ESCRITO CON ODIO
(1977)
Edgardo Malaspina
A Domingo Alberto Rangel le
oí decir que el escritor no sabe el destino de sus libros, los caminos que
siguen una obra; y las manos por donde pasan no se pueden ni siquiera
suponer. Paseando en Caracas por la
avenida Urdaneta, en uno de esos tarantines de libros viejos encuentro, por
doscientos bolívares, un ejemplar de Escrito con Odio, destartalado,
remendado. “Escrito con Odio” es el
tercer tomo de memorias de Argenis Rodríguez y en el quiere abarcar una historia íntima y el acontecer Venezolano
desde 1965 hasta 1975.
Inmediatamente, leyendo este libro de Rodríguez, recuerdo una nota de Ruben Wisotzki en El Nacional: “ La vida es maravillosa, toda vida es maravillosa, todos (aún en la mayor de las pesadumbres), tenemos una vida maravillosa. Pero no todos sabemos contarla. El transmitir a los demás lo que ha sido o es una vida, es tarea que pocos, muy pocos, saben llevar a buen puesto”.
Precisamente Argenis sabe narrar su
vida, su tragedia. Sin ser la peor, la
más sufrida de las vidas es una de las mejores contadas. La verdad surge cruda, violenta, desnuda, sin
ambigüedades. No hay treguas,
miramientos ni remordimientos. La
escritura esta realizada bajo la óptica de André Gide quien dijo una vez: “Con hermosos sentimientos no se hace sino
mala literatura. No hay arte que no
surja sin ayuda del demonio”.
El libro puede dividirse en dos
partes. En la primera arremete contra
sus enemigos, reales o imaginarios, tanto políticos como literarios. Mientras que en la segunda la batalla es más
personal, más íntima: su familia y el
entorno laboral.
Todos hemos sido ofendidos,
humillados; pero no todos hemos tratado de vengarnos. La obra literaria de Argenis Rodríguez, en lo
fundamental, tiene como base, el deseo de venganza, demostrar que él es
superior a sus enemigos en cualquier terreno:
en el espiritual y en el escritural.
Cada vez cuando habla sobre estudios
sistemáticos, ya sea en liceos o Universidades, demuestra que tiene mayores
conocimientos que cualquier licenciado o abogado, etc. En el fondo hay resentimiento, odio y un
complejo de inferioridad por no haber nunca terminado una carrera
universitaria. Esto se entiende, porque
aunque aceptamos que el título de escritor es superior a cualquier otro; es el
diploma universitario el que al fin y al cabo sirve para establecer las
relaciones burocráticas entre los hombres; y la vida de Argenis así lo
demuestra. Todos los enemigos a los que
atacó estuvieron en mejores condiciones económicas que él.
La definición que da Rodríguez de la Izquierda y de los
partidos comunistas es muy acertada:
siempre se entendieron con el enemigo mejor que con los camaradas y
todos terminaron con la derecha, renegando del marxismo. Lo que dijo en Entre las Breñas y en Escrito
con Odio se cumplió en su totalidad:
esos grandes dirigentes guerrilleros llegaron a ocupar altos cargos
gubernamentales luego de haber girado en 180º en sus concepciones ideológicas.
A lo largo del relato se puede
apreciar el carácter de Argenis. Aunque
para conocerlo basta con leer una de esas revistas donde se explica
detalladamente la personalidad según el horóscopo: él es un sagitariano tal cual lo describen la
mayoría de esas publicaciones. El es
exageradamente yoista, extremadamente egocentrista: sacrificó su familia por la literatura. En una parte dice: “me había casado con una mujer que me había
ofrecido villas y castillos y lo que estaba haciendo era hundirme en la
inestabilidad y en la intranquilidad”.
¡Por Dios! Eso lo pudo decir una mujer o un hombre extremadamente
egoísta.
Escrito con Odio es una obra como
todas las de Rodríguez realizada con mucha valentía: hay que tener mucha convicción y valor para
decir toda la verdad a sabiendas de que se cerraran todas las puertas.
Rodríguez sabía que se encaminaba hacia la miseria y no le importaba nada, ni
su futuro, ni el de sus hijos.
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