Nadie
sabe nada del alcohol excepto los
borrachos; el secreto no debe revelarse a nadie, por supuesto”.
Se
vuelve a leer su relato “La
Soledad del Guerrillero” le gusta tal vez porque vuelve a sus
pasos, tal vez porque el capitán Manuitt se suicida. La
Soledad del Guerrillero, libro publicado por nosotros
(Ediciones de la Fundación
para el desarrollo de la cultura del Estado Guárico,1987), es el broche para
cerrar un ciclo que se inicia con Entre las Breñas. La
Soledad del Guerrillero es la explicación a la pregunta que una vez le hice acerca de los hombres que
formaron parte en la guerrilla de los
sesenta. Unos murieron, otros
fracasaron, y los demás se adaptaron y ocuparon altos cargos en los
gobiernos de turno. Argenis ya no está
en la clandestinidad; pero esta en la más completa soledad: “Estoy solo, pero yo nací para estar solo,
leer y escribir.” En Entre las Breñas y en La Soledad del Guerrillero
hay la crítica a un movimiento que estaba destinado a fracasar por su
improvisación. No se tuvo en cuenta las
condiciones históricas y objetivas y era el resultado de la enfermedad
infantil del izquierdismo,
según lo escribiera Lenin cuando se refería a éste tipo de
fenómenos. Los jéfes eran los teóricos,
y los muchachos bisoños llevaban la peor parte en las montañas, sin una visión
exacta de por que luchaban. En entre las
Breñas está el inicio de la autobiografía
de Argenis, su firme decisión de hacerse escritor, su ambición y su
esperanza de llegar a ser alguien en el mundo de las letras. Allí estaba su estilo realista, preciso,
practico, irónico.
La
guerrilla venezolana era un fracaso. Los
guerrillas están impregnados del romanticismo propio de los jóvenes; pero el
derrotismo los acosa. No es lo mismo
pensar en una aventura, soñar, que encontrarse en medio de una selva inhóspita sin saber para qué se matan y se
sacrifican. Allí en las escaramuzas, en
la adversidad invade el miedo, el derrotismo; y se entiende que en esa aventura
no hay tanta grandeza pero si muchas pequeñeces, muchos momentos mezquinos y
miserables. Por decir esa verdad Argenis
se ganó muchos enemigos en las filas de la “inteligenzia” de la izquierda
venezolana. En la Soledad del Guerrillero
hay una reflexión madura ante los hechos que ya son parte de la historia del
país. Hay nostalgia por los que se han
ido. El autor comprende y se resigna por
el hecho de que también es personaje de
esos acontecimientos.
Argenis
recuerda a Rimbaud y las palabras del poeta “he conocido el infierno de las
mujeres allí abajo” le inspiran una nueva obra:
“Palabras de Mujer” también publicado por nosotros (éste libro resultó
ser su última obra publicada en vida de Argenis). Argénis se identifica con Rimbaud, “Rimbaud
es el más grande. Hay que inventar de
nuevo el amor”.
¿Por
qué apreciaba tanto Argenis a Rimbaud?.
Rimbaud era también un borracho, un bohemio, un vagabundo. Odiaba
estar en un mismo sitio y se estudiaba a sí mismo constantemente. Rimbaud decía que la mujer era la debilidad de los seres. No buscaba la soledad pero la soledad lo
perseguía. Rimbaud era un genio incomprendido y desesperado. Y Argenis siempre buscaba comparase y ser
como los grandes de la literatura.
En
“Palabras de Mujer” Argénis, indaga en el alma de las féminas tan apreciadas y
despreciadas por él al mismo tiempo. El
título lo sacó de un bolero de Agustín Lara.
El mismo Argenis diseñó el libro, puso el orden del mismo y buscó las
portadas para que nosotros las escogiéramos.
Natalia, mi esposa hizo la selección con la que fue publicado el
libro. Luego Argenis escribió que era
uno de sus mejores libros y decía que
podía quedar en la historia de la
literatura por esos relatos.
“Ya
casi no puedo leer. La vista me
falla. Pensé en Joyce y Borges que
perdieron la vista”. Argenis no pierde
la oportunidad de ubicarse entre los grandes en la cima del éxito o en la
miseria y sufrimiento de la enfermedad.
Lee a Eliot. Una vez le pregunté
por la poesía de este autor. Le dije que
tenía un estilo no fácil de llegar. Argenis recitó parte de una partida de
ajedrez:
La silla en que ella se sentaba,
cual trono bruñido
se reflejaba en el mármol
donde el espejo
sostenido por soportes...
Enseguida me dio una serie de
explicaciones y me dijo que había que escribir como si uno estuviera a punto de
morir o de suicidarse. He allí porque
pensé que nunca se suicidaría. Yo llegué
a creer que Argenis buscaba ese estado de locura y decisión definitiva que
proporcionan los abismos, la muerte cercana y el deseo del suicidio como una
fuente de inspiración para sus proyectos literarios. Dostoyeski, admirado por Argenis, era
epiléptico y buscaba con vehemencia los ataques del mal porque el aura le daba
ideas y fuerza para escribir. Argenis
anota: “Los más grandes escritores son
pobres como Cervantes, desgraciados como Strindberg y Tolstoy; y suicidas como
Hemingway. Un hombre que no sea
desesperado no podrá ser nunca un Bolívar, un Che, un Dostoyeski... Esta gente me persigue día y noche y cuando
sueño, sueño con bibliotecas, librerías, mujeres, libros que he escrito y que
no he escrito nunca”.
Argenis,
releía una y otra vez esos autores y sus personajes. El mismo decía que era un escritor
autobiográfico. En la obra de Bukowski,
este autor se coloce es siempre el personaje de manera tácita. “Soy un autor autobiográfico y como he leído
mucho creo que todos los escritores son como yo”. Luego:
“Me bebí una botella de Concha de Toro y me comí un lata de
diablitos. Cada vez me parezco más al
capitán Manuitt”.
DIARIO DE UN DESDICHADO
El Diario de un Desdichado lo empieza Argénis el 20 de
abril de 1998. Lo inicia así: “Que bien lo dijo Rimbaud: El amor debe ser reinventado”. Admira en Rimbaud su poesía confesional, su
vida trágica, dura y el final propio de los poetas románticos. Rimbaud como Argenis sufría de una manía
ambulatoria. Su vida era la de errante,
un nómada. He allí, tal vez, la causa de
la empatía.
Bebe, pide para beber. Revisa sus escritos, compra botellas y
latas. Cada vez más se parece a sus personajes.
Habla de sus mujeres.
Las recuerda constantemente. Cree
que se burló de algunas; pero también está seguro que otras tantas se burlaron
de él. La mujer para él es un medio para
poder mantenerse y escribir: “para mí
una mujer tiene que tener dinero. No me
importa si es bella ó fea – total yo soy un chulo”.
En este diario hay un cuestionario. Se pregunta y
contesta. Cuatro grandes Novelas:
1-
Los Endemoniados.
2-
Sister Carric.
3-
Del
Tiempo y del Río.
4-
Bajo el Volcán.
Bajo el Volcán le gustaba porque los personajes principales bebían
constantemente. Siempre andan
borrachos. Cuando no es tequila es
mezcal.
Tres Latinoamericanas:
1-
Doña Bárbara.
2-
El Señor Presidente.
3-
Vidas Oscuras.
Tres Españolas:
1-
Los Amores Tardíos.
2-
Tirano Banderas.
3-
Partes de “Don Quijote”.
Tres Francesas:
1-
Madame Bovary.
2-
Rojo y Negro.
3-
Justine.
Tres autores de nuestros días:
1-
Hemingway.
2-
Faulkner.
3-
García Márquez.
Los tres mejores novelistas de todos los tiempos:
1-
Dostoievski.
2-
Tolstoy.
3-
Emilia Bronte.
4-
Para Argenis, Dostoievski era el mejor de todos los
escritores. A este novelista ruso le
dedicó varios ensayos y críticas. ¿Qué
admiraba Argenis en Dostoevski?.
Probablemente el hecho de que su obra fuese autobiográfica: Su vida de
angustias, penurias y cárceles. Argenis
dice: “Su mundo es el de los violentos,
los desesperados y los asesinos”.
Dostoevski amaba a las mujeres quienes le montaban cachos y lo
despreciaban; pero Dostoievski lo sabía y las perdonaba. Nada de eso le importaba. Los libros eran su verdadera pasión. Además Dostoevski hablaba constantemente
acerca de la edad, acerca de la inconveniencia de vivir después de los cuarenta
años. Hablaba también del suicidio y
muchos de sus personajes recurren a esa terrible práctica para terminar con sus
días.
Prosigue Argenis en su Diario:
El mejor poeta: Rimbaud.
Un historiador: Gerald Walter.
Un ensayista: Borges:
Un Pintor: Goya.
Un músico: Beethoven.
Un escultor: Todos los griegos y Rodin.
Un político: Fidel Castro.
Una vez Argenis me confesó: “yo no me suicido todavía porque quiero ver
como termina la carrera de Fidel Castro”.
En Castro, Argenis admiraba el haber sabido buscarse un sitio en la
historia.
El primer venezolano:
1-
Bolívar.
2-
Miranda.
3-
Bello.
4-
Simón Rodríguez.
La mujer: Emilia
Bronte.
El mejor Cineasta:
Ossan Wellas.
La mejor película:
Dejando las vegas.
La mejor mujer que he tenido:
Las putas francesas.
La mejor esposa:
Ninguna.
La mejor bebida:
1-
Vino.
2-
Whisky.
La mujer más bella que he tenido en Venezuela:
1-
María de Jesús Silva.
2-
Maríita Ramos y Rivera.
3-
Mirna.
La mejor amante: francia Natera.
“He sido una opera fabulosa como diría Rimbaud”, finaliza.
El 24 de
mayo escribe : “Mensaje sin ningún destino .Además no me importa si lo tiene .
El asunto es que lo mando. Hoy me llaman profeta por mis libros. Profeticé el
fin de las guerrillas con “Entre lasBreñas” ; profeticé el fin de CAP y AD en
“Breve relación de la destrucción de un país”…”En este país el libro más
profético ha sido “Escrito con odio”. Cuando apareció me llovieron las
amenazas. No tuve miedo. Fui más duro con “El asesinato del presidente”.Cierro
mi cielo de gran escritor y
pensador y con “Lesbianas y asesinos” y
“Los notables” me pongo a la altura de Sade y Balzac. Mis cuentos son pequeñas
obras de arte. Son cosa aparte.”
El lunes 25
de mayo anota : “..Yo creía que estaba acabado. A los 62 años se suicido
Hemingway, él que lo tenía todo .Yo, que no tengo nada, no me atrevo a dar ese
paso. Pero el asunto es que Hemingway estaba loco y yo no he estado loco. De
pronto pienso que puedo escribir un gran libro.¿Por qué no?. No nací sino para esto. Soy pobre pero siempre
he sido pobre. De modo que a mi no me falta ni me sobra nada. Por mis pasados
libros me están llamando visionario .Puede ser, ¿Por qué no?”
Se interesa por el premio nacional de
literatura . Su nombre está entre los candidatos por propuesta mía. El 29 de
mayo escribe: “Hoy ,en El Nacional, aparezco yo encabezando a un posible Premio
Nacional de Literatura. No creo en tanta belleza para mí. Pero , en fin, me
halaga”.
El diario lo termina el 4 de junio con estas
palabras: “En la hora de la muerte de Sucre otorgan el Premio Nacional de
Literatura .Compito con 13 profesionales millonarios y poderosos, Yo,si
acaso,me como una lata de sardinas. Mañana todo el mundo sabrá que no me
merezco nada. ¡ Y yo necesito todo eso para sobrevivir! Finis opera”.
DIARIO DE AUTODEFENSA
Frank Rodríguez, escritor y
promotor cultural, me obsequia una copia de un documento que encontró entre sus
papeles. Se trata de uno de los últimos
diarios de Argenis Rodríguez en el cual se refiere a la literatura guariqueña,
aunque también habla de muchas otras cosas.
Goethe decía que no podía estimar a un hombre que no llevase un diario
de sus jornadas. Esta máxima la tomaba Argenis Rodríguez al pie de la letra,
por eso ahora se le considera como uno de los grandes diaristas venezolanos,
comparable con Miranda y Rufino Blanco Fombona.
Argenis escribía sus diarios y los cargaba en la mano para luego
abandonarlos en cualquier sitio. Un día me dijo : “León Tosltoy escondía sus diarios en sus
botas para que su esposa no los leyera, yo no tengo esas botas ni casa donde
guardarlos”.
El diario encontrado por Frank Rodríguez tiene por título “Autodefensa”,
está escrito en uno de esos pequeños cuadernos escolares y consta de una estructura de 22 breves
capítulos. La primera página tiene su firma con la siguiente frase. “Así va el camino de toda carne”.Fue
escrito en enero de 1999.
Como siempre se queja del destino
amargo de los grandes escritores venezolanos, y por supuesto se incluía entre
ellos. Los guariqueños, que se pueden contar con los dedos de la mano, todos
eran unos frustrados. Cabrera Malo, el primer novelista guariqueño, tuvo la
influencia Jorge Isac y de la corriente modernista. El Reflejo de los Romances
azules es su mejor obra; pero para Argenis no es una producción sobresaliente.
La silva Criolla salva a Lazo Martí que vivó en la
miseria y hasta para morirse necesitó un cuarto prestado en Macuto. A pedro
Sotillo se le conoce por un par de relatos. Pero Argenis lo admiraba mucho
hasta el punto que el cuento Los CamiNos
Nocturnos le inspiro para titular su
libro sobre los sueños. Una obra extraordinaria que los psicoanalistas
venezolanos todavía no han estudiado a fondo.
Luego Argenis habla de Pedro Berroeta
para dedicar los otros párrafos de su diario a si mismo. Entre las breñas es
recordada como la publicación que lo catapultó. Aparte de las alabanzas que
hace el autor es necesario reconocer que la novela marca un hito importante en
la literatura al reflejar por primera vez el periodo histórico de la
insurgencia guerrillera en nuestro país. Pero además vaticinó la caída del sistema
socialista y he aquí la genialidad de Argenis Rodríguez.
EL POETA
Argenis consideraba que toda su obra
estaba llena de poesía. Entre las
Breñas
era su primer y gran poema. No hizo poesía como tal, no obstante escribió
poemas,
habló sobre poesías e hizo mucha crítica sobre lírica. Citaba a FauIkner
quien
creía que primero había que desarrollar la poesía, luego el cuento y más
tarde
la novela. Comentando una de mis
publicaciones, Argénis escribió: "Hablar de un libro es hablar de todos
los libros y hablar de un poeta es hablar de todos los poetas". Solia
citar a Baudelaire, Mallarme y Rimbaud.
Una
vez recitó:
Estamos
ante
un
cuerpo
que
tuvo
ruiseñores
y
lo vemos llenarse
de
agujeros sin fondo.
En una ocasión me resumió su credo
poético: los máximos son Rimbaud y Eliot. En un texto poético las palabras
soledad y silencio significan miedo al matrimonio, por no formar una familia,
según la teoría Kafkiana. Bueno, el tema de la familia, el matrimonio y el
divorcio eran profundamente dolorosos para
Argenis.
Consideraba que una familia frustra la producción literaria, la creación
escritural.
Luego sigue; Otoño, silencio y árboles, todo
ello implica un halo de tristeza, y eso en poesía recuerda a Baudelaire, Mallarme
y Rimbaud.
Calles y lluvias los asocia a la obra de
Nazoa. Los nocturnos llevan a los
poemas
de Darío:
Silencio
de la noche, doloroso silencio
nocturno...
¿Por qué el alma tiembla de tal manera?
oigo
el zumbido de mi sangre;
dentro
de mi cráneo pasa una suave tormenta.
¡Insomnio!
No poder dormir, y sin
Sueños...
En
los últimos tiempos para Argenis el insomnio fue un terrible mal que lo
perseguía
y lo atormentaba. El ativan y el licor fueron los paliativos más
cercanos.
Los poemas donde se menciona la palabra amor
le recuerdan los primeros trabajos de Neruda, el llano lo asocia a Lazo Martí.
Una vez comentó: "Nostalgia
es
una palabra muy romántica que casi todos los poetas utilizan en sus principios.
Después se arrepienten". Azul en un texto poético es llegar hasta Novalis,
y madre lo asocia con Pérez Bonalde.
Hablar
de almas, de miedo y del color gris es hablar de Gogol y las Almas Muertas y
también de Chejov, Las estancias y los aves son símbolos en Ramos Sucre y Poe.
En una oportunidad le mostré un poema donde
se hablaba de faroles colgantes y me dijo: "Eso me recuerda a una mujer
cuya muerte ocurrió al mismo tiempo que la de Nerval, que se ahorcó en la calle
de la vieja linterna”.
Argénis
en uno de sus libros escribió el siguiente poema;
Quédate
con tu hipocresía
Siempre
fingiendo
No
quieres parecer ni esto
ni
lo otro
sino
lo que has querido ser
Así
que quédate con lu hipocresía
Has
engañado a tus amigos,
al
tipo que te. ama,
al
que le pedías discreción
Así
que quédate con tu hipocresía
Siempre
escondiéndote en las esquinas,
haciendo
ver quien no eras,
reclamando
porque te han dado a conocer
Así
que quédate con tu hipocresía
Esta
cosa puede parecer un bolero,
pero
quédate con tu hipocresía,
con
tu mentira,
los
toros,
las
salas de fiestas,
el
crilÍón,
los
sitios que yo no quiero
y
que me causan repugnancia
Quédate
con tu hipocresía.
En un bar frente a El Nacional en
los años setenta escribió:
Era
el ámbar
La
mujer aquella, dos veces
La
misma
Tanto
mito
El
amor, hacia nadie
Y
después el vidrio
Era
la mayúscula
del
regreso
a
pesar
del
último
pájaro
fuera
de
la sangre
inútil
de
lo que
seríamos.
ALGUNAS DE SUS OBRAS. COMENTARIOS.
LA FIESTA DEL EMBAJADOR (1968)
Argenis ironiza, ridiculiza y critica la vida de un diplomático
venezolano.El diplomático es un político sin formación académica, sin reglas
morales y cuyo credo es el hedonismo.
GRITANDO SU AGONÍA (1970)
Fue publicado en 1970. Argénis
reconocía que es su única obra a la que dedicó gran esfuerzo. La copió y revisó
varías veces.
Resume sus libros anteriores. Habla de la guerrilla, de sus relaciones
con otros escritores y de su lucha en medio de la incomprensión de la sociedad.
La novela tiene un estilo laberínticamente premeditado. En alguna parte Argenis
habló de un proyecto con grandes anuncios y automóviles que se desplazan a gran
velocidad por las calles de una urbe azorada Hay un cuadro cinético en cada
escena. Se retrata al sexo sin amor, la soledad y el vacío espiritual de los
hombres; e! analfabetismo de los profesionales y su comportamiento inmoral e
hipócrita.
Argenis enfoca el formalismo de la sociedad en medio de un torbellino de
intereses que conlleva al caos.
Creo que Argenis se refería a esto cuando escribió: "En mi próxima
novela utilizaré mucho el automóvil. El hombre se aislará en un aparato de
esos. Andará, bien solo o bien en compañía de otros, hablando solo, o hablando
con los otros. Andará aislado de todas maneras, pasando por túneles, calles
grandes, avenidas, letreros."
De gritando su agonía el propio autor dijo; "...yo hice lo que hizo
Dante cuando escribió la
Divina Comedia y metió a sus enemigos como ogros corrompidos,
llenos de defectos".
ESCRITO CON ODIO
(1977)
A Domingo Alberto Rangel le
oí decir que el escritor no sabe el destino de sus libros, los caminos que
siguen una obra; y las manos por donde pasan no se pueden ni siquiera
suponer. Paseando en Caracas por la
avenida Urdaneta, en uno de esos tarantines de libros viejos encuentro, por
doscientos bolívares, un ejemplar de Escrito con Odio, destartalado,
remendado. “Escrito con Odio” es el
tercer tomo de memorias de Argenis Rodríguez y en el quiere abarcar una historia íntima y el acontecer Venezolano
desde 1965 hasta 1975.
Inmediatamente, leyendo este libro
de Rodríguez, recuerdo una nota de Ruben Wisotzki en El Nacional: “ La vida es maravillosa, toda vida es
maravillosa, todos (aún en la mayor de las pesadumbres), tenemos una vida
maravillosa. Pero no todos sabemos
contarla. El transmitir a los demás lo
que ha sido o es una vida, es tarea que pocos, muy pocos, saben llevar a buen
puesto”.
Precisamente Argenis sabe narrar su
vida, su tragedia. Sin ser la peor, la
más sufrida de las vidas es una de las mejores contadas. La verdad surge cruda, violenta, desnuda, sin
ambigüedades. No hay treguas,
miramientos ni remordimientos. La
escritura esta realizada bajo la óptica de André Gide quien dijo una vez: “Con hermosos sentimientos no se hace sino
mala literatura. No hay arte que no
surja sin ayuda del demonio”.
El libro puede dividirse en dos
partes. En la primera arremete contra
sus enemigos, reales o imaginarios, tanto políticos como literarios. Mientras que en la segunda la batalla es más
personal, más íntima: su familia y el
entorno laboral.
Todos hemos sido ofendidos,
humillados; pero no todos hemos tratado de vengarnos. La obra literaria de Argenis Rodríguez, en lo
fundamental, tiene como base, el deseo de venganza, demostrar que él es
superior a sus enemigos en cualquier terreno:
en el espiritual y en el escritural.
Cada vez cuando habla sobre estudios
sistemáticos, ya sea en liceos o Universidades, demuestra que tiene mayores
conocimientos que cualquier licenciado o abogado, etc. En el fondo hay resentimiento, odio y un
complejo de inferioridad por no haber nunca terminado una carrera
universitaria. Esto se entiende, porque
aunque aceptamos que el título de escritor es superior a cualquier otro; es el
diploma universitario el que al fin y al cabo sirve para establecer las
relaciones burocráticas entre los hombres; y la vida de Argenis así lo
demuestra. Todos los enemigos a los que
atacó estuvieron en mejores condiciones económicas que él.
La definición que da Rodríguez de la Izquierda y de los
partidos comunistas es muy acertada:
siempre se entendieron con el enemigo mejor que con los camaradas y
todos terminaron con la derecha, renegando del marxismo. Lo que dijo en Entre las Breñas y en Escrito
con Odio se cumplió en su totalidad:
esos grandes dirigentes guerrilleros llegaron a ocupar altos cargos
gubernamentales luego de haber girado en 180º en sus concepciones ideológicas.
A lo largo del relato se puede
apreciar el carácter de Argenis. Aunque
para conocerlo basta con leer una de esas revistas donde se explica
detalladamente la personalidad según el horóscopo: él es un sagitariano tal cual lo describen la
mayoría de esas publicaciones. El es
exageradamente yoista, extremadamente egocentrista: sacrificó su familia por la literatura. En una parte dice: “me había casado con una mujer que me había
ofrecido villas y castillos y lo que estaba haciendo era hundirme en la
inestabilidad y en la intranquilidad”.
¡Por Dios! Eso lo pudo decir una mujer o un hombre extremadamente
egoísta.
Escrito con Odio es una obra como
todas las de Rodríguez realizada con mucha valentía: hay que tener mucha convicción y valor para
decir toda la verdad a sabiendas de que se cerraran todas las puertas.
Rodríguez sabía que se encaminaba hacia la miseria y no le importaba nada, ni
su futuro, ni el de sus hijos.
LA CIUDAD DESNUDA (1978)
Relatos Breves donde se describe la sociedad tal cual es , de manera
desnuda:se habla de políticas, ambiciones, mujeres fracasadas, crímenes,
tragedias. Los avisos de prensa son el escenario de una ciudad convulsionada
que se vende al mejor postor.
EL ÁNGEL DEL POZO SIN FONDO (1984)
Novela publicada en 1984. Es un diario de la violencia. Los hechos son nombrados de manera
fragmentaria. No hay una temática lineal. Es el acontecer de cada día en un
país en crisis: desempleo, crímenes, robos, violaciones.
Como todos los libros de Argénis Rodríguez esta novela tiene elementos
de su biografía. Hay rasgos que lo identifican como uno de los personajes de la
trama. Hay constatación de hechos trágicos, razonamientos, sentencias y poesía.
Al salir esta obra Argenis ya había publicado El Tumulto (1961), Sin
Cielo y otros Relatos (1962), Entre las Breñas (1964), Donde los Ríos se
Bifurcan (1965) , La Fiesta
del Embajador (1968), Gritando su Agonía (1970), Bajo los Cielos sin Tiempo
(1971), Memoria vol- 1 (1972), Los Caminos Nocturnos (1973), Obras
Escogidas(1974), otra Confesión - Maldiciones (1976), Escrito con Odio (1977), La Ciudad Desnuda
(1978), El Viento y la Lluvia
(1878). Breve Relación de la
Destrucción de un País (trilogía - 1980), Relajo con
Energía(1980), La Amante
del Presidente (1980), El Juicio Final (1980), y Palabras con el Inmortal
(1982).
CRUZ DE SILENCIO (1990)
Cruz de Silencio es una novela cuya trama refleja la vida de la Venezuela actual.
El mismo autor dice que es la historia de! venezolano de hoy; escrita
sobre el terreno, sobre la fecha, sobre el hombre del día y sus dificultades.
Saúl, el personaje principal, es un hombre de la clase media que alcanza
notables éxitos en el ámbito de la política criolla. El partido lo lleva a ser
diputado y eso le da cierta posición holgada. Su esposa Carmen Rosa es una
mujer bella, hastiada de la vida provinciana como esos personajes chejovianos
pero con pocas ideas. El matrimonio fracasa.
Saúl termina siendo un alcohólico y su mujer empieza a buscar aventuras en
Caracas. Los hechos transcurren en San Juan de los Morros y en ellos toman
parte muchas personalidades de la vida pública guariqueña. No obstante la
novela trasciende al marco regional por cuanto en ella se tratan muchos valores
de carácter universal como lo son el amor, las relaciones e intrigas de la
política, etc.
Me llamó particularmente la atención el hecho de que el autor nos plasma
en una prosa fluida e interesante, la vida de la gente tal cual es, con
sus virtudes y defectos; con sus logros
materiales en medio de una gran pobreza espiritual. Definitivamente me pareció
un relato muy real y triste.
FEBRERO (1990)
Una de las funciones de la literatura consiste en hacemos reflexionar
cuando nos muestra las llagas de la sociedad donde vivimos. Una cosa es la
página roja de un diario y otra, una obra literaria sobre el mismo tema. En la
primera hay la frialdad de lo cotidiano y lo común; y el lector se relaciona con
ella de forma apresurada y morbosa. En la segunda, los hechos se digieren de
manera más pausada para conmover e invitar a la búsqueda de soluciones. Aunque
todo no pase del proceso mental.
Argenis Rodríguez en su novela Febrero nos narra los acontecimientos del
27 - F, situándolos como la culminación de todo un período de descomposición
social. Todos los focos de descontentos convergieron en un solo canal para
manifestar su desacuerdo y rabia como esas fuerzas que de repente irrumpen indetenibles para provocar la erupción de un
volcán. Los de abajo no querían seguir viviendo como antes y los de arriba no
podían vivir de la misma manera, para decirlo con palabras de los bolcheviques.
En Febrero Argenis Rodríguez nos dice que la violencia está todos los
días acompañándonos, en el campo, en un pueblito y en la gran ciudad. El ataque
desprevenido, el ultraje, el robo y la humillación lo podemos encontrar en la
calle; pero muchas veces lo tenemos muy cerca en la propia casa. Rodríguez hace
hincapié en la pérdida de los valores morales que han debilitado la familia, Y
si la familia es la célula fundamental de la sociedad, como nos lo enseñaron en
la escuela, entonces ya tenemos una razón clara para entender el fenómeno
social de putrefacción.
Uno de los personajes principales de FEBRERO es un agente de la policía.
Sus antecedentes y su conducta dejan mucho que desear. No tiene ningún tipo de
preparación y siempre muestra su resentimiento social. Sus pocas herramientas
de trabajo y su bajo sueldo lo convierten en un peligro para la sociedad.
LA TRÁGICA VERDAD DEL ESCRITOR (1991)
En el interesante libro de ensayos La Trágica verdad del escritor se habla de Rimbaud, Goethe, Sócrates, Pío
Gil y Blanco Bombona y otros grandes. En Fierre Riviere, un hombre que mató a
su madre y a dos de sus hermanos alegando que lo hizo porque se creía Bonaparte
veo a Raskolnikoff el personaje
fundamental de Crimen y castigo. En esa novela lo principal para el hombre es
alcanzar el poder, la gloria, la inmortalidad; y esto se logra con aquello de
que el fin justifica los medios. Ejemplos de aplicación práctica de esa
filosofía campean en la
Historia: Hitler es la
encarnación del milagro alemán, los millones de personas sacrificadas poco
importan. Para Stalin la muerte de un solo hombre era una noticia relevante, la
de miles, una referencia estadística.
En Pobre diablo,uno de los artículos del libro , noto la concepción
budista con la que ha guiado el autor su vida, un desprendimiento socrático por
las cosas materiales. Para Buda el dolor
y las dificultades se vencen con la represión de los deseos; pero para otros esa mundivisión es contemplativa y tan
pasiva y conformista como no querer las uvas por no poder alcanzarlas: el
hombre piensa como vive y no vive como piensa.
Según A. Rodríguez, Cervantes. Kafka, Quevedo y Van Goh son ejemplos del
pobrediablismo a través del cual se llega a la eternidad. Uslar Pietro dijo una vez que la opresión y el
vasallaje propiciaban la creación literaria: la literatura rusa (Pushkin,
Gógol, Tolstoy, Chéjov, Dostoievski, etc.) es superior a la soviética, supuestamente. Claro está que
García Márquez y Vargas Llosa no creen en el pobrediablismo. Para ellos la
pluma y una vieja máquina de escribir no son más que elementos atávicos del
romanticismo. El neoliberalismo es lo que cuenta, con un buen ordenador.
El suicidio, otro de los temas , como siempre está presente en estos ensayos de
Argenis Rodríguez; pero no es más que una idea , una obsesión que luego de
haber sido comprendida en su totalidad sirve para interpretar mejor el sentido
de la vida. Así lo predicaba Cioran
quien no recurrió a ese recurso extremo para decirle adiós al mundo. Es como si
un maratonista participara en una carrera de pocos kilómetros: lo hace sobrado
de lote. Es decir que quien piensa en el suicidio no se suicida, tal vez por
aquello que decía Maquiavelo de quien conoce el infierno, lo evita.
EL HOMBRE Y SU IMAGEN (1993)
El hombre no se diferencia de los demás. Trabaja en una compañía de seguros
o en otra parte. No tiene compañera. Fracasó en su matrimonio. Los que lo rodean,
son unos fracasados. Argenis dice: "Nuestro héroe muere de muerte natural
o asesinado, como muere tanta gente en Venezuela de nuestro tiempo".
La segunda parte de esta novela es la mujer y su imagen. Es una mujer de
provincia, sin estudios. Es bonita. Le gustan las fiestas y las parrandas. Se
casó con un político. Es feliz. El hombre la maltrataba. Elle se escapa; llega
a ser la amante de un diputado. La rodea
un ambiente lleno de sexo, crímenes y tristezas.
LA CAÍDA DE UN PRESIDENTE(1994)
Novela corta dividida en cinco partes: Técnica del golpe de Estado, El
toque de queda, al exilio Dorado, un régimen que se consolida y los Héroes y
los Mártires. Trata del derrocamiento de Rómulo Gallegos en 1948 e involucra
como actores principales, además del autor de Doña Bárbara, a importantes
personajes de la política venezolana: Marcos Pérez Jiménez, Luis Felipe Lovera
Páez, Carlos Delgado Chalbaud, Renné Hartman de Coronil, Rómulo Betancourt,
Jovito Villalba y Leonardo Ruiz Pineda. Es decir que es una historia real con
personajes reales tratada bajo el prisma de la literatura. Argenís
Rodríguez recreó a todos los personajes
adjudicándoles, a veces, atributos y cualidades novelescas como si fueran más bien gente del
cine.
El escritor hizo uso de la técnica denominada contrapunto , porque en un capítulo habla de
un personaje y en el siguiente habla de otro y luego los retoma.
Rodríguez emplea algunas ideas de
Freud: el sueño incestuoso y recurrente del presidente con su hija.
Se aprecia también cierta influencia del novelista británico Collin
Wilson. Wilson trata de profundizar en el alma del hombre violento. La novela
fue publicada en 1994.
EL ASESINATO DEL PRESIDENTE (1995)
En esta novela Argenis Rodríguez refresca la historia política de
Venezuela. El magnicidio de Carlos Delgado Chalbaud es relatado en todos sus
detalles y circunstancias. Los políticos de la época son retratados en esa hora
trágica. Hay intrigas y componendas que llevan hasta el General Marcos Pérez
Jiménez como el autor intelectual. Jóvito Villalba, Pómulo Betancourt y otros
líderes son ridiculizados. Premios y prebendas son repartidos entre hombres
mediocres pero bien ubicados en el esquema politice del momento.El relato no
esta exento del humor. La novela fue publicada por entregas en el diario La Razón.
.
.
LA VIDA NO
VALE NADA
La obra de Argenis Rodríguez es producto de sus ideas
recurrentes y obsesivas sobre el suicidio, y éste a la vez es consecuencia del
insomnio. Como Cioran pudo haber
dicho: “He comenzado a “ser yo” gracias
al insomnio, a esa catástrofe a la que le debo todo y que ha marcado tan
profundamente mi juventud. Si he percibido
ciertas cosas en este mundo, es porque tuve la suerte de no poder dormir...”
Constantemente busca una explicación para encontrarle
sentido a la vida, pero el laberinto de indagaciones conlleva a un callejón sin
salida: el suicidio. Cuando la enfermedad es del alma, hay más
dolor que si fuera del cuerpo, según Cicerón.
Todos los estudiosos, en cada época, tratan de penetrar en los secretos
que conducen al hombre a terminar con sus días por su propio deseo y con sus
propias manos, pero sucumben en la tarea.
Argenis cree como Camus, que uno se suicida porque la vida no vale la
pena vivirla; pero también piensa en otros motivos: el remordimiento, el dolor de conciencia, el
arrepentimiento luego de haber realizado una acción criminal. Otra causa puede ser la de un espíritu
libertario superior que no quiera
depender de nadie, ni siquiera de Dios, o tal vez la depresión de quien ha
descubierto la banalidad de la existencia.
Víctor Hugo decía que la carga más pesada es la de existir sin vivir.
Para Argenis, Ramos Sucre es un héroe atormentado. Un héroe que le llega a su alma. Hay empatía por lo del insomnio, las
pastillas para dormir, las lecturas constantes y la escritura críptica y
luminosa. Le fascinaba la vida del
cumanés y el reconocimiento tardío de su obra.
He allí tal vez el sentido de la vida:
pasar desapercibido en medio de estrecheces y luego resucitar por su
pluma. Nada más atractivo por la aureola
de romanticismo. José Martí lo expresó
en uno de sus versos:
Viva yo en
modestia oscura
muera en
silencio y pobreza
que ya verán mi
cabeza
por sobre mi
sepultura.
Argenis consideraba a Dostoieski como el más grande
novelista de todos los tiempos. En la
obra del escritor ruso hay de todo lo que tiene que ver con las pasiones: grandezas y bajezas humanas, pero a Argenis
le atrae más que cualquier otra cosa, los suicidios narrados por
Dostoieski: Argenis no busca la
felicidad, sino la lucha constante, y el mismo se consideraba un fracasado en
esa lucha. Los personajes de Dostoieski
son unos fracasados, unos infortunados que no hacen más que divagar sobre sus
pasos inseguros y nunca hacen algo importante por cobardía. Kirilof, el personaje de los Endemoniados,
tiene buenos argumentos para suicidarse:
“Yo sólo busco las razones por las cuales los hombres no se atreven a
matarse...”
El crimen supremo no es matar a los demás, sino matarse a
si mismo. He allí el credo de
Dostoieski: Argenis así también lo
creía, porque a los demás los mataba con
sus escritos.
El suicidio es suprema libertad, descontento, insubordinación,
fuerza de voluntad. Argenis ve estas
cualidades del suicidio en la obra de Dostoieski.
El miércoles 8 de marzo de 2000, una nota de Rubén
Wisotzki publicada en El Nacional anunciaba la infausta noticia: Argenis Rodríguez se suicidó. “Cumplió su amenaza y se quito la vida”.
Para los marxistas el problema fundamental de la
filosofía radica en la relación entre la conciencia y el ser. ¿Qué es primero? De esta respuesta emana una
serie de consecuencias: El materialismo,
el idealismo, Dios y otros conceptos
filosóficos importantes.
Para Cioran en la filosofía el hombre se hace
interrogaciones esenciales y se atormenta al no obtener respuestas
contundentes. Para Camus es
tajante: La filosofía debe responder a
una sola pregunta: ¿Vale la pena seguir
viviendo? En otras palabras, el suicidio
es la cuestión a resolver.
Solano Calles define el suicidio como “toda muerte que
resulta mediata e inmediatamente de un acto positivo o negativo efectuado por
la propia víctima a sabiendas de que habría de producirse el resultado”. La Organización Miundial de la Salud (OMS) define el acto
suicida como todo hecho por el cual un individuo se causa a si mismo una lesión
sea cual fuese el grado de intención letal.
¿Es el suicidio una solución a los problemas?
Juan Carlos Santana explica: “Por muy graves que sean los problemas ¡el
suicidio no es una opción!. No importan
lo que hayan dicho sus cultores, el dolor es parte de la vida y tenemos
herramientas suficientes para soportarlo y superarlo. Gibrán dice que el dolor es la fractura de la
concha que contiene vuestro entendimiento, y así como la dura cubierta del
fruto debe romperse para que su corazón salga a la luz del sol, así también
debéis conocer el dolor.
Sí, definitivamente, ¡La lucha es por la vida!”
De una vez por todas la muerte de Argenis Rodríguez ha
colocado el tema del suicidio en la mesa de discusión. ¿Es el suicidio un acto de suprema libertad o
un gesto de desesperanza? Hay quien cree
que es uno de los grandes males de la sociedad, junto al alcoholismo, la delincuencia y el desempleo.
Una de las tesis sobre el suicidio estipula que éste es
una enfermedad del alma, cuya propagación se debe a los medios de
comunicación. Las notas escritas, las fotografías
sugerentes servirían de ejemplo a imitar.
Las consecuencias de las informaciones detalladas son una epidemia. El suicidio es contagioso, y el medio de
contagio es la información incitante y morbosa.
Argenis decía que los suicidas le atraían, y el estudiaba sus vidas, sus
dolores, sus penas y las formas usadas para suicidarse. Ramos Sucre escribía, sufría, no dormía y
pensaba constantemente en la muerte. El
insomnio es la peor plaga que existe, decía Argenis también. Ambos presienten el final trágico.
Se suicidan 20 de 100.000 personas según la Organización Mundial
de la Salud,
hay una proporción de un suicidio consumado por 10 intentos. Argenis intento suicidarse varias veces. En dos ocasiones me confesó con lagrimas que
tenía unos deseos horribles de suicidarse.
Conversamos mucho, lo atendí como médico, le apliqué un tratamiento
inyectado, le compré unos antidepresivos y le traje bebidas para
hidratarlo. Se sentía muy mal luego de
haber ingerido mucho alcohol. Era
patético verlo llorar como un niño y quejarse con amargura de lo trágico de la vida, a la cual no encontraba sentido.. El día de su suicidio me mandó a llamar con
el poeta Oswaldo Rodríguez; pero yo estaba de viaje. Lo supe después.
Denis Langlois dijo:
“La vida es un bien demasiado precioso y sobre todo demasiado único como
para arruinarla gratuitamente. Preconizar la liberación por medio del suicidio
supone una injuria hecha a quienes se matan porque ya no tienen precisamente la
libertad de vivir, porque se encuentran en un callejón sin salida y solo pueden
salir de él, saliendo de la vida.
Ayudarles a ser libres es ante todo ayudarles a adquirir los medios de
vivir”, y luego agrega: “si uno debe
morir porque es víctima de la injusticia o de la miseria, es preferible intentar
antes unirse a uno de los grupos que luchan precisamente contra la injusticia y
la miseria”. Pero Argenis ya lo había
intentado todo, en las montañas y en la ciudad, con las armas y la pluma, como
guerrillero y como escritor. Argenis era
un romántico, un idealista y un amargado.
Se sentía solo, incomprendido, tenía que decir la verdad. Alguien tiene que decirla y elevarla hasta
sus últimas consecuencias. Una verdad,
que como siempre, nadie oía. Pero
escribe, y lee, y sus maestros son:
Holderlin, Dostoieski, Tolstoy, Emilia Bronte, Strindberg, Pio Baroja,
Nietzsche, Gongvin, Van Gogh, Rimbaud, Goethe, Kleist. Insiste en ellos, y en otros en cada uno de
sus artículos.
Argenis se murió de hambre, lo dijo Rosana Ordoñez: “hambre de afecto, hambre de comida, hambre
de intelecto. En este país, los
moribundos caminamos por las calles, como los ciegos de Saramago,
languidiciendo lentamente, ante la indiferencia de otros, tan ávidos de bienes,
cariño y conocimientos.
Argenis Rodríguez tenía hambre y por eso se murió. Solía quejarse de su indefensión, aquel
hombre de soledad extrema y talento a borbotones, que nunca dejó de trabajar y
tampoco ganó dinero. Hoy te regalaba su
último libro, mañana te mostraba su nuevo periódico, pasado aparecían sus
excelentes entrevistas en cualquier revista, a cambio de cuatro monedas. En otro país, Argenis sería un protegido de
los reyes, quienes estarían dispuestos a aceptar sus dardos con tal de
preservar su talento. Pero muchos de
quienes lo ampararon fueron después demolidos por su pluma, e incapaces de
perdonarlo”.
La sociedad con sus contradicciones es la causa de los
suicidios. Lleva al hombre al desespero,
dicen algunos. “Si el país se te opone,
que se te oponga. La lucha no concluirá
ni siquiera con tu muerte”, dice Argenis. Prefiere
meterse un balazo que transigir con la gentuza. Se siente fuera de lugar, Como Ramos Sucre cree que su obra es
grandiosa, pero soñando es un Dios, como Holderling. No se rebaja, no quiere ser un mediocre
porque no puede. La miseria no lo pone
de rodillas; decir la verdad es algo sagrado que está por encima de todo y de todos. Lo mantiene despierto el odio, el
rencor. Esos son sus motores. “No olvido a mis enemigos y tengo un
propósito: destruirlos o ser destruidos
por ellos. No hago pactos. Nunca he hecho pactos con mis enemigos. Mi gran enemigo podría ser toda la tierra
venezolana, me importa un comino. Yo
puedo ser más grande que ella, puedo hacer que esta tierra se me doblegue”.
Ese sentimiento de rabia lo mantiene en estado de
alerta. Cioran lo expresa de esta
manera: “No olvides la injuria, es uno
de los secretos del éxito, un arte que poseen sin excepción los hombres de
convicciones fuertes, pues toda convicción está constituida principalmente de
odio y, en segundo lugar solamente de amor”.
Cioran remata la idea: “El rencor
conserva; si además, uno sabe mantenerlo, cuidarlo, se evita la pereza, el
ablandamiento”. He aquí el secreto de la
vitalidad de Argenis: debe ser
despiadado con sus enemigos, debe asesinarlos a plumazo limpio. El es un resentido y esa condición la
manifiesta en todos sus escritos. La
psicoanalista Melanie Klein dice que el resentimiento es un estado crónico de
injuria narcisista, característico de los que han tenido terribles experiencias
emocionales tempranas, junto a un alto componente constitucional de agresividad y envidia.
José Roberto Duque escribió, refiriéndose a Escrito con
Odio: “Uno a uno fueron recibiendo su
respectiva carga de denuestos, no con la prosa elegante del que insulta sin
nombrar al destinatario, sino con los aspavientos furiosos y directos del mecánico o pulpero metedor de
chismes, varios personajes con nombre y apellido: allí llevaron plomo verbal Caupulican
Ovalles, Jesús Sanoja Hernández, Teodoro y Rubén Petkoff, Douglas Bravo,
Pompeyo Márquez, Ramón Bravo, Lucila Velásquez, Adriano González León y Arturo
Uslar Pietri; entre otros. Y lo más
interesante de todo es que la mayoría de los aludidos fueron sus
amigos...” Todo esto lo escribe Argenis con una gran pasión, con mucho rencor y no
quiere retractarse jamás. El oficio de
escritor es superior a todas las profesiones.
Todos los hombres de su tiempo recibieron una dosis de crítica. Rómulo Gallegos era muy formalista, Rufino
Blanco Fombona era muy racista, Mariano Picón Salas era un inculto que recurría
a mucha palabrería, Arturo Uslar Pietri un inaccesible y de Rafael Arraiz Lucía
hay que desconfiar porque anda bien vestido y con corbata. Venezuela es su enemiga, por eso Escrito con
Odio finaliza así: “Venezuela es del
cabrón, del chulo, del ladrón, del que traiciona; es de la cantidad de chulos y
cabrones, Venezuela es del cabrón, del cabrón, del cabrón...”
En la antigüedad el suicidio era tratado de
diferentes maneras. En Tebas y Chipre, los suicidas eran privados
de los honores fúnebres. En Atenas, la
mano derecha del suicida era enterrada aparte porque se le consideraba muy
poderoso y podía hacer daño a los vivos.
Un suicida como Argenis sigue siendo poderoso: Su mano derecha escribió cosas que siguen
siendo verdades, y su nombre quedó para siempre en la historia.
Argenis terminó sus días de una manera que en el mundo
antiguo hubiese sido catalogado de contradictoria: por un lado el suicidio por razones
filosóficas (y las de Argenis eran profundamente filosóficas), era justificado;
pero por otro, el suicidio por horca era
expresamente prohibido, tal vez porque pensaban que el alma quedaba
aprisionada.
El suicida Pierre Riviere, estudiado por Argenis,
consideraba a las mujeres culpables de todos los males, por eso mató a su madre
y a su hermana. Argenis creía en el
suicidio; pero no por una mujer, la cual si era necesaria para ejecutarlo en
compañía. Morir en solitario era algo
terrible.
Paul Lafargue y Laura Marx se dieron muerte inyectándose
cianuro en la vena. Marcel Sembat
dijo: “¡Los dos juntos, que hermosa
muerte! Este fin me parece soberbio y magnifico como una espléndida puesta de
sol. No he conocido nada más noble de
esta índole...”
Kleis se suicidó junto a Henritle Vogel. Argenis admiraba ese hecho y se quejaba de
que tendría su suicidio en solitario, y eso le preocupaba porque no era
romántico.
El suicidio por convicciones es anunciado con
anticipación. René Crevel, escritor
francés perteneciente a las corrientes dadistas y uno de los primeros
suurealistas, describió su muerte.
Escribió obras como “La muerte difícil” y “Detour”. En esta última, Crevel que se suicidó con gas escribe: “Una tisana sobre el fogón de gas; la ventana
bien cerrada; abro la llave; olvido la cerilla...”
Podemos afirmar que Argenis busca constantemente en su
obra la forma de su suicidio, su propio camino.
Kleis no tenía empleo fijo, no se adaptaba a nada, y angustiado buscaba
“el arte del total sacrificio a lo que se ama”. Adamov llevaba un diario íntimo y bebía
diariamente. Todos ellos son encarnación de la tragedia humana y una
muerte heroica desabría las puertas de la inmortalidad. Todos los grandes se creían muy pequeños y
así pensaba el propio Argenis. Van Gogh
se creía un inútil, Ramón Sucre se quejaba de no verle sentido a nada. A
Strindberg lo atormentaba los pensamientos.
Argenis se quejaba del insomnio porque seguir pensando sin parar nunca
era un castigo insoportable.
Pavese se suicido por una mujer y eso no lo aceptaba Argenis
porque uno se mata por el desamparo, la soledad, por honor, por falta de
comunicación, por no entender lo que lo rodea, y por miedo a la otra vida.
Séneca se mató por honor, porque teniéndolo todo no
quería ser humillado.
Nerón se mató por miedo, por miedo a responder ante la
realidad política adversa y por miedo a la propia muerte.
Sócrates y Cristo en realidad eran unos suicidas. Ambos buscaban la muerte pero querían culpar
a otros ante la historia.
Argenis leía y releía la historia, indagaba en su alma,
buscaba la originalidad para su propio fin.
Georges Navel escribió: “No me
gustan los gestos de desesperación, los gestos forzados. Me gusta el suicidio estético, el que emana
de una decisión, no de una situación.
Este es el único matiz que hago en el suicidio”. Argenis por eso quiere planificarlo todo,
pero a veces entiende que no es su hora, y debe producir más, trabajar más;
preparar su final.
En 1994 María Teresa Latouche escribió: “No obstante, Argénis Rodríguez no piensa
suicidarse por ahora. Así nos lo
comunicó la última vez que nos vimos, luego de haber declarado a la prensa que
se identificaba con los suicidas. Mi
destino por ahora, nos dice, es escribir algo que me salve para la
posteridad. No quiero morir eternamente. Quiero dejar una cosa y la otra. Quiero dejar dado mucho más de lo que me es
dejar”.
Argenis a menudo anunciaba su fin, pero otros se
suicidaron sin aviso previo. Esenin y
Maikovski, los primeros grandes poetas rusos después de la revolución bolchevique,
se suicidaron y no dejaron explicación alguna sobre su decisión. Bretón señalaba: “Sólo encuentro legítimo suicidarse en un
caso: no teniendo que lanzar al mundo
otro desafío que el deseo, no recibiendo mayor desafío que la muerte, puedo llegar
a desear la muerte”. Argenis no se
suicida antes porque piensa que aun tiene cosas por hacer.
Necesita vengarse
de los enemigos que lo persiguen como las sinfonías y los ángeles
perseguían a Schumann. Le preocupa la
edad: ¿A qué edad Napoleón ya era
grande? Debe alcanzar la gloria lo antes
posible y sabe que pagará un alto precio.
A Sócrtaes lo castigaron por decir la verdad, lo que
sentía, por ser inteligente. Por eso, el
no debe callar, no debe temer porque tiene fe, una creencia, una idea. Como en Sócrates, la riqueza de Argenis
reside en su cabeza y en su corazón.
Cree en la vida, pero aun más cree en la muerte, luego de la cual vivirá
eternamente a través de su obra, de sus libros, de sus líneas. Habrá tiempo, luego, para demostrar como Kirilof
que es libre suicidándose. Sabe como el
escritor inglés Colin Wilson que el suicida tiene su intuición, su espíritu que
está por encima de lo social, de lo psíquico.
El suicida ama la vida, y en pos de la vida se autoaniquila. Argenis se
dedica a lo suyo, es decir a escribir, a decir las verdades que hieren. Así va cerrando todas las puertas y va hacia
su propia destrucción. Creando como Van
Gogh, sin importarle nada ni nadie. En
un egoísta claro; pero un egoísta genial que desdobla su vida a través de sus
innumerables personajes como Roberto Arlt.
Argenis hará propaganda del suicidio y cumplirá su
palabra. No será como Jacques
Rigaut que odiaba al suicidio y se
disparó una bala en el corazón. Decía
que no había razones para vivir, pero tampoco para morir. Aceptar la vida es desdeñarla. La vida no vale lo suficiente como para
tomarse la molestia de quitársela.
Matarse es aceptar que hay cosas que temer, pero sin embargo se dió un
tiro.
Argenis es un convencido del suicidio y cree en esa forma
para poner fin a los días como el doctor Coeurderog podía decir: “Me suicidaré porque soy libre y no considero
la libertad una palabra vana: la
extiendo por el contrario hasta el derecho de quitarme la vida si la preveo
desgraciada para siempre”.
A la muerte de Argenis, Beatriz Sogbe escribió: “Argénis Rodríguez encarna al intelectual
abandonado, despreciado, solo, alcoholizado por las circunstancias y
terriblemente incomprendido; pocos se imaginan que detrás de ese borracho estamos
frente a uno de los escritores más prolíferos de Venezuela. Con un estilo tan personal y único que pocos
lo entienden. Pero, lo oían...”
“... Argenis Rodríguez tomó la terrible decisión de
suicidarse. Lo hizo de la manera más
terrible: a través de la horca...”
Sí, la horca es la más terrible de las formas de matarse,
por eso estaba expresamente prohibida en la antigüedad. La agonía del que se ahorca es breve, pero
espantosa. La falta de oxígeno hace los
movimientos respiratorios muy profundos y lentos, luego son muy fuertes. El tórax se ensancha como buscando
desesperadamente el aire. Se pierde el
conocimiento, hay convulsiones y secreciones por los distintos esfínteres. La respiración es caótica hasta su detención
total. Los segundos parecen siglos. La observación de la escena horrenda de los
mecanismos por llevar a la muerte a un
ahorcado dieron pie a su prohibición en el mundo antiguo, aun cuando se
aceptaba el suicidio como antídoto para resolver los problemas de la
existencia.
Con Gabriela Mistral nos preguntamos ¿Cómo quedan, señor,
durmiendo los suicidas?. Los
contemporáneos de Argenis, sabemos que tiene su lugar bien ganado en la
historia de la literatura y de que su sueño a través de su gran obra es
eterno. Cruz Rondón Galíndez lo escribió
así: “Su autoinmolación ese día fue
exprofesa pregunta sin respuesta que revolotea en mi mente. Ha muerto a los sesenta y cuatro años de edad
un portentoso escritor, un fabuloso contestatario de una sociedad podrida, un
colosal incomprendido cuyo destino fatal
había anunciado reiteradamente desde hace más de tres décadas y que todos creíamos que era solo producto
del azar y la imaginación ingeniosa y fantasiosa de una de las cumbres de las
letras venezolanas de todos los tiempos; por desgracia, Argenis cumplió su
promesa”. Luego agrega: “...Argénis Rodríguez es junto al tachirense
Pio Gil y al zuliano Alfredo Tarre Murzi (Sanin) la insuperada de grandes
panfletarios de Venezuela del siglo
veinte. Decir lo contrario es ser neonato,
orate y/o mezquino”. “Argenis no ha
muerto, Argenis es inmortal, porque su prolífica obra de más de cuarenta libros
perdurará por los siglos, no morirá jamás”.
“maestro no es sólo el que enseña, es también el creador de ideas, el
formador de opinión. Eso fue Argenis Rodríguez,
un contestatario que apasionaba al
lector más descuidado; un maestro de la palabra que se destacó por su despierta
inteligencia y la vivacidad de su genio.
Hasta sus más encarnados enemigos o adversarios literarios reconocen la
luminosidad de su talento y la gracia de su palabra impresa”.
Al morir Argenis Rodríguez no dejaba más que libros. Se negó siempre a tener propiedades; y creo
que el único trabajo que tuvo en su vida fue el que desempeñó cuando fui
presidente de la Fundación
para el Fomento de la Cultura
del Estado Guárico (FUNDACULGUA). En
Fundaculgua (en San Juan de los Morros) su horario era libre, hacía las notas
periodísticas y asesoraba en materia de publicaciones. Me llamaba frecuentemente y hablábamos del
trabajo que yo estaba haciendo con los diarios y sus libros. Para Argenis el ocio era lo más importante
para la creación, como Wood Allen tal vez, consideraba el trabajo una invasión
a la privacidad. El 20 – 6 – 96 me
escribe: Querido Doctor, vine hoy a
traer una nota. La dejé en El
Nacionalista... Me dijeron que sale el
sábado… vengo cuando lo crea necesario.
Argenis Rodríguez.
Una vez hizo planes para vivir en Valle de la Pascua. Soñaba con tomar menos,
escribir más y participar en conferencias sobre literatura. Así me lo notifica el 20 – 7 – 98: “Sr. Dr. Edgardo Malaspina. Querido Amigo, por razones que tu conoces, me
veo obligado a viajar a la
Pascua y tal vez vivir allí con mi mujer.
De todas formas en la Pascua Fundaculgua tiene mucho que hacer. Allí hay preocupación intelectual y puedo
dictar talleres y conferencias y existen
tres periódicos locales. También cuando
tu me necesites podré venir o ir a Las Mercedes. Aquí estoy solo y hay poca actividad. Espero me continúes dando la ayuda porque con
ella sobreviviré. Además que nos espera
una gran actividad política. En la Pascua pararé los tragos
que me tenían enfermo. Este viaje me
será favorable y Fundaculgua y tu nombre sonarán más por allá. Para cualquier cosa puedes llamar a
Melysendra … Desde el viernes hasta hoy
lunes, estuve en cama sin comer. La
mujer me vio en ese estado y me dijo que fuera con ella. Nos mantenemos en
contacto permanentemente. Un abrazo. Argenis Rodríguez.”
Argenis necesitaba de una entrada permanente. El sueldo de Fundaculgua le fue suspendido y
sus prestaciones no le fueron canceladas.
Todo esto sucedió con el nuevo gobierno del Edo. Guárico. Yo
postulé varias veces a Argénis Rodríguez para el premio Nacional de Literatura. Se lo merecía, además la pensión vitalicia
era de vida o muerte para él. La primera
vez lo postulé cuando estaba en Fundaculgua, la segunda vez lo hice en nombre
de la Editorial
Guárico: “San Juan de
los Morros 23 – 02 – 2000. Conac. Dirección General de Literatura. En nombre de la A.C. Editorial
Guárico me dirijo a ustedes con el objeto de postular formalmente al escritor
Argenis Rodríguez al premio Nacional de Literatura 1999. El nombre de Argenis Rodríguez no necesita
presentación, por cuanto su trayectoria literaria es suficientemente conocida
en el ámbito nacional e internacional.
Su obra, con más de cuarenta libros publicados, puede
calificarse de transcendente ya que está asignada por un halo muy
característico y peculiar, hasta el punto que puede ser identificada sin su
firma, máxima aspiración de un escritor, y peculiaridad que confirma maestría y
madurez de un estilo muy propio.
Testigos son Entre Las Breñas, Cruz de Silencio, Gritando
su Agonía, La Caída
de un Presidente, La Fiesta
del Embajador, La Soledad
del Guerrillero, Donde los Ríos se Bifurcan, Los Caminos Nocturnos, La Trágica Verdad del
Escritor, Palabras de Mujer, etc.
El reconocimiento de su importante carrera literaria, que
abarca la novelística, el cuento, y el ensayo, sería también un acto de
justicia para un autor que aun sigue produciendo en el difícil mundo de las
letras desde el tremedal de la provincia.
El estado Guárico se sentiría orgulloso y dignificado. Atentamente.
Dr. Edgardo Malaspina.”
Pero Argenis no creía en la justicia y decía que lo
odiaban mucho para concederle un premio.
El 8 de mayo de 2000, estaba yo en Puerto La Cruz, y cuando vi su foto en
El Nacional me alegré ingenuamente pensé que había sido galardonado. Era la nota mortuoria.
Sus enemigos no podían perdonarles su valentía, su osadía
de insultarlos en pleno rostro para decirles la verdad. Rafael Rattia explica: “Con los más extraños objetivos fue
inútilmente calificado nuestro gran
hombre de la literatura; desde escritor de derecha, poeta maldito,
bohemio y bebedor irredento, y algunas pajas más que no vienen al caso”.
La muerte de Argenis coloca en la palestra pública una
pregunta que siempre ha estado en los ambientes intelectuales. Lo diremos con palabras del filósofo Oscar
Reyes: “La pregunta es: ¿Esta la musa reñida con el bienestar? ¿Hay que morirse de hambre para ser combativo
y honesto? Creo que no, por supuesto
que cualquier persona sensible se
molesta al ver a un grupo de artistas e intelectuales a las puertas de la
tercera edad sin recursos. Lo que nos
enoja es su ejemplo y su doctrina... pero no es saludable para un país seguir a
tales guías perplejos. Porque si un país
se comporta como ellos, el futuro es aterrador.
Hay un prejuicio romántico que piensa, que el artista o intelectual es
un ser etéreo. Mientras más platónico,
más dedicado a la contemplación de lo inefable, mejor. La mundanidad, el dinero, las cosas, los
carros, las Laptop y las pensiones de
retiro en dólares los envilecen. Eso es
para las corrompidas mentes de otras estirpes:
ingenieros, médicos, y abogados”.
Pero Argenis afirmaba que alguien tenía que
indicar el camino a los hombres, alguien tenía que involucrarse y mostrar la verdad con el ejemplo de su vida y
de su muerte. Cada época exigió el
sacrificio de un hombre. Este hecho debería estremecer todo el género humano para
su renovación espiritual. Argenis, el estimado autor de una maravillosa
obra: Entre las Breñas, ira ahora a
estar en el duro pero sereno lecho de las piedras, desde donde podrá seguir
observando el amplio mundo de las
estrellas,” afirmó Otto Mosqueda en su nota titulada El Último Vuelo del
Aguila, y luego agrega: “Pero su nombre
y su recuerdo seguirán presente en el húmedo y bucólico vestido de los montes
de ese Guárico al cual amó con tanta devoción filial”.
En unos de los últimos artículos Argenis escribió: “Sólo me asaltaba un temor:
morir mañana, antes de haberme conocido.
(Esto lo escribió el escritor
Iranio Sadegh Hedayat y poco después se suicidó). ¿Qué llegaría a descubrir dentro de sí? ¿Fue que acaso llegó a conocerme y se
horrorizó de lo que era?
¡Mientras más te conoces más te aborrece!”
MEMORIAS ESPIRITUALES
Argenis Rodríguez
Para Edgardo Malaspina
1)
Según mi mamá, que era más fuerte que mi papá, yo nací el 27 de
noviembre de 1935 , pero no me inscribieron en ninguna Prefectura y puedo haber nacido antes o después.
2)
Pasé parte de mi infancia en Santa María de Ipire y recuerdo que iba a la laguna a buscar agua y que un
burro me tumbó y pasé varios días en
cama.
3)
Yo nunca quise a mis padres.
Quería un poco a mi abuelo Manuel que estaba encargado de un
dispensario. A la única que quise fue a
mi abuela Doña Isaítas porque me contaba cuentos y nunca alzó la mano en mi
contra. De resto mis padres, mi abuelo y
los que se decían mis tíos se cansaron de caerme a correazos.
( Como mi abuelo siempre estaba
encargado de un dispensario viví con él y con mí abuela en Calabozo , El
Rastro, Guardatinajas y de nuevo en Santa María de Ipire. Aprendí a leer por mi cuenta y por donde
pasaba me llamaban para que leyera algo.
Miren, pués , tan chiquito y ya sabe
leer.
Aprendí a leer en una Biblia y en una
Historia de Venezuela,c reo que la de Baralt y Díaz).
4)
En Calabozo, viviendo en casa de mi tío Guillermo, ví las primeras películas. Pero por cada película que veía me daban una
paliza . Mí tío Guillermo era un tipo
sádico que no se cansó de lanzarme puñetazos, patadas y correazos. A cada pela que me daba se reía y gozaba
mucho . . A mi hermano Alirio también le
pegaba, pero menos que a mí.
5)
A mi todos mis familiares me consideraban un retrasado mental y se reían
cuando se burlaban de mí y me decían que nunca sería nadie.
6)
Fui un mal estudiante porque en vez de ir a la escuela me iba al río y
porque en lugar de hacer las tareas me leía un cuento o una novela.
( Fui mal estudiante por culpa de los
maestros. Los maestros no explicaban
nada. Se concretaban a dictar las
lecciones de otros libros y lo obligaban a uno a aprenderse eso de memoria, o
al caletre).
7 )Mis tíos fueron unos grandes
oportunistas. Fueron gomescístas,
lopezcontreristas, medinistas, betancuristas, galleguianos, perezjimenistas y
de nuevo betancuristas hasta que se murieron.
Como no tengo una idea de lo que es la política no se si eso es bueno o
malo o si eso se paga en la otra vida, aunque yo nunca he creído sino en ésta
vida y me parece muy mala y miserable.
Ahora mismo a mis 61 años, he tenido
que dormir en la calle, en la casa de un amigo o prestado. También en hoteles de los que me he ido
corriendo durante las madrugadas.
8)
Cuando llegué al segundo grado lo celebré con una botella de vino La sagrada
familia y una carteríta de ron. Mi tío
Guillermo era todo lo sádico que se quiera pero yo siempre me las arreglé para
registrarle los bolsillos y robarlo, aún cuando él era el comandante de la
policía de Calabozo.
(
Hasta el carnaval de 1997 viví en un cuarto de la casa del doctor Wilmer
Becerra. Allí llevamos una vida de
lecturas, tragos y comilonas con Alí Almeida, Florentino Gamarra, Pérez Pérez y
otros periodistas. En esto el doctor
Becerra se enamoró, tiró la casa por la ventana y desapareció. De modo que yo también me fui porque me daba
grima beber solo).
9)
Que yo sepa no aprobé el sexto grado pero un día, a los trece años, me
vÍ sentado en un banco del Liceo Roscio.
Perdí el primer año por enamorarme de Flor Bello, mi profesora de
matemáticas y el segundo porque me enamoré de Alicia Fagúndez, mi profesora de
Biología. En ésta situación a los 14,
abandoné mi casa y no volví más. Yo no
iba a trabajar, como lo pretendía mi mamá, para mantenerla a ella, a mi papá, a
mis diez hermanos y a los cuatro negros que cargaban para arriba y para
abajo. Yo fuí el primero que dije: Lo
siento. No hay cama para tanta gente.
(
Estuve vagando llano adentro hasta pernoctar en una casa de indios en el
Orinoco. De allí, en un camión de cochinos, pasé por las Mercedes del Llano .
Vi a mi papá llorando porque lo habíamos abandonado y corrí, en colas, hasta
Caracas, de donde me regresé con una angina y unas fiebres malignas y diarreas
por dormir en los bancos de las plazas públicas).
10)
Me veo en Lezama de listero en una carretera y acostándome en el suelo
con una negra. Me veo en Cabruta de
gallero y acostándome con otra negra. Me
veo en Caracas trabajando en un taller de mecánico y recostando a la mujer de un chofer en el
baño. Me veo trabajando en una librería
y descubriendo que me habían metido a comunista y luchando contra una
dictadura. Yo era comunista, pero mis lecturas eran francamente anti-comunistas
y mi lucha contra la dictadura se limitaba a lanzar papeles en las calles. Una tarde cuando los ingleses y los franceses
invadieron el canal Suez, yo lancé una botella de gasolina en contra de la
Embajada francesa y la quemé. El único diario que publicó el suceso fue Ultimas
Noticias.
( Durante todo ese tiempo yo me creía
escritor y comencé a emborronar en un diario todo lo que me acontecía. En la Plaza Bolívar, sentado en un banco,
leía a Baroja, a Dostoíevski, a Toltoy, a Poe y a Emilio Zola. Estuve enamorado muchas veces y me veía como
un sol rutilante, encandilando a todas las mujeres, lo que apenas sí
resultó)
11)
A la caída de Pérez Jiménez continué siendo idiota. Cuando gana Betancourt las elecciones y Fidel
Castro llega al poder en Cuba me mandan a unas guerrillas donde no había armas,
ni comida, ni jefes. A Juan Vicente
Cabeza, el líder, la gente lo quiso fusilar para dedicarse al bandolerismo. A Ivan Darío Barreto la Guardia Nacional lo
mató dormido. Yo no sé como me salvé. De
tanto correr llegué sano y salvo a Caracas para escribir “Entre las Breñas”, un
libro que me hizo famoso y a quien le debo mis viajes a Europa, miles de
mujeres y borracheras y la miseria en que me encuentro hoy .
(Se cansaron de decirme que con ésto
de escribir me iba a morir de hambre.
Pero yo nunca lo creí. Hoy se que
me decían una gran verdad y cuando veo a alguien que se dice escritor siento lástima
por él)
12) Todo eso ha pasado y por éso entrego mis
memorias de condenado o de poeta maldito, como suelen llamarme.
13) Hoy me levanté del duro suelo donde dormí
anoche y me encaminé al Bar de Bruno donde el periodista Cardozo me brindó doce
cervezas y el almuerzo.
Me da vergueza pedir y no saber donde
dormir de nuevo.
14) Estoy sentado en una mesa del Bar y
Restaurant Guárico y me bebo una botella de ron que me brindó José Da Silva, el
dueño.
15) Como escribió Rimbaud:
- Desprendo algunas notas de mis
memorias de condenado.
(.Tenía que terminar éstas memorias
espirituales invocando a Rimbaud, uno de mis ídolos. Por su culpa fui un piojoso, un muerto de
hambre, un descarriado y un ser sin hogar, sin familia y sin protector alguno.
Pensé equivocadamente que así como Bolívar luchó por su gloria yo luchaba por mi
inmortalidad con sólo escribir una que otra nota. Todo eso ha pasado.)
EPÍLOGO
Como decía en casa del doctor Wilmer
Becerra comíamos y bebíamos. La casa se alzaba en Los Laureles ( En San Juan de
los Morros.Nota de E..M) , que en un tiempo fue sitio de paz. Ahora por el
contrario, los maleantes la habían acordonado y la robaban cada fin de
semana. Los hijos desnaturalizados se
bañaban en el tanque de agua potable, se
robaban la luz clandestinamente y se llevaban todo lo que podían. Una noche que preparábamos un sancocho en el patío . Víctor Pérez Pérez le arreó un
zapatazo por la cabeza a Orlando, el dependiente de Bruno Zarramella, dueño del
Bar y Restaurant Mi Esperanza. Orlando
reaccionó y le acomodó un linternazo en el cuello a Pérez Pérez, que cayó
desvanecido al suelo. El doctor Becerra
le estaba poniendo hielo en la cara a Víctor cuando en eso se presenta Fabiolita, la hija del flabistan, y exclamó:
-
Que vaina con mí papá, cuando no lo jode un hombre lo jode una mujer.
Y se fueron acabando las fiestas
y los sancochos que tantas falta me harían en el futuro, ya que no
ganaba nada y la mayor parte de las noches me acostaba sin comer.
REFLEXIONES Y SENTENCIAS DE
ARGENIS RODRÍGUEZ
De las obras de Argenis he extraído una serie
de frases que tienen el valor de los aforismos filosóficos o las
sentencias pronunciadas por los hombres que han alcanzado la sabiduría a
través de las muchas lecturas y las diversas y duras experiencias de la vida.
1. - Yo he andado por ahí averiguando
la vida de ciertos escritores y me he encontrado con un muro. He leído papeles,
diarios, libros y de pronto me tropiezo con el vacío. Desde allí no puedo
avanzar y me quedo en las nubes, en algo que hay que rellenar con imaginación o
mentiras- Por eso elegí la novela, el cuento o el relato para enmendarme.
2. - La misión de la literatura es la
de interpretar al hombre. Hay mucha gente que se enfurece por el yoismo o
egoísmo de los escritores o artistas en general, pero es porque esta gente no
comprende que un escritor al meterse dentro de si mismo interpreta a todos los
hombres.
3. - Los grandes escritores han
escrito para averiguarse, por conocerse o por protestar contra lo establecido.
El gran escritor lo que ha buscado es su propia destrucción ó la paz consigo
mismo. Paz y destrucción han sido siempre la misma cosa y están presentes en el
hombre.
4. - El egoísmo del artista debe ser
entendido como el mayor desprendimiento de
alguien por conocerse, darse a conocer a los demás y contribuir con ello
a que todos nos conozcamos.
5. - No hay un solo hombre en la
historia de la humanidad que conocedor del gran papel que tiene que representar
no se conozca a sí mismo como el guía, el portavoz, el creador-
6. - El hombre grande es la
encarnación de la tragedia y sólo la muerte, que lo induce a la inmortalidad,
lo aplaca y le da descanso.
7. - La inmortalidad se conquista
sembrando odio y envidia.
8. - Yo nací para ser el hombre más
grande de este país.
9. - No soy ni malo ni bueno.
10. - Mi grandeza reside en hablar de
mi bajeza,
11. - El escribir debe ser un acto de
sinceridad. Hay que decirlo todo como uno
lo ve, como uno lo piensa, como uno
lo siente a riesgo de caer en las injusticias.
12. - Creí encontrar la verdad en los
locos y en los suicidas.
13. - Si yo no me hubiera puesto a
escribir no tendría la mala fama que tengo.
14. - Las mujeres aman mucho a los
fanfarrones, a los tristes y a los que sufren.
15. - Uno puede hacerse grande desde
el rincón más pequeño. El mundo no esta reservado para los que nacen en las
grandes potencias; lo es para todos.
16. - A uno lo odiarán bastante. Eso
esta bien. Lo que está mal es que no lo odien a uno.
17. - Cuando no se puede vengar en
vida se venga en la creación o en la imaginación.
18.- Meville escribió: "Oh,
solitaria muerte de una vida solitaria. Ahora siento
que mi mayor grandeza radica
precisamente en mi mayor aflicción".
¿Qué otra cosa se puede decir después
de esas palabras?. A mí no me queda más que la estupefacción y el silencio.
19. - He visto triunfar a tanta gente
al mismo tiempo que me he visto hundir a mi mismo y por eso repito con Lowry
que lo único que hago es contemplar mi propia caída.
20.- Para mí todo artista o todo
escritor es un pobre diablo.
21.- Tengo que confiar más en mi
imaginación y sacarlo todo de allí.
22. - Economía en la expresión.
23. - No rellenar las cosas para
hacerlas más largas. Al contrario.
24. - La gente se ahoga en un vaso de
agua. Pero hay otra más estúpida que se ahoga con su propia saliva
25. - Una persona sola es un ser
desgraciado.
26. - Por encima de todo a quien más
miedo le he tenido es a mí mismo, a mis impulsos, a mis depresiones.
27. - Los países son gracias a un
loco- A un tipo irreductible y difícil de atar. Los países existen gracias a la
imaginación, la poesía y la locura. Lo demás es paja.
28. - Nadie jamás ha alcanzado lo que
ha querido.
29. - "Sólo me asalta un temor:
morir mañana, antes de haberme conocido".Eso lo escribió el escritor
iranio Sadegh Heyadet y poco después se suicidó. ¿Qué llegaría a descubrir
dentro de sí?. ¿Fue que acaso llegó a conocerse y se horrorizó de lo que era?.
¡Mientras más te conoces, más te aborreces!
30. - En el arte de escribir no
existen reglas. Las reglas, como la técnica, se las inventa el mismo escritor a
medida que trabaja.
31. - La moral es la primera enemiga
de los escritores.
32. - La cultura está en todas
partes, por encima de todos.
33. - La moral es para los políticos
que si no son ladrones son pura paja.
34. - Es Dostoievski, sin duda alguna
el novelista de los desgraciados. ¿Quién no lo es en esta tierra?.
35. - En realidad un escritor o
cualquier artista es muy sensible a todo lo que lo rodea. También sufre mucho
en su mundo interior.
36. - Todo hombre de letras que se
precie hablará siempre de sí mismo y hablará con odio y con rencor; con cinismo
y con pesimismo; con dureza y con un estado de ánimo rayano en la desesperación
y la muerte.
37. - La literatura es para registrar
el mal y registrar con odio, con rencor y con furia.
38. - Toda la literatura está
inspirada en la destrucción y en la tormenta de los hombres-
39. - Los nuevos escritores han
reaccionado contra el boom y ahora se inspiran más en el minimalismo americano.
En cuentos sumamente cortos que lo condensan todo en dos o cuatro líneas.
40. - Para Baudelaire la inspiración
no existía. Goethe dijo que el genio es una larga paciencia; y Baudelaire, tal
vez pensando en esas palabras, escribió:"Decididamente, la inspiración es
la hermana del trabajo diario".
41. - Al suicidio no se le ha
encontrado explicación. Filósofos, novelistas, cuentistas, científicos se han
ocupado del caso y no han llegado a ninguna conclusión-
42. - El cuento junto con la poesía
son los géneros más viejos de la literatura.
43. - Todo lo mío, no se porque
razón, es amargo.
44. - Yo he procurado ser amable,
condescendiente y comprensivo, pero en cuanto me siento a escribir me
transformo y no transijo.
45. - Yo escribo como si me pusiera
un revólver en la sien o como si me bebiera, sorbo a sorbo, un trago de veneno.
46. - Yo me considero un romántico y
creo con los grandes idealistas alemanes que el artista tiene su centro en si
mismo.
47. - La mejor prueba de mi pureza y
de mi integridad es mi pobreza.
48. - Para hablar contra mí piensen
en mi.
49. - Hay que escribir contra el
idioma. Se debe escribir contra el idioma- Se debe escribir a pesar del idioma.
50. Hacerse enemigos, esa es mi
habilidad.
51. La manera más fácil de hacerse
temer es hacerse respetar, hacerse conocer.
52. El escritor no debe tener amigos
para no alienar su verdad.
53. Si no se lee lo grande se pierde
el tiempo. No, todo el mundo no puede ser escritor.
54. No se debe hacer planes o croquis
sobre lo que se piensa escribir. Eso mataría, en el huevo el sentido de la
creación.
55. Es un error ponerse a competir
con la gente: uno no nace para competir sino para vivir.
56. La literatura es algo grandioso
para utilizarla en buscar provechos.
57. He leído demasiado y he escrito
bastante para sacrificar todo eso en un trabajo de horarios, eso una esclavitud.
58. La novela es un sueño.
59. El comprender nos hace pesimistas
y el perdonar nos vuelve cobardes.
60. Las lecturas influyen en mí y me
enferman.
61. La audacia puede conducir a
errores. La cobardía puede conducir a
frustraciones.
62. Soy violento, furibundo y me
descargo un poco escribiendo.
63. El escritor es un ser solitario y
heroico que no puede tener amigos ni allegados para no comprometerse su verdad.
64. Aquí nadie quiere presentarse
ruin que es como se presentan los verdaderos escritores. Aquí nadie da nada de
si por el temor de exponerse.
65. Los hombres nos dividimos en
enfermos, desesperados o angustiados o ruines indefensos, tontos, violentos,
cobardes o indiferentes. No existe término medio.
66. Estoy solo pero fuerte porque
confío en mí, en lo que digo y en lo que escribo.
67. Una de las grandes cosas que he
descubierto es que puedo vivir con bien poco y que por esa razón dispongo de
todo mi tiempo para consagrarme a lo mío.
68. Yo no cometo errores: no busco
esa vanidad que es el poder.
69. Uno no vino a este mundo sino a
hacer lo que piensa que debe hacer.
70. El mayor delito que un hombre
puede cometer en éste mundo es el de decir o escribir lo que cree, lo que
piensa, lo que siente.
71. Tengo la impresión de que un día
salí de mi casa, he tratado de regresar y no he encontrado el camino que me
devuelva a ella
72. Soy polémico porque no hago
concesiones.
73. Escribir sobre lo que se piensa o
se siente sin ataduras de ninguna clase es una
incomodidad para los demás-
74. Cómo mete miedo un hombre que en
todo momento amenaza con decir la verdad; la gente tiene miedo de vivir tal
cual es.
75. La gente viene a este mundo con
el afán de evadirse.
76. Nadie quiere ser él y mucho menos
verse como en realidad es.
77. Los más sinceros son los que
llegan a las peores bajezas.
78. La complacencia mata al escritor,
al creador, al pensador, al artista. Uno no debe ser complaciente ni con las
mujeres.
79. ¿Qué hace un hombre acorralado
por sus enemigos y fuerzas que desconoce? Suicidarse, es la respuesta.
80. El hombre tiene una capacidad
ilimitada de sufrimiento. Todo puede ser soportado por el hombre. Ahí radica el
infierno.
81. Tanto el miedo como el horror
podrán evadirse, pero no el odio.
82. Mi mal es la desconfianza que
siento por todo aquel que está a mi lado.
83. ¿Sabe por qué pienso en el
suicidio? Por una falta de creencia en todo. Si, oiga, desconfío de las mujeres
y de las ideologías.
84. La ideología es una condenada
máscara para engañar también.
85. Yo no insulto. Yo digo verdades.
Las verdades suelen sonar a insultos.
86. El suicidio es el gran remedio de
los desesperados.
87. Uno sufre y no quiere creer que
es el único que sufre o que ha sufrido.
88. A mi lo que me hace vivir es la
injusticia.
89. La naturaleza fue injusta con los
de mi generación. A mí me dio todo el talento y a los demás apenas si
colocaciones en universidades y en cargos públicos.
90.
¿Servirá la escritura para hacer revivir a los hombres? A veces dudo.
91. Busco consuelo, no en la
desgracia de los otros como antes, sino en la sabiduría de los otros.
92. Sólo los que sufren tiene alma y
el sufrimiento conduce a la inmortalidad.
93. Comprendí la inutilidad de todo
lo que hacemos y ansiamos en esta vida y me
llené de una angustia que me hizo
maldecir y aborrecerlo todo.
94. Uno debe lanzarse en el caos más
absoluto y abominable para poder llegar a
lo supremo.
95. No creo en la inmortalidad.
96. Más extraordinario que ser hombre
a secas es ser hombre con decisión.
97. En la tragedia está la
integridad. Nadie que no sea trágico no es íntegro.
98. El hombre de vida fácil, sin
angustias, pasiones o peligros que sortear no es un trágico y no llega columbrar
la verdadera catástrofe que es el alma.
99. Los atormentados y los apacibles
son iguales en tanto que se averiguan.
100. Las causas con respecto al
suicidio no existen. El suicidio es una
enfermedad.
101. La obra de arte solo tiene
significación cuando se la ejecuta. Después que se la ejecuta, el autor, que
fue instrumento, no tendrá nada que ver con ella y su obra de arte empezará su
vida por cuenta propia sin tener nada que ver con el autor.
102. El creador de arte
verdaderamente sensible se cree un inútil.
103. Los creadores que conocen el
destino trágico de los demás quisieran acercarse a las profundidades para
morir, no para vivir.
104. El optimismo en literatura y en
el arte es un engaño. No hay grandes artistas optimistas.
105. Mientras más grande es el
artista más dramático lo ve todo y más inutilidad ve en todo.
106. Un hombre no puede vivir sin
cometer locuras.
107. Uno debe predicar con el
ejemplo.
108. Ningún genio es tranquilo.
Ningún genio tiene paz consigo mismo. Un genio es un hombre maldito.
109. El hombre harto no piensa. Pero
el que piensa debe procurar hartar al otro...para que no piense. Para gobernar
y dominar hay que impedir que los demás piensen y lo mejor es dominar por medio
del hartazgo.
110. Yo me arriesgo siempre.
111. La verdad solo parece
encontrarse dentro de la desesperación, la soledad y la angustia de cada cual.
112. Sin soledad no se hace obra
sincera.
113. Me horroriza la comodidad.
114. Sino hay caos no hay creación.
115. Pienso en el mañana y no se por
qué. El mañana es tan engañoso como el ayer.
116. Hay que pelear para ser temido
y respetado.
117. La gente que se sabe incapaz de
un sacrificio admira al que siempre lo sacrifica todo.
118. El que una vez vivió
peligrosamente, vivirá después cuidadosamente.
119. La única manera de ser sincero
es encontrándose solo.
120. Yo ni soy previsivo ni tengo
acciones y odio a los buscadores de oro.
121. Los poetas venezolanos en vez de
llevar el desorden en los sentidos como predicaba Rimbaud llevan el desorden en
el estómago. De ahí que como dice Julio Garmendia, no escriban sino libros que
debieran titularse "Lo que el vientre se llevó".
122. Yo se cultivar muy bien el arte
de hacerme enemigos y no me arrepiento.
123. Me entusiasmo conmigo mismo y me
digo que si a algún hombre admiro en
mí país es a mi mismo-
124. Mi fuerza me levantará, pero
también me destruirá.
125. Aquí no vale la nobleza. Aquí
ser hombre es ser grosero, macho, bruto, vivo, oportunista.
126. Yo he querido ser un místico.
Pero pienso que para llegar a ser un místico lo primero que hay que hacer es
dominar la carne, que es lo más difícil de dominar.
127. Ningún hombre se realiza
plenamente. Dicen que la grandeza del hombre no está en realizarse plenamente
sino en dejar atisbos que hablan del esfuerzo que hizo.
128. Vivir para escribir.
129. Me labré mi fama pero también mi
propia destrucción.
130. Para uno poder vivir en paz
tiene que vivir aislado para no soportar tantas idioteces.
131. En la soledad no nos queda otra
cosa que inventar. Si llegas a una nueva población te imaginas hasta las
personas que ves o que puedes tratar. Tal vez la imaginación de en el clavo sin
hablar con nadie.
132. Siempre me he jugado el pellejo
con mis escritos.
133. Tal vez vivo por mi audacia, por
mi condición de suicida en potencia.
134. Cuando los ateos venezolanos
avizoran la muerte llaman a un cura y se confiesan.
135. Para llegar a tener una visión
como la que he obtenido he pagado un precio muy alto. Me he sumergido en la
miseria.
136. En una gran novela debe
prevalecer la maldad. La indiferencia. El crimen. El amor como una cosa de
traición. Los celos como engaños.
137. La mujer es perversa. El hombre
es cínico, corrupto, capaz de asesinar por nada. El bien no existe. Manda el
demonio.
138. El dolor prueba al hombre fuerte.
139. Los celos matan.
140. El amor es pasajero.
141. El odio es eterno.
142. Dios no existe. Es estúpido
pretender que existe un Dios.
143. Yo soy como Cristo: Vine a
juzgar a los vivos y a los muertos.
144. Parece que Dios dijo: Cuando se
cierra una puerta se abre otra. Pero al parecer a mi se me han cerrado todas
las puertas y no se me ha abierto ninguna.
145. La grandeza del hombre reside en
aguantarse, dominar sus instintos, en dominar sus pasiones y luego, de forma
inmediata, olvidar.
146. El artista debe jugar con las
pasiones y los instintos. Conocerlos
profundamente y contarlos tal como son.
147. Hasta los escritores piensan con
el estómago.
148. A veces pienso que hay hombres
que no mueren hasta que no cumplan con su labor en la tierra-
149. En la novela hay que pensar con
la propia cabeza, inventar nuevos derroteros, estudiar, ver la calle, la gente,
conocer a todo el mundo y sufrir uno mismo sus propias pasiones, vicios,
enfermedades y no desmayar nunca.
150. El líder es necesario. El líder
debe ser creído y nunca discutido ni puesto en tela de juicio.
151. Me gustaría morir heroicamente.
152. Aquí cuando se enteran que una
persona tiene talento lo incluyen en una lista negra. No le dan trabajo, le
cierran todas las puertas, lo aíslan. Cuando mueren la alegría es inmensa- Este
país jamás podrá salir de abajo.
153. Cuando se te cierran todas las
puertas pelea como un tigre. No tengas
contemplación con nadie. Ataca a
todos por igual.
154. Esto de escribir es una
esclavitud.
155. Yo el mayor defecto que veo en
los jóvenes que empiezan a escribir es la
falta total de cultura y lectura.
156. Cuando yo muera van a inscribir
en mi tumba: tendremos el mal justo y encima la maldición de recordarlo por los
siglos de los siglos.
157. Uno como ser humano que ha
estudiaba y conoce a los hombres, no puede esperar nada bueno, ni imparcial.
158. La literatura es una cosa
individual de cada quien. Esta es una cosa de solitarios, de espíritus afines.
No hay que esperar nada de los profesores de literatura. Esos no saben nada.
Esos tipos leen historia de la literatura, pero no las obras en si. Los
profesores hablan del Quijote, pero no han leído el Quijote.
159. Me he convertido en un hombre
indiferente a cualquier cosa que no tenga que ver conmigo o con mis ambiciones.
160. ...No he vivido, sino que he
leído...
161. Ya veo el lado malo de las cosas
porque creo que el hombre tiene más vicios
que virtudes...
162. Debo escribir menos y trabajar
más cada línea que escriba.
163. Debo ser más sincero, más
directo y más sencillo. Yo quiero que me entiendan.
164. Sé que quedaré por una sola obra
o por una página. Seré grande por una frase.
165. Tengo que vivir un poco y evitar
las propiedades.
166. El sexo es más fuerte que el
amor. El amor no existe, lo que existe es el sexo. El sexo es la vida, el amor,
la muerte.
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DE ARGENIS RODRIGUEZ CONSULTADAS:
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1965.
- Entre las
breñas. Ediciones Picazo. Barcelona. España.1970.
-Gritando
su agonía. Tipografía Migaza. Barcelona. España. 1970.
-Los
caminos nocturnos. Editorial Arte. Caracas.1973.
-Obras
escogidas de Argenis Rodríguez. Editorial Fuentes. S.R.L. Caracas.1974.
- El muchacho,
el viejo y la vaca.. San Juan de los Morros. Venezuela. 1976.
-Escrito
con odio. Ediciones de la revista Zeta. Caracas. 1978.
-El Angel
del pozo sin fondo. Editorial Domingo Fuentes y Asociados. Caracas.1984.
-Como
hierba es el pueblo. Talleres Gráficos
Universitarios. Mérida. Venezuela. 1988.
-El juicio
final. Editorial Fuentes. Caracas. 1990.
-Febrero.
Editorial Fuentes. Caracas. 1990.
-Cruz de
silencio. Ediciones Centauro. Caracas. 1990.
-La trágica
verdad del escritor. Editorial Miros. C.A. Caracas. 1991
-El hombre
y su imagen . Talleres Gráficos
Universitarios. Mérida. Venezuela. 1993.
-La caída
de un presidente. Miguel Angel García e hijo. CARACAS. 1994.
-Para
conocer a Francisco Lazo Martí.EdicionesFundaculgua.Miguel Angel Garcia e Hijo.
Caracas. 1996.
-La soledad
del guerrillero.Ediciones Fundaculgua. San Juan de los Moríos.1997.
-Palabras
de mujer. Ediciones Fundaculgua. Tipografía Principios. Caracas. 1998.
-Relajo con
energía. Editorial Dusa. Caracas. S.F.
OTRAS FUENTES:
Carta de
Argenis Rodríguez a Edgardo Malaspina. SJM. 20.06.1996.
Carta de
Argenis Rodríguez a Edgardo Malaspina. SJM. 20.07.1998.
Conversaciones
del autor con el escritor Argenis Rodríguez.
Conversaciones
del autor con los hermanos de Argenis Rodríguez: Adolfo, Felipe y Francisco.
Entrevista
del autor a Argenis Rodríguez.SJM. 29.03.1998.